¿Por qué dicen que fuera del PSOE, Podemos y aliados todo es fascismo?

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
El uso de la expresión fascista predomina en sectores verbalistas del PSOE y sobre todo en las filas de Podemos instalados en los aparatos del Estado donde gozan de altos cargos.
¿Por qué dicen que fuera del PSOE, Podemos y aliados todo es fascismo?

La generalización de la palabra “fascista”, que incluso usan personas a quienes se atribuye cierto nivel de cultura política para conocer el significado histórico y presente de ese término, es una evidencia de que, sobre todo, quien lo emplea para referirse o encuadrar a otra persona por sus ideas o posiciones políticas no tiene a mano otro insulto para descalificar a quien no piensa como él. Así que son fascistas todos aquellos que militan o votan a partidos que no forman parte del actual “Gobierno de Progreso” de España o a la diversa pléyade de sus consocios u otorgantes, léase desde Bildu a ERC, pasando por la derecha católica vascongada (“De rodillas ante Dios”, o sea el PNV). Pero especialmente fascismo en sus diversos grados todo lo que no sea Podemos o el actual PSOE, para entendernos.

Esta simpleza intelectual no merecería mayor atención, a no ser que es un fenómeno dialéctico que sólo se da en España, y no en otros países donde se respetan y marcan las diferencia bien lo que son partidos democráticos y constitucionales, sin meterlos a la brava en el saco de movimientos, que también los hay, de extrema derecha a quienes correspondería mejor ese calificativo por su vecindad con la ideología que tiene por objeto la conquista del Estado sin admitir que nadie compita con él en la conquista del poder.

De esto y de lo que es fascismo hablé en su día con alguien que efectivamente lo fue. Nada menos que Dionisio Ridruejo, jerarca de la Falange, quien todavía con Franco Vigo entrevisté en Vigo, a donde acudiera para una conferencia en aquellos días donde sorprendiera a España al afirmar que, dado que parecía que en España el único fascista fuera él, reconociendo que él si lo fue, en tanto otros pretendían disimularlo. Este singular castellano renegó de su pasado y lo dejó escrito en varios libros evolucionando hacia la socialdemocracia más discreta. El fascismo persigue la conquista del Estado no solo del poder, y la destrucción de toda oposición, o sea, de la democracia. Lo sabía bien.

Una generalización abusiva

El uso de la expresión fascista predomina no sólo en sectores verbalista extremos de la parroquia del PSOE que venera a Pedro Sánchez, sino sobre todo en las filas de Podemos y sus contratas y el Partido Comunista, hoy ampliamente instalados en los aparatos del Estado donde gozan de altos cargos personajes como el que fuera abogado de los narcoterroristas colombianos, las FAR (quien logró que en el equívoco proceso de paz, se aceptara que lo de narcotráfico fue sólo un modo de financiación). Nos referimos a Enrique Santiago, elevado por el doctor Pedro Sánchez nada menos que al cargo de Secretario de Estado para la Agenda 2030. O sea, casi nada. Este abogado es el mismo que dijo que, al modo de lo que ocurrió en Rusia, estaría dispuesto a asaltar la Zarzuela “llegado el caso”. Y este personaje repetidamente ha asumido la historia completa de su ideología, sin ambages ni disimulos. Es de agradecer.

Lo cierto es que España es el único país de Europa que tiene comunistas en su gobierno, y uno de los pocos del mundo en ese sentido, de suerte que hasta los grandes buscadores de Internet llegaron a incluirnos en países como Corea del Norte, China, Vietnam o Laos.

Parece que se ha olvidado la famosa “Declaración de Praga de 2009”, del Parlamento Europeo, en la que se condena por igual al nazismo (forma agravada del fascismo) y al comunismo, considerado a este último como parte integrante y horrible de la historia común de Europa sin que se puedan olvidar los crímenes cometidos en su nombre. Y en ese sentido, el 19 de octubre de 2019, a mayor abundamiento, se emitió la “Resolución del Parlamento Europeo sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa”, ante la celebración del Día Europeo en Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo, que se celebra el 23 de agosto.

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A Podemos le vendría bien recordar la Declaración de Praga sobre nazismo y comunismo.

Así que, a algunos, que presumen de comunistas, como Alberto Garzón, ministro de Consumo y coordinador federal de Izquierda Unida, y alaban a regímenes como el de Cuba como modelos, les convendría ser un poco prudentes cuando propalan ciertas expresiones que rebotan sobre ellos mismos. O sea, que antes de llamar “fascista” a otros revisen el propio pasado de lo que ellos mismos representan. @mundiario

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