El PP pacta por primera vez el gobierno de las instituciones con la ultraderecha

Un hombre con una camiseta de Vox. / SevillaInfo
Un hombre con una camiseta de Vox. / SevillaInfo
Carlos Pollán, presidente de las Cortes de Castilla y León, coloca Vox en el mapa institucional de España.
El PP pacta por primera vez el gobierno de las instituciones con la ultraderecha

El PP pacta por primera vez el gobierno de las instituciones con la ultraderecha y Carlos Pollán, presidente de las Cortes de Castilla y León, coloca Vox en el mapa institucional de España. La relación con la ultraderecha podría ser lo más duro que le espera a Alberto Núñez Feijóo al frente del PP, aunque no lo único.

"Primero habrá de hacerse con las riendas del partido y, si quiere honrar las expectativas que ha creado, enhebrar un claro discurso de derecha europea centrada y acorde a los tiempos. Pero en esto último es donde entra de lleno su relación con Vox. Lo quiera o no, su espectro rondará siempre todos y cada uno de los pasos que vaya emprendiendo. Por eso mismo, urge que su partido sepa a qué se está enfrentando y, a partir de ahí, elabore la estrategia adecuada", comenta el profesor universitario y politólogo Fernando Vallespín en El País.

Lo cierto es que Vox ya tiene peso institucional. El de las Cortes de Castilla y León. Carlos Pollán, procurador de la formación que lidera Santiago Abascal por León es el nuevo presidente del parlamento de Castilla y León, puesto que el Partido Popular de Alfonso Fernández Mañueco ha cedido a Vox minutos antes de conformarse las Cortes. Es más, los populares conceden a la extrema derecha la vicepresidencia del Gobierno de Castilla y León, tres consejerías y la presidencia de las Cortes.

Hay, según Vallespín, una idea bien asentada en la conciencia del PP: en realidad, los votos a Vox son votos del PP descarriados. Abarcarían los de quienes en un determinado momento, a partir de la crisis catalana, sobre todo, se sintieron frustrados con la política pragmática, “indolente” e incluso apaciguadora de Rajoy, la reacción de su electorado más nacionalista y radical ante el auge del independentismo y la izquierda identitaria.

El periodista y editor de MUNDIARIO José Luis Gómez sostiene que Feijóo no le meterá el dedo en el ojo a nadie. Tampoco a Vox. "Él sabe eludir la extrema derecha, no por la vía de parecerse al fascismo populista, sino por la de ponerse en valor y diferenciarse. En ese sentido es algo altanero, pero lo disimula", comenta este analista. En su opinión, el problema de Feijóo no será la dialéctica con Vox ni con el nacionalismo –sabe torear en esas plazas–, menos aún Ciudadanos, del que siempre pasó. Su gran problema –y objetivo– será Pedro Sánchez, porque los dos se van a dirigir a un amplio grupo de gente situada en la centralidad política de España.

"Su estrategia podría no ser muy distinta de la siguiente: 1) recuperar votos en Cataluña, tendiendo la mano, al estilo de Pedro Sánchez, pero sin que se la cojan, 2) eludir a Vox con una elegancia trufada de cierto desdén, y 3) ir a por votos del PSOE en el centro e incluso en el centro-izquierda. Lo hizo en Galicia y no será el primero que haga cosas así en España", concluye José Luis Gómez. @mundiario

Inquietud en el Partido Popular Europeo, donde Casado se desmarcó de Vox

El líder del Partido Popular Europeo y expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, calificó este jueves de “capitulación” los acuerdos del PP con Vox en Castilla y León. “Para mí es una triste sorpresa”, dijo Tusk en una rueda de prensa al final de una cumbre de líderes del PPE en París. “A fin de cuentas es una capitulación. Espero que sea solo un incidente o una accidente y no una tendencia en la política española”, añadió.

En la reunión a puerta cerrada, el presidente saliente del PP, Pablo Casado, explicó que él había evitado, durante su mandato, los gobiernos de coalición con la extrema derecha, según filtraron Tusk y otros dirigentes presentes. @mundiario

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