ERC intenta evitar que Illa opte a la investidura con un Gobierno independentista

Su candidato, Pere Aragonès, quiere un ejecutivo “amplio”, pero su aliado indispensable, Junts, se declara incompatible con En Comú Podem.
Cataluña entra en un nuevo período clave de su historia. ERC intenta evitar que el socialista Salvaldor Illa opte a la investidura, para lo cual debe cerrar ya un Gobierno independentista. Su candidato, Pere Aragonès, quiere un ejecutivo “amplio”, pero su aliado indispensable, Junts, se declara incompatible con En Comú Podem.
En medio de la tercera pandemia más devastadora de la historia, la sociedad catalana salió a votar sin importar la magnitud de una crisis económica y de una incertidumbre política sin precedentes sobre su futuro. Un claro llamado a una nueva era es el principal factor que movilizó a las masas este domingo 14 de febrero en unos comicios que marcarán el rumbo de un proyecto indefinido, fallido, pero aún vivo, como lo es el de la soberanía de Cataluña.
Y es que a pesar de que la abstención motivada por el coronavirus fue la constante en las elecciones legislativas del domingo, y de que el descontento social de la población con la gestión del socialismo en el Gobierno español se ha profundizado, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) de Salvador Illa obtuvo la victoria en número de votos. La aritmética favoreció a los socialistas, la gran apuesta de Pedro Sánchez en territorio catalán. Ahora queda la puerta abierta a una ruta de posibles negociaciones por la independencia con mucho cálculo político para Madrid. El impulso de Illa no bastó para vencer al bloque independentista, que sale reforzado de la contienda.
La fuerza del independentismo, que todavía cala con mucha influencia en el electorado catalán, ha dirigido un enorme caudal de votos a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y a Junts per Catalunya, que tendrán la ardua tarea de repetir la coalición de Gobierno de los últimos años que tanta inestabilidad ha generado dentro y fuera de la comunidad autónoma. Esto se debe a que la falta de acuerdos mínimos entre ambas agendas choca con el nivel de gobernabilidad esperado.
Los independentistas tendrán que volver a sentarse en la mesa de negociación para pactar una coalición que incluya todas las visiones del proyecto separatista; desde las más radicales hasta las más moderadas. El objetivo es encontrar un punto en común a fin de presionar al Gobierno español y llevarlo a un escenario de concesiones. ERC lideraría por primera vez el Gobierno de la Generalitat desplazando a Junts.
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Los socialistas acumularon 33 escaños y el 23% de los votos, su mejor resultado desde 2006. Esquerra Republicana llegó a 33 escaños también y el 21,3% de los votos, pero volvió a quedarse sin ganar las elecciones. La ventaja estratégica es que ha ocupado los primeros lugares entre los partidos independentistas en unas elecciones en el Parlament, lo cual le confiere un capital político importante para formar alianzas dentro del poder legislativo. Sus eternos rivales del centroderecha independentista, ahora bajo la marca Junts, quedaron terceros con 32 escaños y un 20% de votos.
Con un Parlamento mayoritariamente independentista, el escenario político en Cataluña se avizora propicio para el choque de trenes. @mundiario