El "Estado plurinacional" que propugna Sánchez puede acabar en una mera "liga de naciones"

Reino de taifas.
Los que quieren transformar España en otra cosa
Al ir más allá del marco del federalismo, Sánchez ignora la propia defensa de la nación española que el PSOE mantuvo a lo largo de nuestra historia de manera continuada
El "Estado plurinacional" que propugna Sánchez puede acabar en una mera "liga de naciones"

Una de las cuestiones de mayor trascendencia presente estos días en el debate nacional es qué hacer con España, cuando que de forma tan expresa Bildu y Ezquerra Republicana y otras formaciones independentistas de Cataluña han remachado que su objetivo final no es un Estado policéntrico, ni federal ni asimétrico ni farrapos de gaita, sino que su meta de llegada del proceso (que sitúan en su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado como punto de partida) es alcanzar la meta de las respectivas repúblicas, vasca y catalana. Otegui Dixit.

Yo no creo que el doctor Pedro Sánchez ni sus asesores hayan leído ninguno de los comentarios del profesor Peces Barba sobre la Constitución, la soberanía de la nación española y el Estado de las Autonomías, donde advierte: “La afirmación de las nacionalidades que, a nuestro juicio, es sinónimo de comunidad nacional no produce la consecuencia de la autodeterminación ni de la secesión”.

Y por si quedan dudas remacha:

“La Constitución española de 1978 se esfuerza en reconocer en un marco propio y en impulsar un desarrollo a través de la triple perspectiva de la unidad de España, del reconocimiento de la autonomía de las nacionalidades y regiones y de la solidaridad entre todas ellas. Así, recoge lo mejor de los nacionalismos y se manifiesta capaz
de satisfacer en su interior a diversas nacionalidades y regiones con lo que aumenta la vitalidad del Estado y hace más real la comunidad superior que es España. No pretende excluir, ni neutralizar, ni absorber a estas realidades, como tampoco permite que destruyan la realidad nacional común a todas ellas que es España. Con eso potencia el
autogobierno, el acercamiento del poder al pueblo, en definitiva la democracia. Ni la defensa de la existencia de diversas nacionalidades y regiones, comunidades regionales y nacionales en la comunidad superior España es una bomba de relojería para favorecer el separatismo como se ha dicho, ni la nacionalidad conduce al Estado independiente. La nación de naciones y de regiones que es España puede y debe ser un
solo Estado, pero un Estado de autonomías constitucionalmente garantizadas”
(Vid.”La Constitución de 1978. Un Estudio de Derecho y Política”, Fernando Torres editor, Valencia 1972).

Mermar las competencias del Estado

Pero los tiros no van por ahí. Claro que hay un serio obstáculo para que el independentismo logre sus objetivos: El artículo 2 de la Constitución. El separatismo y sus tolerantes consocios no tienen la fuerza necesaria que impone el rígido sistema para la reforma agravada de nuestra Ley de Leyes para dinamitar la configuración del Estado-Nación, pero se puede intentar por otras vías, cuyo camino inició Zapatero en el caso de Cataluña a fin de ir mermando la propia presencia del Estado en determinadas comunidades como Cataluña o el País Vasco.

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Otra vez el mismo debate

El profesor Jiménez de Parga, prestigioso constitucionalista, decía que la España de las Autonomías, establecidas por la Constitución de 1978 era de facto un estado federal, en la medida que las naciones y nacionalidades que lo constituyen poseen estatuto y competencias diferentes, según el caso, y asimetrías diversas. Pero los españoles no somos iguales, lamentablemente, ante la Ley. Depende de qué ley y de qué lugar en contra del principio modernizador que trajo causa de la Ilustración, la Revolución Francesa, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y el modelo de Estado Jacobino. Como se sabe, un español posee nacionalidad, domicilio o residencia, domicilio fiscal y vecindad civil, esta última determinada por la comunidad donde reside y la existencia o no de situaciones diferentes. ¿Acaso no son medievales los pactos o privilegios de Navarra y el País Vasco?

