¿Cuánto va a costarnos cada vez que el rey honorífico recale en Sanxenxo?

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A bordo del "Bribón"
En la previsión de que el mal llamado rey emérito pase temporadas en Sanxenxo, ya se prevé montar un resguardo suplementario de la Guardia Civil
¿Cuánto va a costarnos cada vez que el rey honorífico recale en Sanxenxo?

La anunciada arriba a Galicia del mal llamado rey emérito (cosa que no existe, ni está en la Constitución, ni se califica de este modo a quien se le atribuye el tratamiento de rey honorifico, sin más) va a costar un buen dinero a los contribuyentes españoles, dadas las previsiones del Ministerio del Interior para montar su resguardo. Produce una extraña sensación de burla el que todos tengamos que apretarnos el bolsillo para asegurar la muelle vida de este personaje que durante su vida se escabulló de cumplir sus obligaciones fiscales, al tiempo que proclamaba su ejemplaridad.

El territorio de Sanxenxo y todos los espacios por donde deambule el viajero va a ser blindado mediante el adecuado y bien remunerado despliegue de la Guardia Civil, por mar y por tierra. Y como no se saben cuánto tiempo echará por aquí Juan Carlos I, las previsiones iniciales son que dure todo el verano. De momento, se ha publicado la orden de servicio para que los agentes que deseen esta misión se apunten, y que además va a estar bien pagada. Es una triste evidencia más, puesto que mientras en las vallas de Ceuta y Melilla los agentes se ven desbordados, a la vez que lesionados, los refuerzos no se manden a donde son precisos, sino a asegurar la visita del ex monarca cada vez que viene darse una vuelta por aquí.

Y, además, los agentes han de ser especialistas en diversos ámbitos, desde la mar a tierra, y las dietas y sobresueldos oscilaran entre los 77,13 euros diarios a los 155,90, según el rango de cada uno, en función del grupo al que pertenezca el guardia civil elegido. En esa cantidad, se incluyen los gastos en comida y alojamiento. Lo más gracioso es que mientras que de su dieta, para un guardia se reservan 28,21 euros, un general, que también vendrán, tendrá 53.54 euros al día para servirse. Juan Carlos I no tiene función oficial alguna, su hijo le retiró el sueldo, y no sabemos, aunque es fácil suponer de lo que vive. Su vida se parece mucho a la del ex rey Faruk, de Egipto, en cuanto a la frivolidad y el gasto.  Lo malo es que lo seguiremos pagando nosotros.

Siempre hizo lo que le dio la gana

Se ha dicho con razón que Juan Carlos I “siempre ha hecho lo que le dio la gana”. Sus turiferarios de todo tiempo consideran que su afición al dinero y a las mujeres es una cosa normal y natural que pertenece a su esfera privada y doméstica, en lo que lo demás no deben entrometerse. “Los reyes son así”. Son privilegios de su alto cargo. Sin embargo, en ese mismo contexto que dada la excepcionalidad de su vida se esperaba de ellos, al menos, cierta ejemplaridad pública, sobre todo, como cuando en este caso, el aludido la proclama como guía de sus actos y la reclama para todos los demás. En todo caso, “son pecadillos de los Borbones”, dicen. Desde que abdicó la Corona, pese a que no ha hecho otra cosa que prorrogar con mayor libertad su vida de siempre, Juan Carlos ha sido comparado y considerado como el “Faruk español”, dado la coincidencia con el frívolo estilo de vida de aquel y la del que fuera Su Majestad Católica (Que Dios guarde). Salvando las distancias, lo cierto es que los modos y secuencias de Juan Carlos recuerdan mucho la de aquel otro personaje: Faruk o Faruq es un nombre de pila masculino de origen árabe, que significa ‘capaz de distinguir el mal y el bien’. Es toda una ironía. Se fue al exilio en el yate real con una fabulosa fortuna acumulada durante su reinado y se instaló en Italia. Vivía entre Capri, Roma y Mónaco, con el mismo estilo de vida de siempre. Murió en Roma tras una bárbara cena, a los 45 años, después de una vida extravagante en la que gozó en exceso de todos los placeres imaginables.

Una de las más procaces comparaciones con Juan Carlos afirma que el ex monarca está en el exilio. Desde que dejó el trono ha pasado tres cuartos de su tiempo viajando. Y en apenas los primeros meses libre de responsabilidades, desde 2014, llegó a recorrer 100.000 kilómetros entre Arabia Saudí, Estados Unidos, México, Emiratos Árabes, Bahamas, Marruecos y otros destinos, pero siempre de fiesta en fiesta. Percibía una asignación anual de más de 194.232 euros. Se le podía ver en restaurantes y hoteles de lujo, grandes eventos o fiestas de amigos. De ahí la paradoja que se haya a decir que su residencia en Abu Dabi es el exilio, cuando en realidad no es otra cosa que un periodo de vacaciones un poco más largo de lo habitual. La historia entra en un nuevo capítulo y, por lo visto, ha elegido Galicia para iniciarla.

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