El blanqueo de proclamas fascistoides, un riesgo para el ejercicio de los derechos de las mujeres

Cortes de Castilla y León. / Vox
Cortes de Castilla y León. / Vox

Por acción, omisión, desprecio o negligencia, el blanqueamiento de la extrema derecha de Vox en España ha supuesto un durísimo golpe.

El blanqueo de proclamas fascistoides, un riesgo para el ejercicio de los derechos de las mujeres

Existe un consenso más o menos generalizado sobre la certeza de los avances en los derechos que hemos conquistado las mujeres en los últimos tiempos. No existe duda alguna sobre los éxitos, no exentos de duros obstáculos, en todas y cada una de las llamadas olas del feminismo así como de la consolidación de movimientos como el 8-M, la denominada Agenda feminista, etcétera. Pero de verdad seguimos avanzando? Siento afirmar que el blanqueo de las proclamas fascistoides suponen un serio riesgo para el reconocimiento y ejercicio de los derechos de las mujeres, así como un ataque frontal a la incluso mera existencia del feminismo. 

Afirmaba alguien en una tertulia radiofónica, al hilo del cuestionamiento de la nueva etapa del PP, con un Feijóo otrora caracterizado como moderado en media España, destapado por su asentimiento al matrimonio de la derecha que representa con la extrema derecha de Vox, algo así como la imposibilidad real de que los derechos de las mujeres puedan suponer un retroceso; afirmaba un tertuliano que la historia feminista acredita la posibilidad de parones mas no de retrocesos.

Nada me gustaría más que conveniar en tal opción mas lo cierto es que basta echar un vistazo a nuestra historia reciente y ver como muchos de los derechos conseguidos en la República para quienes somos la mitad de la sociedad fueron volatilizados sin piedad en la Dictadura al amparo de una moral autoritaria y patriarcal ligada a una visión de familia nacional católica muy útil al Tirano.

Podemos observar como los nuevos fascistas se enorgullecen de liderar el desprecio a layes como la de igualdad o la de medidas contra la violencia de género negando los más obvios hechos de todavía nuestra sociedad, como es el hecho de que el número de mujeres asesinadas por violencia de género en España desde 2003 es de 1131 o que el número de menores huérfanos por este tipo de violencia es de 340 desde 2013. Es más, niegan el mismo hecho en sí en un negacionismo de la realidad que satisface una política machista, retrógrada, irracional y vejatoria.

VUELVEN LAS BABARIDADES

Es bien conocida en política la importancia del lenguaje, del relato y de los titulares hasta tal punto que quien gana la batalla de los mismos puede ganar la guerra en este campo o, al menos, muchas de las batallas. Pues bien, el blanqueamiento que por acción, omisión, desprecio o negligencia hemos permitido a la extrema derecha de Vox en España ha supuesto un durísimo golpe para situaciones que debieran estar presididas por las más altas cotas de sensibilidad pública como la violencia de género, pero también la situación de los menores inmigrantes o la exclusión social, por decir algunas de las cuestiones a las que nadie se atrevía a polemizar abiertamente.

Estamos permitiendo que calen en las generaciones nuevas (que no sólo en las Nuevas Generaciones) las absurdeces de memos resumidos en “ni machismo ni feminismo, sino igualdad”, las paguitas de los vagos, o los menas con una pasividad angustiante que nos traslada a las proclamas del NO-DO dispuestas para ser tragadas sin digestión previa.

Creo que estaremos de acuerdo en observar cómo ha crecido el número de personas que pavonean de barbaridades que creíamos desterradas y se ha asentado un orgullo de conductas que tienen que ver con la maldad y la insolidaridad. Y esto ha crecido hasta tal punto que aquella “derechita cobarde” que había respetado en el discurso público determinados puntos del consenso social irrenunciables, se ha envalentonado en el concepto matón de la palabra para competir en ese machismo cañí que no encuentra mujeres para los gobiernos como el de Castilla León en el que la cuota de mujeres preparadas se reduce a tres frente a los nueve fenómenos señoros que sin duda están ahí por sus sobrados méritos, frente a la incompetencia absoluta de las pobres políticas y profesionales de la comunidad. 

Y, de paso, en aras a esa nueva libertad, oh libertad que supone el negacionismo los nuevos hombres libres eligen qué ley deben de cumplir y cuales no, y dentro de este nuevo escenario resta decir que la Ley orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres es una molestia , como lo es la tan necesaria Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Y aquí nos hallamos asistiendo a vulneraciones institucionales jaleadas con insultos a las víctimas, minusvaloradas por nuevas noticias como la supresión de impuestos (¿a cambio de qué?), o a la pronto noticia del día. Y todo ello con la complicidad con apariencia suave de quienes aplauden interiormente porque la lucha de las mujeres les venía resultando cansina o excesiva o incómoda para sus intereses y su educación, o que evaden hacer críticas a esas fotos de sólo machos encantados de conocerse y de representar a ellos y a ellas aunque ellas no estemos en el escenario (“no seáis pesadas con eso...”).

Compañeras, es hora de reiniciar. @mundiario

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