El Estado plurinacional

El PSOE de Pedro Sánchez definió en su último congreso a España como “nación de naciones” cara a un “Estado plurinacional”.  Pero, como paso previo ponían como modelo países ”federados” como un Suiza o la República Federal Alemana. Cabe recordar que los norteamericanos pretendían convertir a este país, tras su derrota, en una serie de pequeños estados inconexos y desarmados, dedicados a la agricultura. Se llamó el Plan Morgenthau, secretario del Tesoro de Estados Unidos, En tiempos, hasta se ponía como ejemplo a Yugoslavia como estado federal modélico, la pena fue que saltó por los aires, porque sólo los odios estaban bien repartidos. La Federación nace para unir, no para separar.

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Queman la Constitución

Vamos a admitir como hipótesis de trabajo que el Gobierno PSOE-Podemos y adheridos varios, tras haber abierto el debate, avanza en el objetivo de reformar la Constitución. Primero tendremos que saber qué es una nación, cuáles son las naciones de España y qué son el resto. Y luego tendrán que decirnos de qué modo se configura el nuevo y qué nuevas competencias se cederán y en qué quedará reducido el Estado. Pero es que este planteamiento no basta: Los nacionalistas vascos y catalanes, en todo caso, con paradas intermedias, quieren llevar su tren a la independencia plena, convertidas en repúblicas soberanas.

Escribía el profesor Jiménez de Parga, catedrático de Derecho Constitucional:

Al hacer el recuento de quienes en la España del siglo XX dedicaron sus mejores esfuerzos al saber jurídico-político, desde Santamaría de Paredes y Adolfo Posada a los recientemente desaparecidos, se advierte una doble preocupación en los de perfil intelectual bien trazado: por un lado, les inspira interés España como Nación; por otro lado, les inquieta la vertebración y el funcionamiento del Estado. Y en el mismo sentido apuntaba que fueron precisamente los catedráticos de Derecho de orientación izquierdista quienes defendieron con más ardor la utilización de la palabra “España”, sin admitir en su vocabulario expresiones del estilo de Estado español o nuestro país, aspecto en el que coincidía con el ponente constitucional, catalán y comunista Jordi Solé tura, quien esto escribía en su libro “Nacionalidades y Nacionalismos en España”:  “El artículo 2 de la Constitución constituye la base legal para superar el enfrentamiento histórico entre las dos concepciones de España, de tal manera que su modificación rompería el consenso constitucional y podría derrumbar todo el edificio constitucional”.

Voces críticas dentro del PSOE

Dentro de la propia familia socialista se han alzado voces autorizadas como la del que fuera fiscal general del Estado Eligio Hernández, que denunció el viraje de Pedro Sánchez a favor de la llamada “plurinacionalidad del Estado español”, y que considera e contra de los principios del Partido Socialista: “La definición de la Nación la consagró el abate Sieyés: El conjunto de ciudadanos que residen en un determinado territorio, en igualdad de derechos, y sometidos a un mismo ordenamiento jurídico”. La nación no se define, como, por ignorancia, hizo Pedro Sánchez a preguntas de Patxi López en las elecciones primaras del PSOE, por las identidades nacionales, ni por la cultura o la lengua, porque muchas naciones son multiculturales, y si se definieran por la lengua, en Suiza, en la que se habla cuatro lenguas, habría cuatro naciones”.

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Parece que en España nunca se deja de discutir lo mismo

Recordaba el jurista canario que, desde el punto de vista jurídico-constitucional la palabra “Nación”, aparece en el artículo 2º de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789 de la Revolución Francesa: “El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación, y ninguna institución ni individuo puede ejercer autoridad que no emane expresamente de ella”, definición que pasó casi literalmente a la Constitución liberal de 1868 : “La soberanía reside esencialmente en la Nación, de la que emanan todos los poderes”. La Constitución de Cádiz definió la Nación en su artículo 1º: “El conjunto de Españoles de ambos hemisferios”, que rigió también para los denominados españoles de ultramar que asistieron a las Cortes de Cádiz. El art.40 del proyecto de Constitución Federal de la 1ª República Española, redactado principalmente por Emilio Castelar, sólo consideraba a España como Nación y no reconoció el término nacionalidad.

El contexto constitucional

Cuando se sometió a votación el artículo 2 de la Constitución (La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas) obtuvo 278 votos a favor, 20 en contra y 13 abstenciones. Similar consenso se mostró en el Senado con 140 votos a favor, 16 en contra y 11 abstenciones.

