OTAN de entrada no, de salida tampoco

Recolección de firmas del PSOE en apoyo _al OTAN de entrada no_ en 1981
Recolección de firmas del PSOE en apoyo "al OTAN de entrada no" en 1981. / La Vanguardia

La cumbre de la OTAN en Madrid será una de las más importantes de las celebradas hasta ahora. Los acuerdos sobre el nuevo modelo estratégico marcarán el futuro de Alianza Atlántica y el de Europa.

OTAN de entrada no, de salida tampoco

La reunión de la cumbre de la OTAN en Madrid el 29 y 30 de junio será una de las más importantes de las celebradas hasta ahora. El 25 de febrero de 1981 -tras el fallido golpe-, Leopoldo Calvo Sotelo presentó en el Congreso de los diputados su programa de legislatura en el que estaba incluido el ingreso de España en la OTAN. Inmediatamente después formaría Gobierno.

Ese día me encontraba en el despacho de Ignacio Aguirre, secretario de Estado de Turismo, del que yo era jefe de gabinete, cuando suena el teléfono. Ignacio, de pie, coge el aparato, cuyo micrófono tapa con la mano, al tiempo que me murmura: “el presidente”. Tras repetir un par de veces: “sí, presidente”, se despide. Al colgar se limita a indicarme: coge tus cosas que nos vamos a La Moncloa. Y allí nos instalamos incluso antes de que aparecieran publicados los nombramientos de Ignacio como secretario de Estado para la Información y portavoz del Gobierno y el mío de jefe de gabinete, cargo que me pareció un poco aburrido para una persona de acción como yo. Durante los siguientes 16 meses tuve toda la acción que podía desear y un poco más.

Pocos días tardó Ignacio en hacerme la pregunta. ¿Estás a favor o en contra de la entrada de España en la OTAN? A favor, le aseguré. “Entonces quiero que te ocupes de los aspectos informativos del proceso de adhesión. Ya tengo la autorización del presidente”. Estaba claro que la decisión de adherirse al tratado de Washington ya había sido tomada por el presidente Suárez.

En junio se formó una comisión cuya primera reunión presidió el ministro de Defensa, Alberto Oliart y en la que participaron Ignacio Aguirre y Luis Sánchez Merlo, secretario general de la presidencia del Gobierno y yo mismo como secretario. La primera decisión fue la creación de un grupo de trabajo permanente para el estudio de todos los problemas informativos derivados del ingreso de España en la OTAN.

En el grupo de trabajo se integraron el director general de estudios de la presidencia del gobierno, el teniente coronel Peñaranda del CESID y posteriormente varios diplomáticos, algunos de ellos simpatizantes del PSOE. Como siempre ocurre, la comisión se fue ampliando con la entrada en la misma del subsecretario de Interior y del director general de la oficina de información diplomática, entre otros.

La decisión rompía la neutralidad de España

El CESID nos transmitió preocupantes informaciones relacionadas con la fuerte oposición de algunas organizaciones, como el movimiento separatista vasco y la amenaza terrorista de su rama armada, que aconsejaban entonces que el grupo de trabajo pasaría a la clandestinidad. Presidencia del gobierno puso un coche a mi disposición y el CESID se ocupó de la contra vigilancia y de controlar la limpieza de las comunicaciones en el piso franco de la calle Serrano en el que nos habíamos instalado.

La decisión rompía la neutralidad que España había mantenido durante gran parte del siglo XIX y la totalidad del XX. La opinión pública estaba en contra. Todavía estaba movilizada tras la transición. La izquierda y especialmente el partido comunista tenían capacidad organizativa y aún quedaban rescoldos de la guerra civil.

Los motivos del Gobierno eran claros. Tras años de aislamiento, el rey Juan Carlos y el presidente Suárez habían dado un empujón al país para sacarlo del aislamiento. Calvo Sotelo, como ministro para las relaciones con las Comunidades Europeas, sabía que para avanzar España necesitaba entrar en la habitación en la que se deciden las cosas “in the room where it happens”, idealmente como miembro de la Comunidad Económica Europea, lo que tardaría años en llegar. Pero formar parte de la OTAN nos otorgaba un asiento en la mesa de la habitación. No era necesario estar en la OTAN para entrar en la CEE -Irlanda no lo estaba- pero facilitaba el proceso e impedía un posible veto. También confiaba el Gobierno en que la entrada ayudaría al necesario proceso de modernización y democratización del ejército.

