La FEA y el regreso triunfante de La vaca Cordera

Estoy segura de que este título, para cualquiera que no sea asturiano, puede no querer decir nada. Voy a empezar aclarándolo para que no abandonen la lectura.
La FEA es una de las iniciativas más creativas que se le ha ocurrido al Gremio de Editores de Asturias. Es la primera Feria de la Edición Asturiana. Del viernes 24 al domingo 26 de marzo pasados, en la plaza de Trascorrales de Oviedo, se reunieron veintiséis editoriales, la inmensa mayoría independientes, con obras de todo tipo de literatura, incluso cultura japonesa.
La vaca Cordera, que tantas lágrimas nos hizo derramar en el inolvidable cuento de Leopoldo Alas, Clarín, se hizo presente en el cartel encantador diseñado por Ester García Cortés y Pablo Tejón.
Me gustaría contarles a los hermanos Rosa y Pinín que el progreso que les arrebató a Cordera, llevándosela en un tren al matadero, hoy se la ha devuelto, transformada en libros. Hay una vaca estudiosa (al decir de nuestra querida María Elena Walsh) que está devorando todas las novelas, poemas, relatos asturianos, españoles, hispanoamerianos y hasta de otros territorios más distantes. No todos la reconocen, pero es Cordera. La que dio amor de madre a los gemelos de Clarín, y hoy nos relata las fantasías más maravillosas que se pueden encontrar en una renovación generacional que rompe con viejas estructuras.
Viví y estudié en España, pero, imperdonablemente, no conocí Asturias hasta febrero de 2022 cuando fui a presentar mi novela Ema. Fue amor a primera vista. El Principado, su historia, su cultura, sus bibliotecas, sus montañas y sus colegios llenos de alumnos ávidos de conocer nuevos escritores, como el IES Santa Bárbara de Langreo, que me recibió con tanto interés. El pasado fin de semana quise estar allí. Me siento parte. Desde el hotel donde me hospedé en aquella ocasión, veía la estatua de La Regenta, en mis caminatas me topé con Pinín, Rosa y Cordera. Es que Oviedo es Clarín.

Esta vez no tuve más remedio que recorrer las casetas de la feria a través de las redes. Una nostalgia, de las lindas, me sumió en un entusiasmo que quiero contagiar.
Hubo sol y la gente se lanzó a las plazas. Me impresiona el entusiasmo por la literatura en un mundo agorero en el que se presagia la extinción de los lectores.
Y ahí está Cordera recomendando títulos en cada stand. Trato de atraerla para que vengan a buscar mi novela Ema, pero ella está sumida en una novela histórica: me pareció ver que es El siglo, de Begoña Gonzalez. Ya habrá tiempo para todas.
Es un momento dulce del mercado editorial asturiano.
Ana María Roza, la presidenta del Gremio de Editores comenta en en el diario La Nueva España el problema del papel y de otras materias primas que empezó el año pasado. Son muchas las adversidades con las que deben enfrentarse las editoriales. Pero hay nuevas generaciones que no temen a los escollos y creen en la literatura. Es un clima que me asombró ya cuando estuve en Oviedo y Gijón presentando mi novela.
Una de las propuestas más jóvenes es Colectivo Bruxista de Alejandro Alvargonzález. Él dice que nuestro tiempo es ansioso y el bruxismo es una de sus manifestaciones. Me pareció genial que eligiera ese nombre para su editorial.
Otra jovencita es Cristina García, a cargo de Velocismo. Opina que la excesiva oferta que generan los gigantes editoriales dificulta la visibilidad, con lo que coincido totalmente. Los libros son grandes herramientas para mostrar los grandes cambios. Es cierto que cuando vamos a una librería caemos siempre en la supuesta garantía de las editoriales conocidas. Y no es así. Porque las traducciones dejan mucho que desear y la elección de los autores tienden cada vez más a caer en la conveniencia comercial.
Si hay algo que está en juego en este siglo es la calidad. La mediocridad es endémica. Se busca una historia entretenida. Se ha ido perdiendo la capacidad de gozar de un buen estilo y de la originalidad de un texto.
En Asturias hay buen producto, un nivel de literatura poco común, tanto en castellano como en asturiano.
Marino Córdoba, de la Semeya cree que es un gran logro que hayan surgido tantas editoriales a pesar de las dificultades económicas.
Cristian Velasco, al frente de Velasco Ediciones, asegura que el sector está en un momento dulce y salado y amargo y ácido… porque así de variadas son las editoriales.
Este fin de semana glorioso me llenó de esperanzas.
La resurrección de Cordera anuncia la de una era de lectores ávidos de buena literatura.
Gracias, Clarín, mucho tenés que ver en esto. @mundiario