¿Por qué Luis Enrique y Simeone se empeñan torpedear el aporte de Marcos Llorente?

Marcos Llorente es uno de jugadores nacionales mejor valorados de la actualidad. Su físico, buena técnica y excelente disparo le han servido para ser considerado un gran centrocampista de corte defensivo, con condiciones suficientes para ser un box to box, de esos que terminan los partidos con más de 10 kilómetros acumulados en sus piernas, porque están en constante acción tanto en la zona de defensa como en la línea de ataque.

Desde que jugaba en la cantera del Real Madrid, su juego llamó la atención y le dio la oportunidad subir al primer equipo, pero Zinedine Zidane no comulgaba con la idea de que tenía suficiente material para discutirle el puesto a Casemiro. En el verano de 2019 lo vendieron al Atlético de Madrid y todos felices.

Su primera campaña cumplió con las expectativas. Jugó más partidos esa campaña que en las dos que estuvo con los merengues entre todas las competiciones, pero lo mejor estaba por venir.

La eclosión definitiva ocurrió en la temporada 2020-2021, justamente la campaña en la que el Atlético de Madrid tocó la gloria nuevamente en LaLiga, llevándose el torneo en gran medida por la soberbia actuación del madrileño: 37 partidos, 12 goles, 11 asistencias y un espectacular rendimiento defensivo. Simeone dio con la tecla, lo colocó de interior, pero con permiso para gravitar en la portería contraria. 

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Ningún técnico logró sacarle esa capacidad para hacer daño a la ofensiva. Siempre se vio como un gran prospecto para cubrir el puesto número cinco, con aptitudes para llegar con fuerza al área grande, pero siempre como apoyo para sus compañeros más adelantados. 

El sitio web Transfermarkt lo llegó a valorar el 31 de mayo de 2021 en 80 millones de euros. Llorente estaba en la élite, no solo de los mejores centrocampistas del momento, era definitivamente un jugador total de esos que marcan las diferencias. Sin duda su tío abuelo, Francisco Gento y su abuelo Ramón Grosso firmaban una campaña así con los ojos cerrados. 

¿Qué pasó después? El l puesto de lateral derecho fue un dolor de cabeza para Simeone. Daniel Wass no rindió, la directiva vendió a Kieran Trippier y al técnico argentino se le ocurrió la fenomenal idea de quitar a su estrella del puesto en donde más rinde, a cubrir el hueco en la zona defensiva. 

El resultado era obvio. Llorente pasó de unos número galácticos a convertirse en un simple mortal, jugando en un puesto en donde no se le saca el máximo provecho a sus cualidades. Se le nota incómodo, desencajado y su aporte obviamente es muy pobre. En 29 partidos no anotó goles y solo regaló un par de asistencias, lo que provocó que cotización se desplomara dramáticamente, hasta llegar a los 45 millones. 

Lo mismo pasa en la selección, pero parece que Luis Enrique recapacitó

El seleccionador nacional fue más osado aún, que su colega colchonero, porque lo único que le faltó al asturiano fue ponerlo de portero. Jugó de lateral, centrocampista todoterreno, delantero...pero no lo ponía donde parece que tiene un puñal, para atravesar a las defensas contrarias. 

En el partido de la Nations League ante Suiza el seleccionador tomó consciencia y puso a Llorente de interior. Fue la estrella del juego, corrió por todos, fue un peligro constante. Aportó velocidad, rapidez y seguridad defensiva, es decir el hombre gritó a los cuatro vientos "aquí estoy nuevamente".

Simeone reconoció sus pecados con Llorente que al final perjudicaron al Atleti. Es como si Guardiola en su época como entrenador del FC Barcelona colocara a Messi de lateral izquierdo, porque Jordi Alba no estaba rindiendo en la posición. Marco es para el Atlético, lo que Lionel era para los blaugranas.

Por el bien de los colchoneros, de la selección española y del fútbol español en general, se espera que el Cholo tome cartas en el asunto, como ya lo hizo Luis Enrique. @mundiario