¿Viene Iceta a reactivar la idea del Estado federal asimétrico que propuso Maragall?

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Miguel Iceta y las ideas de Maragall
Iceta, que hizo carrera política a la sombra de Maragall, es el hombre más adecuado para recuperar la idea de su mentor del federalismo asimétrico desde esa óptica
¿Viene Iceta a reactivar la idea del Estado federal asimétrico que propuso Maragall?

El nombramiento de Miguel Iceta como ministro de Organización Territorial y Función Pública merece diversos análisis y lecturas. La primera es que no deja de ser un premio de consolación tras apearlo de su vieja pretensión de ser candidato a presidente de la Generalitat, si bien su mayor frustración reciente fue el fracaso para colocarlo al frente del Senado, donde Sánchez pretendió ubicarlo en su día. No deja de ser una curiosa paradoja que llegue al Gobierno otra persona que lleva 35 años saltando de uno a otro cargo público proporcionado por su partido que se dice de los trabajadores, siendo como es un político sin estudios ni oficio, que no ha vivido de otra cosa en la vida (pues no acabo ninguna de las dos carreras que empezó en su juventud) ni ha tenido otro oficio u ocupación. La biografía de Iceta casa mal con la famosa frase del fundador del PSOE, Pablo Iglesias, quien recordaba a los suyos que la adhesión de las gentes se logra con “ejemplaridad” o el famoso aserto de Sandro Pertini, quien dijo “Il primo dovere di un socialista è quello di lavorare e dare l´esempio” (“El primer deber de un socialista es trabajar y dar el ejemplo").

Pero lo realmente importante en este caso no es la biografía de Iceta, sino las ideas con las que llega a un ministerio clave para la configuración del Estado, dadas las tensiones que vive su comunidad de origen con el resto del país, y otros casos que afectan a la pervivencia del propio Estado y la nación española. Ya en 2017, y antes de que incluso hubiera sentencia condenatoria contra los procesados por el “procés”, Iceta se declaró partidario del indulto, ha mantenido una postura nada equívoca sobre le pretendido referéndum y en el mismo sentido ha apoyado la declaración de Cataluña como nación, ahora explicitado sin equívocos por su sucesor Illa como candidato a la presidencia de la Generalitat.

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¿Cataluña nación en un Estado asimétrico?

Por eso, y por su vieja sintonía con su mentor Maragall, se da por hecho que será una pieza esencial en la pretendida pretensión que ahora patrocina el PSOE de Pedro Sánchez de reconformar el Estado como una Federación asimétrica. Claro que si uno confronta esta intención con la propia Declaración de Granada de 2013, donde se insiste en la solidaridad interregional y la seguridad de que los ciudadanos gocen de los mismos derechos “vivan donde vivan”, no parece casar con el hecho de que la vecindad civil suponga “de iure y de facto” desigualdades.

Cuando Mas pidió el “Concierto” a Rajoy

Ante las cesiones que Pedro Sánchez viene haciendo a la derecha nacionalista vasca, el PNV desde la pendiente transferencia de prisiones y otra de enorme trascendencia, cabe recordar que unas de las causas próximas en el origen del actual conflicto con Cataluña se sitúa la negativa de Rajoy de otorgar a esta comunidad un concierto como el vasco, como pretendía Mas. Hecho al que se sumó en el “memorial de agravios” la rebaja que el Tribunal Constitucional introdujo en el Estatut de 2006, que Zapatero asumió sin conocerlo. y que luego convirtieron en una gran agresión al pueblo de Cataluña. Conviene recordar que el texto que salió del Parlament como expresión de la entente de Zapatero y Maragall, tantas veces citado como el gran avance que Cataluña precisaba, sólo fue votado por el 49,42 por ciento de los electores, una baja participación, si bien fue respaldado por el 73,9 por ciento de los votantes. En contra votaría el 21 por ciento de los votos, promovido por ERC y el PP.

Pero lo que nos interesa ahora, es que al frente de un ministerio esencial se coloca a un continuador de la idea del “federalismo asimétrico que defendía Maragall y que esta cuestión va a ser uno de los ejes de la futura política de Pedro Sánchez para eso que se llama “el encaje de Cataluña en España”.  El propio Illa lo dejó claro: “Más competencias, más dinero y el reconocimiento de Cataluña como nación”.