La deriva de Pedro Sánchez a favor de la tesis de sus aliados nacionalistas refleja lo que el profesor Elorza calificó de “caos intelectual” del PSOE, por cuento que la reforma constitucional que apadrina al actual secretario general del partido “rompe el consenso constitucional sobre el artículo 2 de la Constitución, remueve los cimientos del edificio constitucional, y vulnera la Declaración del Consejo Territorial de Granada del PSOE de 6 de julio 2013”, que propugna un modelo federal, pero no un Estado plurinacional. Y conviene no olvidarse que el consocio de Sánchez Podemos, cuyo programa electoral, que antes perturbaba su sueño, sostiene que, sin decirnos cuántas son o serían o serán las naciones de ese estado plurinacional, serían titulares del “derecho a decidir”, lo que, según lo calificó el historiador Gabriel Tortella abría la puerta al cantonalismo, “una bomba de relojería, ya que no hay país plurinacional que no se haya ido al garete, como la Unión Soviética, el imperio austrohúngaro y la Yugoeslavia de Tito”.

La Declaración de Granada

La Declaración de Granada, ahora superada, proponía un nuevo pacto para reformar la Constitución para convertir a España en un estado federal, que reconociera las particularidades de los diversos territorios, pero sin privilegios añadidos. De todos modos, se hacían concesiones discutibles. Los catalanes insistían en que en "un Estado federal integrado por diversos entes federados que adoptarán la denominación e instituciones que prefieran". La propuesta sitúa al mismo nivel al Estado central y a los "entes" autónomos a la hora de la resolución de conflictos y que en una futura Constitución sería flexible con las opciones políticas y legislativas propias de cada uno de los entes federados. Para Cataluña, los socialistas exigían que quedara constancia de que los "derechos históricos son el fundamento de su autogobierno". Todo este proceso debería concluir con la convocatoria de un referéndum en todo el país.

Al ir más allá del propio marco del federalismo, Sánchez traiciona la propia defensa de la nación española que el PSOE mantuvo a lo largo de nuestra historia. Y en ese sentido, Jiménez de Parga citaba a Indalecio Prieto y a Besteiro, para afirmar “La Nación española no ha de desintegrarse en un Estado federal. Ni el federalismo simétrico ni el asimétrico tienen aquí encaje”. Julián Besteiro, en una entrevista publicada en el periódico «El Sol», el día 3 de junio de 1931, cuando la II República inicia su caminar, afirmó: «Si se intentase someter a toda España a un esquema de República federal se cometería, a mi juicio, un grave error»”.  El propio Negrín presidente del Gobierno, en noviembre de 1938, con ocasión del Consejo de Ministros celebrado en Pedralbes, cuyas palabras recogía Julian Zugazagoitia, dijo: "No estoy haciendo la Guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. Estoy haciendo la guerra por España y para España, por su grandeza y para su grandeza. No hay más que una nación: ¡España!.

Una “Liga de Naciones”

Pero Sánchez ha ido más allá del propio Zapatero, quien en su momento aceptara la pretensión de Maragall del “Federalismo asimétrico”. Es decir, que una parte del territorio de España gozara de una serie de privilegios propios de un Estado independiente, beneficiándose empero de lo que sea común. Traiciona la propia Declaración de Granada y en contra de la historia del PSOE, somete este partido de las viejas pretensiones de la burguesía nacionalista que con tanto empeño combatieron los mejores hombres del socialismo español.

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Queman un símbolo de unidad

Apunta el doctor Thunder que constituirse como Estado federal, plurinacional y asimétrico, claramente implica la existencia de un gobierno común que comparte el poder político con varios gobiernos más o menos locales. Y añade: “España pasaría de ser una monarquía constitucional constituida por un gobierno central más o menos consolidado, junto con los gobiernos regionales semiautónomos, a ser una liga de naciones. Algunas de las cuales tendrían un alto grado de independencia, coordinadas ligeramente por un gobierno federal (fuera monárquico, fuera republicano), autorizado a defender sus intereses vitales, tales como la seguridad y el orden público. En su día, el PSC presentó en el Parlament una propuesta de organización territorial del Estado que rebasaba de las propias fronteras que mantenía el PSOE y se alejaba de la propia Declaración de Granada de 2013, al proponer nada menos que sustraer al Tribunal Constitucional la competencia de examinar un estatuto votado y refrendado como lo fue el apadrinado por Zapatero en 2006, aunque se saliera de la Constitución.

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez con el estado plurinacional? Esa es la cuestión

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