La abstención en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Túnez roza el 90 %

Elecciones legislativas en Túnez. - RR.SS.
Elecciones legislativas en Túnez. - RR.SS.
Apenas el 11,3 % de los votantes registrados han depositado sus papeletas en las urnas electorales para definir la nueva configuración del Parlamento, disuelto hace un año por el presidente Kais Said.
La abstención en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Túnez roza el 90 %

Apenas el 11,3 % de los 7.8 millones de votantes registrados han depositado su papeleta en las urnas de los colegios electorales de Túnez este domingo. La segunda vuelta de los comicios parlamentarios ha vuelto a mostrar cientos de centros electorales vacíos en todo el país, lo que refleja el descontento de la sociedad tunecina frente a la hoja de ruta trazada por el presidente Kais Said, después de su autogolpe de Estado que consumó hace año y medio.

El presidente se arrogó plenos poderes el 25 de julio de 2021, después de clausurar el Parlamento y de convocar a una Asamblea Constituyente para reescribir la Carta Magna. Desde entonces, la deriva autocrática ha orillado a los principales partidos opositores a cuestionar la legitimidad de los comicios, y posteriormente han llamado a la abstención, que este domingo se ha ubicado alrededor del 89 %.

La votación se celebró solo en 131 de las 161 circunscripciones, para definir los escaños vacantes después de que en la primera vuelta hubiera falta de mayoría. Esos comicios, celebrados el 17 de diciembre del año pasado se han convertido en las elecciones con el menor índice de participación en la historia democrática tunecina después del derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali en 2011, con 11,22 % de votantes, apenas una décima menos que la segunda ronda.

Los observadores electorales independientes, incluida la red tunecina Mourakiboun, han cuestionado las cifras oficiales de participación y han criticado a varios responsables de las mesas electorales de “ocultar información deliberadamente” que estaría relacionada con el número de asistentes en “la mayoría de los distritos”, algo que supondría “una violación flagrante del principio de transparencia”, según Slim Bouzid, dirigente de la organización de veeduría electoral magrebí.

Otras organizaciones locales que verificaron el desarrollo de los comicios también han sido testigos de “violencia física y verbal, obstrucción y ocultación de información” contra observadores y periodistas, según han explicado en una rueda de prensa conjunta al cierre de los colegios electorales.

La deriva autocrática en Túnez se consolida

La elección de los nuevos diputados al Parlamento supone el desenlace de la hoja de ruta que Said dio a conocer cuando, en primer lugar, disolvió a la Asamblea de Representantes del Pueblo en julio de 2021 en medio de una crisis política que ha hecho tambalear la joven democracia tunecina, uno de los más estables ejemplos de la Primavera Árabe al instaurar un Gobierno democrático tras el derrocamiento de Ali Ben.

Kais llegó a la presidencia en 2019 con los votos de castigo contra el establishment político del país, generados a partir de la decepción de la sociedad tunecina ante las actuaciones de los partidos políticos. Said también acusó a las agrupaciones de ser una de las principales causas del deterioro democrático en los últimos tiempos, por lo que disolvió el Parlamento y desde entonces gobierna con plenos poderes y una Constitución recién hecha (y que no fue redactada por una Asamblea Constituyente, sino a puerta cerrada) y que aprobada por un referéndum en julio del año pasado que alcanzó un 70 % de abstención.

El nuevo texto preocupó a la comunidad internacional porque introduce un sistema ultrapresidencialista, en el que las labores del Parlamento quedan limitadas, como nombrar el nuevo Ejecutivo ni exigirle cuentas al jefe de Estado. Sin embargo, a pesar de que la deriva autocrática preocupa a los ciudadanos, que se encuentran cada vez más distantes de la política, una de sus mayores inquietudes diarias es la crisis económica que ha obligado al Gobierno de Said a pedir ayuda internacional.

La larga y profunda crisis económica ha llevado al Ejecutivo a pedir un préstamo de 1.900 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI), que está pendiente de una aprobación final. La pérdida del poder adquisitivo, la inflación ubicada en el 10 % y la escasez de alimentos y medicinas ha orillado a los ciudadanos a las puertas de la emigración. @mundiario

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