La sombra de las armas nucleares se cierne sobre Ucrania tras el avance de sus tropas
La guerra en Ucrania se recrudece ahora que Rusia ha burlado cualquier línea que divide fronteras y ha anexionado ilegalmente a varias regiones de Ucrania. Vladímir Putin firmó la anexión ilegal el pasado viernes, pero en una movida inesperada, el Ejército ucraniano logró expulsar a las fuerzas rusa de Liman, una provincia importante de la recién anexionada región de Donetsk.
La movida de Kiev deja en una posición de debilidad a Putin, un lugar y una situación con la que el mandatario no debe sentirse muy cómodo. Con la guerra el líder ruso buscaba demostrar la superioridad de su país, pero a más de seis meses del inicio de la invasión, Putin no ha conseguido conquistar Kiev, mientras, las fuerzas ucranianas logran reconquistar muchas zonas anteriormente tomadas a la fuerza por los rusos.
La persistencia de Ucrania ha puesto al límite a Rusia. Putin no solo ha reconocido que han tenido que recalcular sus movimientos, también ha tenido que echar mano sobre 300.000 reservistas para obligarles a ir a la guerra ante la necesidad de más soldados y por último, ha aumentando la retórica sobre las armas nucleares.
“Es la escalada más seria desde que empezó el conflicto”, alertó Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. Tras la anexión ilegal de los territorios ucranianos, Putin espera la llegada del invierno, una época más complicada para las tropas de ambos bandos. A la espera de reunificar sus fuerzas enviando más soldados, aunque menos preparados, Putin ha continuando lanzando un discurso más incendiario contra Occidente. Sus palabras no solo están llenas de veneno contra Europa o EE UU, también apunta a reforzar el ultranacionalismo como medida para contener el descontento dentro de sus propias filas.
Hasta ahora, la palanca nuclear es la apuesta más peligrosa de parte de Rusia. El Kremlin ha dejado claro que ahora que han anexionado las regiones ucranias de Jersón, Zaporiyia, Lugansk y Donetsk, un ataque contra cualquiera de esos territorios sería considerado como un ataque contra Rusia.
Las reacciones de Rusia estarán medidas por las acciones del Ejército ucraniano, pero también el descontento en Rusia por la movilización de los reservistas, el embiste económico por las sanciones, la escala de ataques contra civiles o incluso los sabotajes, como el que actualmente se investiga en el mar Báltico sobre los gasoductos que conectan a Rusia y Europa. Ningún país ha apoyado las anexiones ilegales de Putin, incluso sus aliados más próximos se han quedado en silencio, y hablamos de China, Kazajistán o Serbia, que parecen ya cansados de la retórica rusa.
El invierno se acerca y la guerra será más complicada. De pronto, el uso de armas nucleares sigue siendo una amenaza, un chantaje por parte de Putin, el detalle está en saber cuándo el líder se cansará de hablar y pasará a la acción. @mundiario