Los republicanos han convertido a los migrantes en un arma política

Migrantes. / RR SS.
Migrantes. / RR SS.
Ahora es el gobernador texano Gregg Abbot quien ha enviado autobuses cargados de indocumentados a la residencia de la vicepresidenta. Al mismo tiempo, Nueva York declara estado de emergencia.
Los republicanos han convertido a los migrantes en un arma política

Primero fue el gobernador de la Florida, Ron DeSantis, quien envió un avión cargado de migrantes a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, ahora sigue su polémica estela el gobernador texano Gregg Abbot quien envía autobuses llenos de migrantes a la residencia de Harris en Washington. Hasta 41 migrantes, de los cuales 11 eran niños, llegaron a las puertas de la mansión de Harris tras un largo recorrido desde Eagle Pass, en la frontera de Texas con México.

Eran 40 venezolanos y un cubano. No es una escena extraña, en los últimos meses más gobernadores republicanos han optado por utilizar a los migrantes como arma política y enviarlos a estados gobernados por demócratas, muchos de ellos conocidos como "santuarios" para los ilegales. Algunos de ellos son Washington, Chicago o Nueva York, que han alcanzado la ocupación histórica de refugios para los indocumentados. Eric Adams, alcalde de Nueva York, se vio en la obligación de declarar estado de emergencia debido a que los albergues ya no dan abasto para la alta demanda. “Necesitamos ayuda, y la necesitamos ya”, enfatizó el pasado viernes. 

El envío de migrantes es la manera en que protestan y denuncian los republicanos las políticas de la Casa Blanca. Texas o la misma Florida son estados que reciben de forma masiva una alta población de indocumentados, en los últimos años desde Centroamérica, pero más recientemente incluso desde Venezuela. Abbot y DeSantis critican duramente la política migratoria de la Administración de Joe Biden, pero este movimiento de trasladar a los migrantes ha iniciado recientemente quizás con el objetivo de arañar votos para las elecciones del 8 de noviembre.

Más allá del problema político y migratorio que enfrenta EE UU, las medidas ejercidas por los gobernadores son malintencionadas, de mal gusto. Llegando a las puertas de la elegante mansión de la vicepresidenta, los migrantes fueron bajando de a poco con chanclas, con poca ropa y con sus pocas pertenencias en una bolsa. Al entrar ilegalmente al país, les arrebatan muchas pertenencias y fueron enviados por la gobernación de Abbot hasta Washington donde el el otoño empieza a bajar las temperaturas de forma súbita, en especial en horas de la noche. 

La llegada a Washington no es el final para estos migrantes, quienes la gran mayoría no hablan inglés. Muchos deben decidir a dónde quieren ir. Algunos deciden quedarse en la capital, pero otros buscan como objetivo llegar a Nueva York, y tantos otros son trasladados hasta un albergue en Maryland. El ciclo es similar para muchos. Tras su llegada a los albergues, comienzan con un amplio proceso migratorio para regularizar su estatus que puede durar años y cuesta costosos abogados. Mientras esto ocurre, muchos terminan trabajando en lo que pueden para sobrevivir. @mundiario

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