La romántica historia detrás de Adelaide Cottage, la nueva residencia de Kate y Guillermo

Pintura de Kate Middleton y el príncipe Guillermo, duques de Cambridge. / RR SS.
Pintura de Kate Middleton y el príncipe Guillermo, duques de Cambridge. / RR SS.
Los duques de Cambridge abandonan el palacio de Kensington para instalarse en Windsor, cerca de Isabel II, en una pequeña casa que fue el centro del romance de la princesa Margarita.
La romántica historia detrás de Adelaide Cottage, la nueva residencia de Kate y Guillermo

Está el Palacio de Buckingham, el hogar principal del monarca británico; también el Castillo de Balmoral donde Isabel II vacaciona, y también el Castillo de Windsor, un lugar cerca de la capital que sirve como residencia del monarca cuando quiere alejarse de la ajetreada Londres. En la actualidad, se ha convertido en el lugar de retiro de la longeva reina ahora que tiene problemas de movilidad y su salud se ha visto afectada. Windsor también es el lugar donde viven otros miembros de la familia real como los condes de Wessex, el príncipe Andrés y dentro de poco será el hogar de Kate Middleton y el príncipe Guillermo.

Los duques de Cambridge han decidido dejar el palacio de Kensington para mudarse a este lugar más tranquilo, donde seguramente tendrán más libertad para criar a sus hijos sin los ojos indiscretos de tantas personas alrededor. Los motivos de Kate y Guillermo son variados, y uno de ellos, es mantenerse cerca de la monarca y mantenerle alejada de la influencia incómoda de ciertos miembros de la familia. Además, es una oportunidad para que sus hijos disfruten de otro ambiente antes de que los deberes de la Corona obliguen a Guillermo a trasladarse más seguido a la capital.

La residencia elegida por la familia sorprende, es mucho más pequeña que su apartamento entero en Kensington, pero ideal para una familia de cinco con mascotas. Se trata de Adelaide Cottage, una casa hogareña que se encuentra a 10 minutos del Castillo de Windsor, y fue construida en 1831, obra del arquitecto sir Jeffry Wyatville. Sirvió como casa de retiro de la reina Adelaida de Sajonia-Meiningen, esposa del rey Guillermo IV, a quien obviamente debe su nombre. La revista House & Garden, especializada en decoración, describe el recinto como una casa que “tenía un exterior de estuco de color rosa pálido y adornos ornamentales en el techo” y detalla que el dormitorio principal “presentaba delfines rosados y adornos de cuerda que se usaron originalmente en el yate real, Royal George, así como una chimenea greco-egipcia de mármol”.

Una historia romántica detrás de sus muros

En este lugar vivió Peter Townsend, que sirvió como capitán de la Real Fuerza Aérea durante la Segunda Guerra Mundial y caballerizo del rey Jorge VI, pero que es más conocido por ser el amor prohibido e imposible de la princesa Margarita, hermana de Isabel II. 

En 1941, Adelaide Cottage pasó a formar parte de las Casas de Gracia y Favor, que son un conjunto de propiedades de la Corona británica que son cedidas a personas como parte de un beneficio de empleo o como agradecimiento por su servicio hacía la monarquía. El caso de Townsend, que sirvió en las Fuerzas Armadas y también, como caballerizo del monarca. 

Cuando empezó a vivir en esta casa, el caballerizo estaba casado con Rosemary Townsend, y esperaba su segundo hijo con ella. A través de su trabajo junto al entonces monarca, el oficial tenía un trato cercano con la Reina Isabel y con sus hijas, las princesas Isabel y Margarita. Con la segunda, Townsend empezaría un romance que más tarde le pasaría una larga factura.

El oficial, llegó a escribir unas memorias tituladas Time and Chance, que publicó en 1978. “En la primavera de 1945, con nuestro segundo hijo en camino, el rey propuso que mudáramos nuestra residencia a una pequeña Casa de Gracia y Favor, Adelaide Cottage, en el parque del castillo de Windsor. Fue un gesto generoso por el que me sentí profundamente agradecido, a pesar de las limitadas comodidades de la casa”, contó el oficial, que vivió en el lugar hasta 1952.

