La ministra de Salud en su laberinto

Ministra de Salud, Joselyn Chacón. / prensa presidencia
Ministra de Salud, Joselyn Chacón. / prensa presidencia
El nombramiento de esta joven médica fue una sorpresa en el gremio de la salud pública del país pues no estaba en el radar de los integrantes de los gremios relacionados.
La ministra de Salud en su laberinto

Tomo el título de esta obra de Gabriel García Márquez para ilustrar el aciago momento por el que pasa el Ministerio de Salud Pública de Costa Rica, en especial su cabeza: Joselyn Chacón Madrigal, la ministra.

El nombramiento de esta joven médica fue una sorpresa en el gremio de la salud pública del país pues no estaba en el radar de los integrantes de los gremios relacionados con este ministerio, o en las esferas políticas. No obstante, por la cercanía con el recién nombrado presidente, al ser parte de la máxima organización de la campaña electoral, no fue difícil encontrar la razón de su nombramiento, a pesar de los cuestionamientos por su juventud y su inexperiencia en aspectos de salud pública, más allá de la que se presenta en su hoja de vida.

Quizás, el hecho de venir a tomar el puesto que dejó el Dr. Daniel Salas resultaba harto complicado, dado el alto perfil que le dio el Dr. Salas a su gestión enfrentando la parte de la pandemia por la covid-19 en nuestro país.

Desde la campaña electoral presidencial del 2022, el actual presidente, Rodrigo Chaves, se mostró proclive a tomar algunas decisiones, especialmente respecto a la vacunación obligatoria contra la covid-19 y el uso de mascarillas. Esa posición fue parte importante de su campaña, al punto de que es altamente probable que muchos votantes se hayan inclinado por ese candidato por estas solas razones. No es de extrañar, entonces, que el mismo día de toma de posesión del Gobierno, nos regalara sendos decretos que, de una forma bastante discutible por su forma y por su fondo, pretendían eliminaran la vacunación obligatoria y el uso de la mascarilla en algunos espacios públicos: Decretos Ejecutivos, N° 42543 y N° 42544.

Desde un inicio de esta administración, las políticas en salud pública, calificadas por muchos expertos en el tema como contrarias a la salud pública, fueron moneda de curso corriente. El Ejecutivo ha dado una lucha frontal contra la vacunación obligatoria contra la covid-19 utilizando la estrategia del descrédito de los miembros de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE), poniendo lo normativo por encima de lo técnico-científico para cuestionar sus acciones.

Poco a poco algunos miembros renunciaron a esa comisión por motivos personales, básicamente cuidando de su salud integral, mientras que otros fueron destituidos de formas cuestionables. Eso sí, la misma Procuraduría General de la República respaldó lo actuado por esa comisión, asestando un fuerte golpe a los criterios, deseos y decisiones del presidente Chaves.

Durante la epidemia por la covid-19 en Costa Rica, se instauró un grupo técnico para la vigilancia de la covid-19. Este equipo estaba conformado por algunos de los mejores especialistas en temas de inmunología, virología, epidemiología y terapéutica del país, venidos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Ministerio de Salud, el Inciensa y el sector académico. Posteriormente, se amplió su ámbito de acción a las infecciones por virus tipo influenza y otras afecciones respiratorias. En un inicio, y hasta el final de la administración de Carlos Alvarado, su rol fue fundamental en la creación de normativa, lineamientos, guías, etc., relacionadas con su propósito. No fue así durante la nueva administración.

Desde fuera de la administración, quienes seguimos con interés los aspectos de la salud pública costarricense, y más allá de nuestras fronteras, desde distintos nichos del quehacer científico y de la política pública, hemos visto con preocupación la ausencia de políticas claras en beneficio de la salud pública, más allá de las ya existentes y que son permanentes como parte del trabajo propio del Ministerio de Salud. Más bien, insisto, ha habido una serie de políticas anti-salud pública que han atentado, directamente, contra la población costarricense.

La renuncia de la Dra. Eugenia Corrales Aguilar al grupo técnico para la vigilancia de la covid-19, influenza y otras virosis respiratorias, el pasado 16 de enero, puso el dedo en una llaga profunda y dolorosa: la disfuncionalidad del ministerio de salud en aspectos sustantivos de su acción. Su carta de renuncia fue fuerte, clara y directa. En ella, le manifiesta la Dra. Corrales a la ministra: “Desde que usted es jerarca de tan importante institución no se ha podido garantizar una asesoría de alta calidad científica que permita al personal de primera línea de defensa contra Covid-19 ni a la población costarricense tomar decisiones y medidas adecuadas en la prevención y mitigación de estas enfermedades”; además, “…se han brindado recomendaciones y cambiado medidas sin revisión ni validación por el grupo técnico”. 

Esta renuncia se sumó a la de la Dra. Olga Arguedas, directora del Hospital Nacional de Niños, en octubre pasado en medio de una plétora de casos de infecciones respiratorias agudas, muchas de ellas graves, que le obligaron a dedicarse por completo a atender la emergencia en el hospital. Sin embargo, también manifestó, en esa oportunidad, que la medida del “receso lluvioso”, tomada de forma unilateral y abrupta por Salud, no era lo conveniente ni lo acordado en el seno del grupo técnico.

Algo peculiar

En días recientes, se anunció la renuncia a este grupo técnico de cuatro especialistas en Inmunología, Infectología, Microbiología y Epidemiología venidos desde la CCSS.

La forma tan particular de llevar los asuntos de la salud pública por este Ejecutivo ha arrinconado a invaluables especialistas a dar un paso de costado y dejar de aportar a la salud púbica desde tan importantes órganos asesores, pero continuando, eso sí, desde sus trincheras, en la lucha por las mejores condiciones de salud para la población habitante del país. Conozco a casi todos ellos y sé que su renuncia fue difícil y dolorosa, pero no les quedó otro camino que el tomado. 

Se nota, por cualquier lado, con múltiples ejemplos y evidencias, que la actual ministra se queda corta a las necesidades de un sector tan fundamental para cualquier sociedad; sin embargo, el presidente la respalda. Podríamos decir, paradójicamente, que este brote de renuncias es muestra clara de una enfermedad que afecta a la salud del Ministerio de Salud. @mundiario

Comentarios