La ministra de Salud Joselyn Chacón, en su propio laberinto

Ministra de Salud, Joselyn Chacón. / RR SS
La ministra de Salud de Costa Rica, Joselyn Chacón. / RR SS

Fue muy deficiente en sus declaraciones de la comparecencia parlamentaria y algunos diputados no se le quedaron atrás.

La ministra de Salud Joselyn Chacón, en su propio laberinto

La ministra de Salud de Costa Rica, la Dra. Joselyn Chacón, fue interpelada por el plenario legislativo el pasado martes 6 de septiembre con respecto a las decisiones de eliminar el estado de emergencia por la covid-19, así como por el propósito de eliminar la vacunación obligatoria contra esa enfermedad, en especial en la población pediátrica. Mucho de esta situación se vio atizada por el hecho de que el Hospital Nacional de Niños empezó a registrar una ocupación más allá de sus capacidades, por enfermedades respiratorias, entre ellas la covid-19.

Semanas antes, la ministra de Salud y el presidente de la República, en conferencia de prensa luego del Consejo de Gobierno, anunciaron que las actuaciones y decisiones de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología eran nulas desde el momento en que varios de sus integrantes tenían irregularidades en su nombramiento y, por tanto, varias de sus decisiones convertidas en decretos por el anterior Gobierno, en especial aquellas que tenían que ver con la vacunación obligatoria en personal de la salud, en funcionarios públicos, y en la población pediátrica para las que las vacunas estuviesen autorizadas, ya no tenían valor ni vigencia, por lo que se retiraba la obligatoriedad de las vacunas.

Esta forma de razonar del ejecutivo, basada en criterios del departamento jurídico del Ministerio de Salud (Minsa), fueron luego traídos abajo por la Procuraduría General de la República (PGR) apelando a la condición del funcionario de hecho, lo que hizo que, una vez más, las actuaciones del ejecutivo quedaran sin efecto.

Precisamente en su consulta a la PGR, la jerarca indicó que la eliminación de la obligatoriedad de la vacunación, incluyendo a las personas menores de edad, fue por criterios jurídicos mas no epidemiológicos. Esto incendió las opiniones de expertos, comunicadores y de los actores políticos ajenos al partido de gobierno. El resultado fue una bofetada a las aspiraciones del ejecutivo.

La comparecencia, tanto la ministra como buena parte de los diputados fueron muy débiles argumentos, tanto en respuestas, como en los cuestionamientos. Algunos diputados, más allá de los oficialistas, incluso, se mostraron afines a la posición del Ejecutivo, validando la política de la eliminación de la obligatoriedad de la vacunación pediátrica, así como en otras poblaciones. Las preguntas más fuertes vinieron del Partido Liberación Nacional y del Frente Amplio; ante ellas, algunas respuestas mostraron debilidad, inseguridad, falta de información en aspectos que deben ser de su absoluto conocimiento y, casi como en un acto de realismo mágico o de fantasía, se atribuyó logros que no fueron ejecutados en su gestión actual. Además, por instantes padeció de gestos y actitudes impropias de una ministra de Gobierno hablando con diputados de la República.

Al final, la diputada oficialista Pilar Cisneros, haciendo gala de su experiencia como comunicadora, quiso sacar las castañas del fuego para su ministra haciendo un recuento de lo que se podía concluir de la participación de la Dra. Chacón; conclusiones que, también, resultaron bastante discutibles. Para cerrar, la diputada Kattia Rivera recogió, diría yo, en buena forma, los argumentos que ponían en entredicho todo lo actuado por la ministra y el ejecutivo y que llevó a esa interpelación, así como lo expresado por la ministra en el mismo acto y cerró con una frase muy filosa: “el primer acto de corrupción de un funcionario público es aceptar un cargo para el que no está capacitado”.

Sin duda, en la comparecencia no se mostró una ruta clara en su exposición y más bien se perdió en su laberinto, pese a que pudo salirse de las manos, la impericia de algunos diputados lo impidió. @mundiario

Comentarios