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Controversia en el Parlament entre dos modos de entender a Cataluña

El concepto de “asimetría” en los estados federales es fácil de explicar y comprender, pero que, en el caso de España, se supone que exigiría una reforma de la Constitución, aunque en los tiempos que corren ya nada puede sorprendernos. La asimetría es sobre todo trato constitucional diferente para los entes que forma la federación, justificado, en su caso por determinadas particularidades lingüísticas, culturales, y hasta jurídicas (como en el caso del derecho foral propio como alternativa al civil común).  Pero, en España, estado de las autonomías, ya existen esas asimetrías en aspectos substantivos sobre todo en el País Vasco y Navarra, en forma de pacto fiscal o concierto económico, y en las transferencias estatutarias en el caso de Cataluña, comunidades que disfrutan de determinadas capacidades que no tienen el resto.

Proximidades del PSC al nacionalismo

A falta de mejores argumentos donde colocar la percha de sus propuestas, los sectores del PSC-PSOE más próximos al nacionalismo catalán, han defendido el federalismo asimétrico de Maragall con el curioso mensaje que de ese modo todo el mundo se sintiera cómodo y puesto a buscar ejemplo se han ido al Canadá para afirmar que lo que propone –como si eso no se diera ya en el Estado de las Autonomías--- se da en países multiculturales para reconocer las diferencias de una región con respecto a las demás, como en  Canadá, donde Quebec tiene una lengua oficial diferente que el resto del país. No se debe olvidar que dentro del PSC abundan los sectores comprensivos con las pretensiones del nacionalismo catalán, empezando por la actual presidenta del Congreso, Meritxel Bater. que fue una de las diputadas que en dicha cámara votó a favor de otorgar a los catalanes el “derecho a decidir”, mediante el famoso referéndum o que, además de Iceta, propia delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera i Mestres, fue la primera en pedir el indulto a los sediciosos.

El federalismo asimétrico es la una propuesta política de formaciones nacionalistas que temen los riesgos de que se difumine su propia identidad, en la medida de que otras comunidades del Estado del que forman parte gozan de competencias semejantes a las suyas, en un proceso de uniformidad. De ahí que invoquen el “hecho diferencial” para reclamar diferencias, como fase moderada previa, como ocurre en Cataluña, hacia metas más ambiciosas, la propia independencia y la asunción de plenas competencias soberanas.

La idea, que el PSC de Maragall hizo suya, la alumbraron en su día por Convergencia y Unión, y asumida por otras fuerzas políticas nacionalistas, frente a lo que se consideraba el agotamiento no sólo del Estado de las Autonomías, sino del Estado mismo tal y como lo concibe la Constitución. De ahí que su objetivo sea la reforma del título VIII de la Constitución (cosa que reclaman al tiempo el PNV y los independentistas catalanes). Esa reforma debe profundizar en la diferencia jurídica entre las comunidades, de suerte que entre ellas se reconozca que algunas son algo más que nacionalidades, sino propiamente, y en una primera fase “subestados” como tales naciones que son. Esto es, más allá del propio Estado Federal.

En ese sentido, los mensajes de Pedro Sánchez no admiten dudas. El actual presidente del Gobierno no sólo ha dicho que “España es una nación de naciones”, sino que componen ese concepto de España (cito literal): “España, Galicia, Cataluña y Euskadi”. Lo cual resulta difícil de entender, es decir, España forma parte de España. Y mientras el federalismo simétrico trata de que todas las comunidades que lo forman tengan idéntico peso, el asimétrico sugiere que las comunidades con competencias superiores devengan de facto en “Estados asociados”, que comparten la soberanía. ¿Se convertirían las 17 comunidades en estados asociados” o las nacionalidades pasarán a ser Estados? ¿O vamos directamente a la balcanización de España? De todos modos, esa política de Sánchez lo ha acercado a los independentistas dentro de su programa global para lograr su apoyo directo o indirecto.