Para la izquierda, el PCE, los grupos extremistas y todas las organizaciones creadas al efecto: los comités anti-otan y la coordinadora estatal de organizaciones pacifistas CEOP, que organizaron masivas manifestaciones y recogidas de firmas, era la última línea de defensa de la Unión Soviética que ya entonces se encontraba sumamente débil. Precisamente esa debilidad es lo que hacía a Rusia peligrosa como señalaba el diario El País: “No hay que acosarla y el ingreso forma parte de ese acoso”. 40 años después parece que estamos en las mismas. Para complicar las cosas, en septiembre, la URSS entrega al Ministerio de Asuntos Exteriores un amenazante memorándum con su posición
contraria.

El PSOE se enfrentó entonces a una situación endiablada. Con la opinión pública mayoritariamente contraria a la entrada, se posicionó en contra del gobierno para, entre otras cosas, quitar aire a un potente PCE con el que competía por una parte del electorado para las elecciones que se aproximaban y en las que todas las encuestas les daban como ganadores.

En el programa se comprometió a congelar las negociaciones y convocar un referéndum, el famoso “OTAN de entrada no”, lo que el propio González calificaría como el mayor error de su carrera al trasladar a la población una decisión que tenía que ser gubernamental. Formalmente, el PSOE no se opone a la entrada sino al ingreso en ese momento.

En el Gobierno tenían claro que a quien había que atacar era al PC y evitar en lo posible, el enfrentamiento con el PSOE al que ya daban vencedor en las próximas elecciones. Los líderes socialistas europeos Schmidt y Mitterrand insistían en la conveniencia de la entrada.

Hasta octubre del 81, en el que se aprueba la propuesta gubernamental para iniciar las negociaciones, se intensifican las actuaciones a favor y en contra. El grupo de trabajo alimentó argumentalmente a los medios favorables y naturalmente su composición se hace pública, lo que permitió a Alfonso Guerra soltar su afilada lengua al preguntarse retóricamente si yo era “vasallo de la UCD o vasallo de los Estados Unidos”.

Los medios de comunicación en general se mostraban favorables, pero el periódico de referencia, El País, atacó el ingreso no tanto con editoriales como con comentarios y cartas al director. El 30 de mayo el Gobierno se adhiere al tratado de Washington y se convierte en el país número 16 de la Organización.

En octubre de 1982 el PSOE gana las elecciones y obtiene una abrumadora mayoría. Felipe González es designado presidente del gobierno. En la primera reunión del nuevo consejo de ministros y a propuesta de Enrique Barón, soy nombrado director general de promoción del turismo con lo que pasé a formar parte del reducido grupo de 60 altos cargos nombrados ese día que nos hicimos cargo de los ministerios.

Posteriormente todos los diplomáticos del grupo de trabajo fueron designados embajadores. Parece que el PSOE agradecía nuestro trabajo.

González manda en el Gobierno, pero parte del partido se le escapa por la izquierda. Paulatinamente fue cambiando el rumbo. En el XXX congreso él ya había cambiado pero el partido todavía no. Dos veces tuvo que apostar a todo o nada, primero por el famoso asunto del marxismo y luego por su cambio de posición pidiendo el sí al mantenimiento en la OTAN a la enrevesada pregunta del referéndum. Gana gracias a su enorme capital político. Desde entonces todos los gobiernos han demostrado su compromiso con la OTAN y el ejército ha participado en numerosas misiones.

Cumbre de Madrid

La reunión de la cumbre de la OTAN en Madrid el 29 y 30 de junio será una de las más importantes de las celebradas hasta ahora. La invasión rusa de Ucrania la ha vigorizado. Suecia y Finlandia han pedido el ingreso a la Alianza Atlántica, lo que elevaría el número de miembros a 32. Alemania va a reforzar su ejército con una inversión del 100.000 millón de euros y todos los países miembros están comprometidos a aumentar su inversión en defensa, a doblarla en el caso de España.

Los acuerdos sobre el nuevo modelo estratégico marcarán el futuro de la OTAN y el de Europa. Hoy día, según el Instituto Elcano, el 80% de la población está a favor de nuestra permanencia en la misma. @mundiario

 

Comentarios