El PP se reencuentra consigo mismo en Sevilla

XX Congreso Nacional del PP. Twitter @FeijooGalicia (1)
XX Congreso Nacional del PP. / Twitter @FeijooGalicia

Ha sido un Congreso de catarsis, de vuelta a los mejores tiempos de su historia, personificados por Aznar y Rajoy unidos alrededor de Feijóo.

El PP se reencuentra consigo mismo en Sevilla

Una ceremonia de adhesión que ha durado dos días para cerrar las convulsiones internas iniciadas con la moción de censura contra Rajoy. Los cambios en los órganos directivos se resumen en una línea: si Pablo Casado quería afianzar su liderazgo frente a los dirigentes territoriales, Alberto Núñez Feijóo se apoyará en ellos. A todos les ha pedido nombres para integrarse en la nueva estructura si bien es evidente el peso de Andalucía y Galicia, los mascarones de proa de la nave popular aunque deberá incorporar a más dirigentes de Madrid si quiere la paz interna. Tanto José María Aznar como Mariano Rajoy asumieron el doble papel de enorgullecerse de sus períodos de Gobierno y de atacar frontalmente al actual Ejecutivo. Los demás dirigentes eran figurantes. Casado cumplió con elegancia en su último servicio antes de salir de escena. Su mandato se resume en un aplauso cortés y una nota a pie de página en la historia del partido.

Los dirigentes citados, también Ayuso, no dejaron de subrayar una obviedad: quieren ganar con Feijóo, hay ansiedad por regresar al poder. La pinza electoral que provocan el PSOE y Vox es ya demasiado clara en las encuestas y puede deparar la cohabitación generalizada en el ámbito de la derecha en las próximas elecciones locales y autonómicas. Para distanciarse de un aliado tan incómodo como necesario, no basta con proclamar seriedad y compromiso, es necesario bajar a la arena del debate y confrontar alternativas, desmontar infundios, asumir acuerdos. Bajo el liderazgo casadista se hizo lo contrario, una oposición frontal contra el Gobierno compitiendo muchas veces en radicalismo con Abascal. El electorado distinguirá entre ambos cuando ellos mismos se distingan claramente, no cuando jueguen a confundirse.

el PP vuelve

En Sevilla se quería una función catártica, un encuentro con la propia historia, personificada en los dos presidentes de Gobierno, un coro afinado que entonase los nuevos himnos de esperanza y de confianza en sí mismos. En la actualidad los partidos funcionan así, como rituales religiosos, alejados del debate ideológico, persiguiendo el espectáculo emocional en lugar del debate racional. Se ha visto una organización profesionalizada al servicio de una idea central: el PP vuelve. Ahora vendrá la gira por los platós y salas de redacción, circuito en el que Feijóo está muy entrenado. Pero el principal escenario será la confrontación con el Gobierno que deberá desarrollarse en un doble plano: los debates parlamentarios donde el nuevo líder popular no podrá estar y los escenarios provocados para intentar marcar la agenda del debate político. Como objetivo último, tratar de capitalizar el descontento social, ya muy evidente, que hasta ahora se está dirigiendo hacia Vox.

En realidad no es tan difícil como parece. Las Cortes Generales están muy devaluadas tras varios años tratando de imitar a un aula de adolescentes, llena de gestos de afirmación pero escasa de reflexión. En cualquier debate parlamentario, de los diecisiete grupos políticos representados es frecuente que los argumentos sólidos y documentados procedan sólo de dos o tres grupos. Los demás reiteran lo que dicen los medios. Incluso el grupo del Gobierno se limita con frecuencia a escudarse en la intervención del Ministro de turno, normalmente más documentada y elaborada. Ese abandono de la función pedagógica que tiene el debate político, de la orientación de la opinión pública, ha sido sustituido por la frase pretendidamente ingeniosa, la descalificación constante, con frecuencia por el exabrupto. Por eso incrementa velozmente sus apoyos quien con más contundencia verbal y menos respeto a los hechos se exhibe en la Cámara.

 

Ahora que los partidos de la nueva política, Ciudadanos y Unidas Podemos, están de retirada, es bueno que los demás partidos, en especial los dos que vertebran el sistema político, gocen de buena salud, liderazgos estables y sobre todo proyecto político riguroso. Los tiempos son turbulentos, la crisis económica está todavía en sus inicios pero los perdedores ya se pueden prever: las rentas del trabajo, asalariados y autónomos, así como las pequeñas empresas. Por ello no basta con un pacto de rentas y precios para hacer frente a la crisis, es necesario añadir refuerzos del Estado de Bienestar y cambios estructurales que ataquen algunas de las causas de la desigualdad, como se hizo en los Pactos de la Moncloa en su día.

Feijóo no aludió a nada de ello. Ni era el lugar ni era el momento. Pero como los hechos son tozudos pronto deberá de abordarlos, dando contenido a lo que en Sevilla era sólo coreografía e imagen. Cuando las luces se apagan, comienza el trabajo. @mundiario 

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