La palabra federal sugiere alianza entre iguales

Como señala Francisco Camaño, en tanto la palabra “federal (foedus: pacto, tratado) nos sugiere la idea de una alianza entre iguales, la asimetría es término que evoca un panorama de desequilibrio, falto de proporción y armonía. El federalismo asimétrico se nos presenta, así, como un modelo cuyo principal patrón configurador lo constituye un consenso vinculante sobre la necesidad de garantizar una desigualdad en el ejercicio del poder en función de los territorios. Desigualdad que se convierte en el único modo de asegurar jurídicamente la convivencia pacífica (ordenada) entre comunidades desiguales”.

En suma, la asimetría conducirá, en la medida que avance hacia un estado Federal peculiar, sobre la existencia cuyas regiones dotadas de un nivel de competencias progresivas, sobre todo en determinados ámbitos de soberanía y independencia financiera al nivel de una nación soberana.  Pero, en suma, ¿cuál de los modelos federales que existen en el mundo se propone como ejemplo de federalismo asimétrico? No parece que los sea el alemán. No debe confundir la denominación de Estado Libre de Baviera, Turingia y Sajonia, puesto que la carta de derechos y obligaciones de sus ciudadanos es exactamente la misma que la de cualquier otro alemán. Tampoco el estatus de Quebec puede calificarse de asimétrico en lo político, menos en la particularidad lingüística. La formación de Canadá es el resultado de la confederación voluntaria de un conjunto de estados, y eso está tan claro como difícil destruir esa unión, cuya disolución también está pautada.

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Para los suyos, Iceta convoca muchas esperanzas

El PSOE de Pedro Sánchez, pese a la protesta de algún que otro barón regional de su partido, propugna un federalismo “plurinacional” y “asimétrico”, difícilmente casable con la propia Declaración de Granada de 2013, en cuanto que el lugar de residencia, dentro del Estado, no haga ciudadanos diferentes en derechos. ¿Y cuál es el modo para ir a ese modelo de Estado sin reformar la Constitución”? Parece, no obstante, que la actual ejecutiva federal ha cedido en comprensión con el PSC, que en tantas ocasiones estuvo más cerca del nacionalismo catalán que de su propio partido hermano. Ya en 2002, los senadores socialistas catalanes se sumaron a los de Convergència i Unió (CiU) para pedir la devolución de los papeles de Salamanca., lo que obligó a Zapatero a desarmar la unidad de archivo de la Guerra Civil. Más grave fue lo ocurrido en 2013, cuando los diputados del PSC en el Congreso rompieron la disciplina de voto del PSOE, por dos veces, al inicio del proceso soberanista impulsado por Artur Mas. Primero respaldaron una moción de CiU en defensa del "derecho a decidir", que el PSC mantenía en su ideario, pero a la que el PSOE se opuso. Después votaron en contra de una de UPyD que abogaba justo por lo contrario y que la dirección del PSOE había ordenado a sus diputados apoyar.

Los mitos del nacionalismo

A veces olvidamos algunos de los propios mitos construidos por el nacionalismo independentista catalán como que Cataluña es una comunidad mucho más antigua que la creación de los Estados-naciones. Cabe recordar ahora que, al inicio del proceso soberanista en Cataluña, el entonces líder del PSC, Pere Navarro, hizo una apuesta fuerte por el federalismo como una forma de resolver el conflicto. En el 14 Congreso del PSC no sólo se reafirmó que Cataluña es una nación; España es una nación de naciones que encuentra su encaje en el federalismo, lo que conduce inevitablemente al Estado "plurinacional".

En definitiva, al haber asumido plenamente las propuestas del PSC, el PSOE de Sánchez defiende el federalismo asimétrico que debe construirse sobre modificaciones en profundidad de la Constitución. Los tratadistas explican que esa forma de federalismo entre desiguales ha de fundamentarse sobre lo que se llama “ius singulare”. Es decir, que un partido que se dice socialista sea el protector de aplicar a los vecinos de un determinado lugar del Estado un fuero especial, porque nacieron o viven allí es toda una incongruencia.  Ius singulare (ley singular) era en la antigua Roma una ley especial para ciertos grupos de personas, cosas o relaciones jurídicas debido a que es una excepción a los principios generales del ordenamiento jurídico. Esto es lo contrario del ius comune, el derecho común, que se supone es el que debe prevalecer en una sociedad democrática y moderna.

¿Y qué pasa si el PSOE no tuviera con sus aliados y consocios mayoría para reformar la Constitución? ¿Serán capaces de intentarlo por otra vía?

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