 

“Adelaide Cottage fue construida a principios del siglo XIX como casa de té para la reina Adelaida”, relata en las mismas memorias, donde deja ver que no estaba del todo cómodo en el hogar. "El sitio, a tiro de piedra del Támesis, era uno de los más húmedos de Inglaterra; la casa poseía dos radiadores; ellos y la magra ración de carbón eran insuficientes para calentarlo. En el salón, rodeado de ventanales, a veces era necesario ponerse abrigo y bufanda. La casa era una hielera en invierno; en verano era una delicia”.

Townsend pasaba mucho tiempo con la familia real y vio crecer a la futura reina y a su hermana. Le llevaba unos 16 años a Margarita, pero esto no evitó que floreciera el amor. El oficial llegaría a revelar en sus memorias, que su romance no inició hasta 1952, cuando murió el rey Jorge VI, y entonces la princesa ya contaba con 22 años. “Durante 1952, la princesa Margarita y yo encontramos cada vez más consuelo en la compañía del otro. El año comenzó con el dolor provocado por la repentina muerte de su padre; continuó con el cambio de su propia situación familiar y el deterioro paulatino de la mía y terminó en la ruptura de mi familia”, confesó.

“Nuestro amor, tal como era, no tuvo en cuenta la riqueza y el rango y todas las demás barreras mundanas y convencionales que nos separaban. Realmente apenas las notamos, todo lo que vimos fue el uno al otro, un hombre y una mujer, y lo que vimos nos gustó”, reveló en la misma biografía cuando habló del tiempo en que era secreto el romance.

La gran revelación

El noviazgo entre Margarita y Peter se dio a conocer por un breve gesto, algo pequeño pero muy significativo. Durante la investidura oficial de Isabel II como reina en el año 1952, en un momento Margarita se acerca al oficial con quien charla amistosamente, nada fuera de lo común tomando en cuenta lo cercano que era con la familia real. Pero entonces, ocurrió. Margarita alzo su mano y quitó una pelusa del uniforme del oficial. 

En la vida de alguien común es algo que pasaría desapercibido. Pero hablamos de la nieta, hija y hermana de Reyes, alguien de otro estrato social en una época donde quedaba claro quién era de la realeza y quién era un empleado más. El gesto de Margarita reveló demasiado. Al poco tiempo, los rumores fueron tantos que Margarita decidió comunicar su romance a la reina, su hermana, y al resto de la familia. 

 

La polémica alrededor de la relación fue demasiada y tanto la monarquía como el gobierno de Winston Churchill, decidieron actuar. Tras el escándalo protagonizado por Eduardo VIII, tío de Isabel y Margarita, que esta última se casara con un hombre divorciado y con hijos, era un escándalo. Por tal, decidieron darle aire a la pareja y el oficial fue ascendido a capitán de grupo en 1953, siendo trasladado como agregado aéreo a Bruselas entre 1953 y 1956. Fue en el año 53 cuando dejaría Adelaida Cottage de forma definitiva, y también -aunque no lo sabía- su amor por la princesa Margarita. 

En su momento, Isabel II fue políticamente correcta. Como reina y cabeza de la Iglesia, le pidió a su hermana cumplir los 25 años para que tomase la decisión, que incluía abandonar sus derechos dentro de la monarquía y por extensión, su estilo de vida. 

En 1955, llegaría el gran comunicado: “Me gustaría hacer saber que he decidido no casarme con el capitán Peter Townsend. He sido consciente de que, sujeto a mi renuncia a mis derechos de sucesión, podría haber sido posible para mí contraer un matrimonio civil. Pero consciente de las enseñanzas de la Iglesia de que el matrimonio cristiano es indisoluble y consciente de mi deber con la comunidad, he decidido poner estas consideraciones antes que otras. He tomado esta decisión completamente sola y, al hacerlo, me he fortalecido con el apoyo y la dedicación inagotables del capitán Townsend”.

La princesa Margarita y Peter Townsend no se casaron jamás y con el paso de los años, se convirtió en una mujer dependiente del alcohol y con múltiples problemas personales y de salud. Su historia de amor, pero también la de Carlos y Diana, Andrés y Sarah o Ana y Mark, enseñaron a Isabel II que no debe interferir en las relaciones de sus familiares. 

Al día de hoy, la nueva casa de los Cambridge ha sido remodelada. Sufrió un cambio completo en 2015 y es descrita como tranquila y modesta. Seguramente la familia, la hará de un hogar ideal. @mundiario

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