Victoria pírrica del Partido Popular y fracaso de Pablo Casado en Castilla y León

Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado en campaña. / @PopularesCyL
Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado en campaña. / @PopularesCyL

Los resultados no alteran el mapa político estatal y quedan lejos de las previsiones del PP y del PSOE. Vox sigue su ascenso imparable y marca la agenda futura.

Victoria pírrica del Partido Popular y fracaso de Pablo Casado en Castilla y León

Ni los pronósticos poco creíbles del CIS en favor del cambio de ciclo político en la autonomía castellano-leonesa, ni las especulaciones gratuitas de la dirección estatal del PP, obnubilada por el éxito de Ayuso en Madrid, se han visto refrendadas por las urnas. Desde hace 35 años, en la comunidad dirigida desde Valladolid, manda el PP, sólo o en coalición. Donde antes el socio era Ciudadanos ahora será Vox, un cambio muy relevante en la orientación de muchas políticas sectoriales. El PSOE retrocede mientras las candidaturas provincialistas, que ya estaban presentes anteriormente, incrementan sus escaños a costa de los socialistas. Una tendencia preocupante en cualquier caso.

Tras una campaña absurda, elevando a problema principal la ganadería cuando la región tiene un grado de industrialización basado en la automoción que supera la media nacional, la continuidad política es manifiesta. La campaña nos ha permitido ver a los principales dirigentes con disfraz campestre y haciendo las consabidas promesas al sector. Subrayemos que en esta ocasión casi todas las encuestas acertaron en sus pronósticos, con la excepción de la agencia gubernamental sostenida con impuestos.

El PP quiso creer que sería replicable una victoria rotunda al estilo de Díaz Ayuso, pero ni Mañueco se parece en nada a su homóloga madrileña ni las condiciones de partida eran parecidas. Recordemos que durante los dos últimos años y de forma muy acentuada durante la pandemia, la presidenta madrileña trató y debemos reconocer que logró transformarse en alternativa al Gobierno estatal. Una desigual confrontación que sorprendentemente fue aceptada por el Ejecutivo estatal. Una pésima elección de candidatos de la izquierda con la excepción de Mónica García en nombre de Más Madrid, ayudó al desastre. Del lado del PP influyó una hábil elección del campo de juego, del espacio público del debate, contraponiendo la libertad de horarios, la menor presión fiscal y un cierto estilo si no populista al menos populachero, frente a una izquierda sobrada de adjetivos y escasa de ideas.

Nada de lo anterior aconteció en Castilla-León. El Psoe presentaba a un candidato sólido y curtido en la oposición frente a un Presidente popular de nulo carisma, escasa capacidad de comunicación y lastrado por una larga carrera en diferentes puestos: Alcalde de Salamanca, Presidente de la  Diputación, Consejero y Presidente autonómico. Difícil ilusionar cuando se llevan muchos años al frente de las instituciones que siempre ha gobernado el mismo partido. Por otra parte las razones de la convocatoria electoral nunca han estado claras. Es posible que Ciudadanos estuviese preparando una operación como la de Murcia pero no se ha explicado bien, habiendo quedado la imagen de subordinación a los intereses estratégicos del cuartel general del PP en Madrid. El resultado es preocupante para Casado pues prácticamente no han mejorado en votos.

La única noticia real de las elecciones de ayer es el ascenso fulgurante de Vox que triplica votos y multiplica por trece su único escaño anterior. Es evidente que se está nutriendo de los descontentos de toda laya y de un planteamiento de la realidad social tan simplista como eficaz, frente al cual la política parlamentaria del bloquismo lejos de frenarlo le aporta gasolina. Mientras el debate político siga por los derroteros actuales de simplismo, descalificación y huida de cualquier análisis inteligente, Vox ganará espacio porque lo hace mejor, con más credibilidad. Sin perder tiempo, Abascal ha reclamado la Vicepresidencia autonómica para su candidato.

El resto de los resultados son pinceladas de color. Las candidaturas provincialistas tenían dos escaños y ahora tienen siete, en gran medida por la ley electoral que les ofrece una prima. Ciudadanos tenía doce y se queda con uno y Unidas Podemos se queda con uno. El efecto Yolanda Díaz está por estrenarse pero la decadencia de ese espacio se viene constatando enlas últimas elecciones.

Con los resultados anteriores nada cambia en la política estatal. El Gobierno obtiene un resultado aceptable aunque el CIS quede descalificado, una vez más. El PP sigue lejos de obtener un vuelco electoral pero la alianza con Vox se vuelve tan imprescindible como peligrosa para sus propios intereses. La próxima convocatoria electoral será en Andalucía donde las encuestas ofrecen resultados parecidos a los de ayer. Una vez más evidenciando que los ciudadanos distinguen perfectamente el sentido de cada convocatoria electoral. Por el contrario las direcciones de los partidos intentan situarlas todas en el mismo plano lo que les lleva al autoengaño como ayer se ha comprobado. @mundiario

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