Canícula

Altas temperaturas. / RR SS.
Altas temperaturas. / RR SS.
Las altas temperaturas entorpecen la creatividad, irritan, despiertan agresividad y afectan la producción. Estimulan el comportamiento impulsivo.

Se llama canícula al período más caluroso del año. En la constelación Canis Mayor está la estrella Sirio, conocida como la Abrasadora, la más brillante del hemisferio norte. En la antigüedad se pensaba que el calor se producía cuando el Sol se juntaba con esa estrella en el horizonte. Juntos levantaban la temperatura en toda la Tierra.

A principios del solsticio de verano, ni el mar ni el continente alcanzan la canícula, pero después empieza a calentar y ese grado máximo debería durar unos cuarenta días. Ese período se fue prolongando en los últimos veinte años. En el verano de Argentina, que comenzó el veintiuno de diciembre, llevamos más de setenta y cinco días. Llegó a la canícula en enero y no afloja. A la temperatura, que ronda día y noche en los treinta grados centígrados, se le suma la alta humedad y una presión atmosférica que baja y oprime al subir el calor. En la costa se sufre menos porque el mar actúa como termo regulador.

El exceso de consumo eléctrico por el uso de aire acondicionados y el mal estado de las redes eléctricas ha hecho empeorar el padecimiento. Millones de personas fueron afectadas por cortes de luz, ya sea por accidentes en las centrales nucleares o por simple falta de alcance de la tensión.

Hasta los más fervientes amantes del verano han empezado a rogar por un respiro. Desde la típica frase “lo que mata es la humedad”, hasta otras más extremas como “no quiero vivir un verano más”, “prefiero vivir en Alaska”, “no quiero escuchar a nadie que me diga que le gusta el verano”, “esto no se resiste”, “me siento enfermo”, “no puedo ni pensar”.

Es que las altas temperaturas entorpecen la creatividad, irritan, despiertan agresividad y afectan la producción. Estimulan el comportamiento impulsivo. Según Adolphe Quetelet (astrónomo belga de fines del siglo XIX) el calor aumenta los delitos contra las personas porque activa las pasiones, mientras que el frío incrementa los delitos contra la propiedad, como los robos, por el aumento de las necesidades materiales.

Por contrapartida, los países ricos suelen ser los más fríos.

En las historias de ficción el calor tiene un efecto parecido al del alcohol. Se asocia a la violencia, a las pasiones destructivas, a la energía del inconsciente, a la sexualidad más primitiva.

En Luz de agosto, de William Faulkner, Joe Christmas se acuesta con la solterona Joanna Burden sin amarla ni desearla. Acaba degollándola. El borracho Burch prende fuego la casa.

En El extranjero, de Albert Camus, la temperatura sirve de disculpa frente a un asesinato. En una Argelia ardiente, Meursault pretende que el efecto perturbador del sol sea la atenuante de su crimen. “El presidente contestó (…) que, antes de oír a mi abogado, le complacería que precisara los motivos que habían inspirado mi acto. Mezclando un poco las palabras y dándome cuenta del ridículo, dije rápidamente que había sido a causa del sol. En la sala hubo risas.”

En Némesis, de Philip Roth, la historia se desarrolla en el caluroso verano de 1944. En un clima sofocante, los hombres mueren como moscas por una epidemia de poliomielitis o quedan paralíticos.

En El uso de la foto, Annie Ernaux cuenta una historia de amor que comienza en marzo, en Francia, junto con la primavera, para ir elevando su erotismo en los meses caniculares. Ella y su amante sacan fotos a la ropa que fueron sacándose y tirando por ahí, antes de hacer el amor. El cáncer de mama con el que lucha Annie pasa a segundo plano y lo va venciendo a medida que disminuye la pasión y la temperatura estival.

El veintiuno de marzo comenzó el otoño en el hemisferio sur. Llevará un tiempo enfriar la tierra, devolver la creatividad a los artistas, y la productividad a quienes hacen andar la economía. Esperamos transpirar solo en la ficción al leer historias como las de un Macondo ardiente, preludio de desastres, crímenes y revelaciones que le debemos al prolífero García Marquez. @mundiario

Comentarios