HWO: el telescopio espacial con el que la NASA espera encontrar mundos habitables

Posible vista desde el exoplaneta. / elpais.com
Posible vista desde el exoplaneta. / elpais.com
La agencia espacial estadounidense ya prepara el sucesor del James Webb y el Hubble, que caracterizará las atmósferas de los exoplanetas y analizará sus biomarcadores en busca de vida alienígena.
HWO: el telescopio espacial con el que la NASA espera encontrar mundos habitables

Durante mucho tiempo la idea de que un planeta orbitara a otra estrella que no fuera nuestro Sol era una especulación. Los paradigmas se rompieron con el descubrimiento de Didimio (51 Pegasi b), que fue descubierto en 1995 como el primer exoplaneta conocido. Desde entonces, estos últimos 26 años han estado cargados de interesantes búsquedas por mundos extrasolares que, hasta la fecha, ha logrado identificar más de 5.200 planetas a lo largo del cosmos.

Sin embargo, en ninguno de ellos ha sido posible encontrar vida. Los científicos son optimistas, explican que casi unos 300 de estos exoplanetas cumplen con las condiciones para ser considerados habitables: ser cuerpos rocosos y no gigantes gaseosos, que su estrella no sea muy dinámica ni tan activa y que sea orbitada a una distancia lo suficientemente adecuada como para permitir la existencia de agua en su estado líquido.

Por eso dentro de ese grupo prometedor se podría encontrar el gemelo perdido de la Tierra, un planeta rocoso de tamaño mediano y templado. No hay garantía de que un planeta similar al nuestro albergue vida, pero dado que es el único ejemplo certero, los expertos consideran que es más probable que sea hogar de criaturas extraterrestres. Pero hallarlo, si es que existe, no es una tarea sencilla. Por eso, la NASA ha anunciado que pondrá en marcha un nuevo telescopio espacial encargado de analizar exoplanetas con la finalidad de determinar si son habitables o no.

Se trata del Observatorio de Mundos Habitables (HWO), un ambicioso proyecto que promete seguir la estela de los telescopios Hubble y James Webb, y que se dedicará a buscar rastros de vida alienígena. Su tarea se distribuirá en la investigación astrofísica y la caracterización (análisis) de los componentes de las atmósferas de estos mundos. Si todo sale como lo planeado, será posible que detecte biomarcadores, es decir, un conjunto de gases químicos que son eyectados a la atmósfera de un planeta y apuntan a la presencia de vida biológica en ese lugar, como en nuestro caso puede ser el oxígeno, el dióxido de carbono o el metano.

Una fabricación estricta y conservadora

El proyecto ha sido presentado recientemente ante la Sociedad Astronómica Estadounidense, pero por ahora es solo un bosquejo en un papel, sin un diseño claro que haya sido revelado. Se espera que cobre vida para la década de 2040, que pueda ser lanzado y posicionado entonces en Lagrange L2, un punto de balance gravitacional a 1.5 millones de kilómetros de distancia de la Tierra. Se trata del mismo lugar en el que orbitan el James Webb y otros satélites, pero no hay riesgo de colisión.

Con el atrevimiento de contravenir a la ciencia ficción, la tecnología actual es inviable llevar naves espaciales para que exploren el interior de la atmósfera de los planetas. Por ello, lo más adecuado para las circunstancias es emplear los métodos de observación astronómicos para analizar la luz que emiten los planetas. Por eso, deberá ser fabricado con tolerancias más estrictas que el Webb, ya que detectará la luz visible y ultra violeta, que tienen longitudes de onda más cortas que el infrarrojo cercano de su predecesor.

Del HWO poco más se sabe, ni siquiera cómo se verá. Lo que sí se ha explicado es que la NASA apostará por una fabricación conservadora para evitar los sobrecostes y retrasos del Webb, pues llegó a costar 10.000 millones de dólares. El telescopio aprovechará y se adaptará a tecnologías ya conocidas. Parte de ellas será mostrar un gran espejo principal instalado y que sobresale de un enorme parasol o “paraestrella” desplegable (como el James Webb).

Detectar, observar y fotografiar estos mundos tan remotos suele ser complicado, ya que terminan inmersos en el brillo de sus estrellas. Por eso se empleará un coronógrafo, un pequeño disco opaco que oculta al astro para evitar deslumbrar a la lente. Se trata de una herramienta que va a caracterizar al telescopio Nancy Grace Roman, que buscará materia oscura y exoplanetas a finales de esta década.

Misiones de mantenimiento

Además, se plantea la posibilidad de reutilizar mecánicas de las que se vale el Hubble, todavía activo pese a haber sido lanzado en abril de 1990, pero que aún sigue activo gracias a las misiones de reparación y repostaje de combustible enviados hasta su posición. Esa técnica podrá ser usada en el HWO, con el envío constante de robots para hacerle mantenimiento y alargar su vida útil.

Una vez operativo, el HWO tendrá como objetivo detectar y caracterizar unos 25 exoplanetas situados en zonas habitables de 100 estrellas cercanas y analizar sus biomarcadores. Se trata de sistemas que estarán a decenas de miles de años luz de distancia, pero aun así en nuestro “vecindario” galáctico. Ese número es el mínimo necesario para determinar si la vida es un fenómeno extraño, como apunta a ser, al menos en la Vía Láctea. @mundiario

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