EE UU acusa a 13 rusos por la injerencia electoral contra Clinton

Donald Trump, presidente de Estados Unidos; y Robert Mueller, fiscal especial del FBI. RR SS
Donald Trump, presidente de Estados Unidos; y Robert Mueller, fiscal especial del FBI. / RR SS

El fiscal especial del FBI, Robert Mueller,  ha destapado la fábrica rusa de las fake news y ha presentado pruebas concretas de la intensa campaña de intoxicación política que, al parecer, cambió el rumbo de las elecciones presidenciales en la nación norteamericana.

EE UU acusa a 13 rusos por la injerencia electoral contra Clinton

El escándalo de la trama rusa suma un nuevo capítulo. Robert Mueller, ha dado un duro golpe  en su batalla por descubrir si, como se ha creído todo este tiempo, el equipo de Donald Trump se coordinó con el Kremlin para acelerar su paso frente a la demócrata Hillary Clinton en la carrera por la Casa Blanca.  El fiscal especial del FBI, destapó este viernes la fábrica rusa de las noticias falsas y lanzó una acusación directa contra 13 ciudadanos rusos y tres empresas del mismo país por interferir en las elecciones presidenciales de 2016.

Según las autoridades, el gigantesco operativo, bautizado como Proyecto Laktha, empleaba a cientos de personas y al activismo de base a través de las redes sociales para desplegar en la nación norteamericana una intensa campaña de intoxicación política. En esa línea, Mueller ha explicado en su acusación que la misión puso en marcha una “guerra de información” encaminada a generar “desconfianza hacia los candidatos y el sistema político en general”.

“Este escrito debe servir de recordatorio de que la gente no siempre es quien parece ser en Internet. Conspiradores rusos trataron de promover la discordia en Estados Unidos y socavar la confianza pública en la democracia. No podemos permitir que triunfen”, agregó Rod Rosenstein, número dos del Departamento de Justicia.

El informe da cuenta del sorpréndete universo contaminado que puede existir detrás de desinformación en la web. Las empresas implicadas son Internet Research Agency LLC, Concord Management and Consulting y Concord Catering, todas ubicadas en San Petersburgo. Estas firmas se valieron de un entramado de compañías subsidiarias y otras tapaderas, que operaban tanto en Rusia como fuera.

Asimismo, la investigación detalla que los rusos emplearon un presupuesto de 1,25 millones de dólares al mes, y que existía un poderoso ejército trabajando para el Kremlin. Tan solo Internet Research Agency empleaba por sí sola a “cientos de personas”. Para cubrir las 24 horas, se alternaban dos grupos. Su misión consistía en crear bajo nombre falso miles de cuentas en redes sociales. Un equipo de diseñadores gráficos, analistas de datos y tecnólogos les apoyaba, apunta el diario español El País. Su actividad fue especialmente intensa en territorios electoralmente indecisos como Florida, Virginia y Colorado.

El FBI también ha explicado que para disfrazar la trama rusa, los hackers generaban cientos de cuentas en redes sociales (Facebook, Instagram y Twitter) “con nombres robados, cuentas de banco fraudulentas y documentos de identidad falsos”, Así pues, “se hacían pasar por estadounidenses, que abogaban o censuraban a determinados candidatos, abrían páginas web y creaban comunidades con ciudadanos ajenos a lo que ocurría”, señala el Departamento de Justicia.

Pero los rusos no trabajaron solos. Mueller sostiene que algunos estadounidenses sirvieron como activistas de base y participaron en las protestas organizadas por el Kremlin. Aunque el FBI, recalca que los reclutados desconocían que estaban tratando con rusos. La meta era clara: generar malestar y erosionar la confianza en el sistema político.

Esta acusación presentada por el equipo de Mueller incluye ocho cargos, subraya El País. En primer lugar, la conspiración para engañar a Estados Unidos, que alcanza a todos los imputados. En segundo plano aparece el fraude bancario, así como el robo y la suplantación de identidad. Ningún ciudadano estadounidense ha sido señalado.

El movimiento supone un golpe directo contra Rusia, pues hasta ahora la trama rusa nunca había apuntado directamente a ciudadanos de ese país. De momento solo se habían hecho públicas cuatro imputaciones vinculadas al pantano ruso en las elecciones y todas apuntaban hacia el entorno de Trump: su exconsejero de seguridad Michael Flynn, su jefe de campaña Paul Manafort, el empresario Rick Gates y el asesor electoral George Papadopoulos.

Sin embargo, el meollo del asunto sigue estando en el aire: el informe del FBI no ha trazado vínculo alguno entre el Kremlin y el equipo electoral de Trump. Un punto que, por supuesto, el inquilino de la Casa Blanca ha utilizado a su favor. “Rusia empezó su campaña en 2014, antes de que yo anunciará que competía para la presidencia. Los resultados de las elecciones no se vieron afectados. La campaña de Trump no hizo nada. No hay colusión”, escribió el presidente en su cuenta Twitter. @mundiario

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