Lula desafía a la justicia brasileña al inscribirse como candidato a la presidencia de Brasil

Lula da Silva, expresidente de Brasil. RR SS.
Lula da Silva, expresidente de Brasil. / RR SS.

El Partido de los Trabajadores hace oídos sordos a las leyes que prohíben que un condenado se postule como presidente e inscriben a da Silva, preso por corrupción, como candidato para les elecciones de octubre. Los abogados del exmandatario señalan que su caso no ha llegado al Supremo, por lo que puede hacer campaña hasta que el Tribunal Electoral lo vete.

Lula desafía a la justicia brasileña al inscribirse como candidato a la presidencia de Brasil

El expresidente Lula da Silva se revela contra los jueces y se inscribe como candidato a las elecciones presidenciales de Brasil. Bajo el ala del Partido de los Trabajadores, el líder brasileño se une a la carrera presidencial a pesar de estar actualmente preso por corrupción, una cuestión que lo inhabilita para postularse al cargo político, según las leyes brasileñas.

El movimiento de Lula, que a pesar de estar preso sigue siendo el político más popular de Brasil, es un desafío frontal contra los jueces que llevan el caso y que ahora deberán vetar dicha candidatura y quizás, responsabilizar a nivel legal al Partido de los Trabajadores (PT).

El escenario previsto es que su candidatura sea anulada, en tal caso, sus seguidores ven como posible sustituto a Fernando Haddad, exalcalde de São Paulo

No deja de ser digno de estudiar el hecho de que ni las pruebas contra el presidente y el escándalo de Odebrecht han afectado al expresidente en cuanto a índices de popularidad. “Lula candidato” es uno de los clamores que se han escuchado en las calles del país latinoamericano. Esto llevó al PT a inscribir a Lula como su candidato para las elecciones de octubre, a pesar de las advertencia de los jueces, que se rigen por ley donde se establece que un condenado por segunda instancia no puede postularse a la presidencia.

El expresidente se enfrenta a 12 años de prisión, por ahora, ya que necesitaría del aforamiento con el que vienen los cargos públicos para liberarse de los muchos juicios por corrupción que le esperan. El siguiente paso será decisivo, ya que se espera que los jueces veten la candidatura, una decisión que desencadenará la furia de los miles de seguidores que tiene da Silva.

A pesar de estar en la cárcel, el popular expresidente sigue convocando a grandes marchas. Decenas de miles de sus seguidores han llegado hasta Brasilia para desfilar por unos seis kilómetros hasta las puertas del Tribunal Electoral, donde el PT formalizó la inscripción de da Silva, luego de un discurso de Gleisi Hoffman, presidenta del partido, junto a la expresidenta Dilma Rouseff.

No deja de ser digno de estudiar el hecho de que ni las pruebas contra el presidente y el escándalo de Odebrecht han afectado al expresidente en cuanto a índices de popularidad

Con la candidatura de Lula, el panorama de Brasil se pondrá cada vez más oscuro. Haciendo uso de su poderoso nombre, el PT se encargará de movilizar masas para una gran campaña electoral no solo para que Lula sea presidente, sino para que sea liberado. Ante esto el Tribunal Electoral deberá agilizar las medidas y vetar rápidamente la candidatura, ya que mientras más se acerquen a las fechas límites con el expresidente siendo candidato, la presión social será mayor. Ante esto, tanto la presidenta del Tribunal Electora, Rosa Weber, como la fiscal general, Raquel Dodge, han dado a entender que ya está manejando el asunto para poder vetar la candidatura del PT.

Aunque Lula cuente con el apoyo de las masas, lo cierto es que tanto él como su ahijada política la destituida Rouseff, no han sabido zafarse del escándalo político que ha suscitado la corrupción a lo largo de sus gobiernos. Mientras la candidatura exista, Lula podrá hacer campaña estando en la cárcel, una cuestión que sus abogados defienden ya que su caso aún no ha llegado al Tribunal Supremo. El escenario previsto es que su candidatura sea anulada, en tal caso, sus seguidores ven como posible sustituto a Fernando Haddad, exalcalde de São Paulo, un nombre lo suficientemente poderoso como para sustituir al popular Lula. @mundiario

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