El silencio de la Iglesia fue cómplice de los "curas depravados" de Pensilvania: estos son los casos más perturbadores

Iglesia. Pixabay.
Iglesia. / Pixabay.

Más de 1.000 menores fueron abusados durante, al menos, siete décadas por parte de sacerdotes de la Iglesia católica en Pensilvania. Los curas tomaban fotos de sus víctimas, los violaban de múltiples formas, e incluso embarazaron a algunas de las víctimas. Lejos de hacer algo, la Iglesia ideó un plan para ocultar los perturbadores casos.

El silencio de la Iglesia fue cómplice de los "curas depravados" de Pensilvania: estos son los casos más perturbadores

Esta semana empezó de un manera tétrica. Mientras en Italia colapsaba un puente en Génova dejando un saldo de más de 30 muertos, en EE UU se destapaba uno de los casos más perturbadores de abusos sexuales a menores de parte de “curas depredadores” de la Iglesia católica en Pensilvania. Un gran jurado se encargó de investigar el caso que fue presentado el martes por la Corte Suprema de Pensilvania, donde determinaron que más de 1.000 niños fueron abusados a lo largo de siete décadas por sacerdotes que hoy en día, puede que jamás paguen por sus actos.

En un documento que supera las 1.000 páginas, vemos los escabrosos casos en que los sacerdotes se atrevieron a violar repetida veces a menores, tomarles fotografías desnudos, obligarlos a tocarlos e incluso dejar embarazadas a distintas menores. Un punto impactante de esta historia es que tal como determinó el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, es muy posible que el número de víctimas sea superior, pero muchos no se atrevieron a denunciar los actos de los curas. Además, el documento no solo ha servido para revelar los abusos de los curas, sino para descubrir la estructura silenciosa ideada por los altos cargos de la iglesia para callar los crímenes de los sacerdotes.

Josh Shapiro, fiscal general de Pensilvania. RR SS.

Josh Shapiro, fiscal general de Pensilvania. / RR SS.

 

El documento expone que para lograr ocular los casos y silenciar a las víctimas, se ideó una especie de guía que detallaba los pasos a seguir en caso de toparse con un cura que estuviera abusando de menores. El “manual de instrucciones de ocultación de la verdad”, expresa los siguientes seis pasos:

> “Primero, asegúrese de usar eufemismos frente a palabras reales para describir agresiones sexuales. Nunca diga violación, sino contacto inapropiados”.

> “Segundo, no lleve a cabo verdaderas investigaciones”, en cambio, “asigne a clérigos a hacer preguntas inadecuadas”.

> “Tercero, para lograr una apariencia de integridad, envíe a sacerdotes para ‘evaluación’ en centro psiquiátricos de la Iglesia”.

> “Cuarto, cuando un cura deba ser trasladado, no diga el motivo. Diga a los feligreses que está en ‘baja médica’ o ‘fatiga nerviosa’. O no diga nada’”.

> “Quinto, aunque un sacerdote esté violando a niños, proporcióneles casa y cubra sus gastos”.

> “Finalmente, y sobre todo, no diga nada a la Policía. El abuso sexual, aunque sin penetración, siempre ha sido un delito. Pero no lo trate de ese modo, sino como un ‘asunto personal’, ‘dentro de casa'”.

Como si fueran los 10 mandamientos, durante los 70 años de abusos, los altos cargos siguieron exactamente este patrón donde removieron curas y los enviaron a otras diócesis, les ofrecieron nuevas casas, siguieron pagando sus gastos y expusieron a una gran cantidad de menores de otras parroquias a estos “depredadores”.

El caso recuerda a casos similares registrados en Boston, en Australia, Alemania (donde estuvo involucrado el nombre de Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto XVI) o Chile. Pero a diferencia del resto, en esta ocasión el informe llevado a cabo por una instancia gubernamental estadounidense revela detalles sumamente siniestros, algunos de los cuales describimos a continuación:

El sacerdote que realizaba “revisiones” a los niños

Bajo la excusa de enseñarle a los niños a detectar el cáncer, el cura en Erie, el padre Chester Gawronski se encargaba de acariciar a niños sexualmente. En el año 1997 surgieron una gran cantidad de pruebas, lo que obligó a las autoridades de la Iglesia a realizar una investigación en donde figuraban hasta 41 posibles víctimas. De la investigación solo se confirmaron 12 y Gawronski llegó a confesar que llevó a cabo los abusos sexuales, sin embargo, se mantuvo activo entre 1997 y el 2002, siendo reasignado a distintas parroquias.

Los cuatro curas depravados

En el informe resalta un grupo de “cuatro curas depredadores” que estableció vínculos sexuales con una serie de menores. Los curas obligaban a los menores a que posaran desnudos mientras ellos le tomaban fotos, los violaban de diversas formas e incluso ejercían actos sadomasoquistas. Para diferenciar a sus “favoritos” del resto, los curas les obsequiaban cruces de oro que quería decir que estaban siendo preparados para ser abusados.

Curas. RR SS.

Curas. / RR SS.

 

La confesión de un cura

El padre Michel Lawrence reconoció ante monseñor Anthony Muntone lo siguiente: “Por favor ayúdeme, abusé sexualmente de un niño”. La confesión fue apuntada en un memorándum oficial escrito a mano por Muntone, quien además escribió que se trató de una “experiencia que no será necesariamente un trauma terrible para la víctima. Todo lo que la familia necesitaba es una oportunidad para ventilarlo”.

Lawrence permaneció activo en la iglesia durante años y bajo el mando de tres obispos distintos.

El cura que embarazó a una menor, se casó y se divorció

El caso parece sacado de un show de telerrealidad, pero por desgracia, es cierto. El padre Raymond Lukac embarazó a una joven de 17 años, luego falsificó una firma de un pastor en el acta de matrimonio y luego anuló el casamiento cuando la joven dio a luz. Como en los casos anteriores, los altos cargos eran conscientes de los actos de Lukac, que a pesar de todo, permaneció dentro de la misma iglesia mientras la diócesis buscaba “un obispo benévolo en otro estado dispuesto a aceptar al depredador y esconderlo de la justicia”.

El obispo que se solidarizó con el cura, no con la víctima

El padre Thomas Skotek embarazó a una menor y luego arregló el aborto. El obispo James Timlin fue consciente de esto y envió una carta donde expresaba: “Este es un momento muy difícil en tu vida y me doy cuenta de lo amargo que es esto. Yo también comparto tu dolor”.

El escrito era para Skotek y no para la menor. @mundiario

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