EE UU y otros 29 países piden un gobierno de transición y elecciones presidenciales en Venezuela

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El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo / Voz de América.
El llamado "líder del mundo libre" insiste en que la solución a la crisis venezolana debe pasar por una transición con un nuevo Gobierno temporal sin Maduro ni Guaidó, que lleve al país a unas nuevas elecciones presidenciales y un nuevo sistema que resuelva la crisis económica.
EE UU y otros 29 países piden un gobierno de transición y elecciones presidenciales en Venezuela

La percepción de la comunidad internacional y de todas las democracias de Occidente es que en su propio hemisferio hay un país que se posiciona como la situación más inestable de América y una de las más inestables del mundo en lo político, lo económico y lo social, aunque con la única diferencia de que no posee un conflicto bélico como el Medio Oriente. Sin embargo, Venezuela va camino a convertirse en un Estado fallido, aunque para el líder del paradigma del desarrollo humano occidental, ya lo es. 

En la medida que la potencia norteamericana mantenga el estatus quo de presión e intención de un cambio de sistema en el país petrolero, sus aliados en América Latina se alinearán con la influyente política exterior de la Casa Blanca; el epicentro de poder occidental que controla el monopolio de las decisiones globales. 


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Y es que el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, dijo en un comunicado que “Estados Unidos se une a las democracias de todo el mundo para reiterar su apoyo a las fuerzas democráticas de Venezuela que defienden los derechos del pueblo venezolano”.

Esto implica que, luego de haber presentado el 31 de marzo un plan en el que propuso un mecanismo pacífico y democrático para una transición estable que logre sacar al país de la crisis, ahora la diplomacia estadounidense reitera su política exterior hacia Venezuela sin dejar expuesto ni un solo vacío retórico en el que apoye implícitamente una acción militar disuasiva.

El Gobierno de Donald Trump no prevé arriesgarse a que un maniobra disuasiva mediante el uso de la fuerza internacional de Estado desencadene una situación de inestabilidad explosiva en Venezuela ni de pérdida de apoyo diplomático en la región justo a menos de dos meses de las elecciones presidenciales, lo cual podría generarle un inmenso gasto en defensa y nuevas tensiones innecesarias con Rusia, que es aliado y principal soporte logístico, financiero y militar del régimen de Nicolás Maduro. 

“La declaración conjunta llama a un gobierno de transición en Venezuela que celebre elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas”, dijo Pompeo.

Salida política, no militar

Ese es el elemento central de la estrategia de Washington hacia Venezuela, pues no hay táctica militar contemplada hasta ahora debido a que el histórico paradigma de cambio de regímenes totalitarios a regímenes democráticos, asumido por EE UU, ya no se basa en emplear el uso de la fuerza como la potencia que controla el sistema geopolítico internacional, ahora busca mantener ese estatus y rol de preservador de la estabilidad mundial en cada región o foco de agitación del planeta mediante la evolución de la diplomacia, la negociación y, como último recurso, la coacción a través de tácticas de guerra posmoderna: sanciones económicas, presión financiera, aislamiento diplomático, propuestas de negociación con ultimátums, etc., pues son las herramientas que el mundo democrático posee hoy para cambiar sistemas autoritarios y Estados fallidos.

“Entre flagrantes abusos de los derechos humanos y tácticas coercitivas violentas, el régimen (del presidente de facto, Nicolás) Maduro está tratando sistemáticamente de destruir la capacidad de Venezuela para celebrar elecciones libres. Ni siquiera se acercan a las normas internacionales para elecciones libres y justas”, agrega el comunicado.

El sistema político en Venezuela se ha convertido en un monopolio donde el tráfico de influencias y las complejas redes de intereses por el lucro del régimen, producto de sus subterfugios financieros, ha hecho que el Estado no responda a la legitimidad real que concede el poder constitucional emanado de la decisión democrática de la sociedad venezolana, sino que ha cooptado las instituciones hasta el punto en que los poderes públicos del país son extensiones de la franquicia política-ideológica del chavismo, que es una versión distorsionada y personalizada del ideal socialista-comunista; he ahí el origen de la crisis de Venezuela.

El documento afirma que “la declaración conjunta demuestra que Estados Unidos no está solo en su determinación de fortalecer el respaldo para un gobierno de transición en Venezuela y un fin a la dictadura de Maduro”.

¿Qué propone EE UU para resolver la crisis de Venezuela?

La propuesta de Washington se basa en instaurar un Consejo de Estado que esté compuesto por cinco miembros de gabinete entre funcionarios civiles y militares, pues se requeriría un trabajo coordinado tanto en materia política como de control del orden público en caso de un estado de conmoción social interna. Pero ese consejo de transición deberá formarse sin la participación de Nicolás Maduro -presidente de facto- y Juan Guaidó -simbólico presidente interino-. 

“Estamos junto a miembros del Grupo de Lima, el Grupo de Contacto Internacional, la Unión Europea y muchos otros países comprometidos a la restauración de la democracia en Venezuela”, dijo Pompeo.

Sin embargo, el plan de Estados Unidos no surte, y probablemente nunca lo haga, efectos reales en la práctica debido a que el sistema de dominio del régimen de Maduro sobre el país es tan grande, que se trata de una suerte de corporación política con extensas redes clientelares en el sector militar y empresarial, cuyas jerarquías le ofrecen respaldo político a cambio de la distribución proporcional de rentas en los flujos de euros que controla el Gobierno mediante la venta (ilícita) de oro del Banco Central a Rusia y Turquía. 

El comunicado menciona a países como Albania, Australia, Bahamas, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Estonia, Georgia, Guatemala, Haití, Honduras, Hungría, Israel, Kosovo, Letonia, Lituania, Panamá, Paraguay, Perú, Corea del Sur, Santa Lucía Ucrania y el Reino Unido.

Esas 29 naciones también abogan por la instauración de un gobierno de transición para desbloquear un juego que está absolutamente cerrado, pues el régimen de Maduro se niega a ceder o a negociar el poder, mientras que el equipo político de Guaidó no posee los medios necesarios para captar apoyos mayoritarios en el sector militar y provocar una ruptura en la cadena de mandos y la extensa línea de sucesión de respaldos a Maduro por parte de la Fuerza Armada Nacional. 

Además, EE UU invitó a unirse a todos los países que consideren hacerlo. “Es hora de una transición pacífica y democrática en Venezuela. Estados Unidos y la comunidad internacional comparten una obligación de demostrar y proporcionar apoyo al pueblo venezolano en su esfuerzo para reclamar su democracia”, concluyó el secretario de Estado norteamericano.

¿Por qué el juego está trancado?

El gran dilema que nubla el incierto futuro de Venezuela se basa en esta compleja dicotomía: el país es controlado, mas no gobernado, por un régimen totalitario estructurado más como una élite político-militar que como un verdadero Gobierno. El régimen chavista se niega a entregar el poder porque busca prolongarse en él de manera indefinida similar a una dinastía, pues ya es una hegemonía.

En la otra cara de la moneda, una nueva generación política busca tomar el relevo en el poder sin contar con apoyo militar interno, que es el mecanismo de control territorial del país y de sus instituciones. El llamado Gobierno Interino de Guaidó solo posee apoyo diplomático internacional, pero en la práctica, no gobierna y no influye en la estabilidad interna de la sociedad venezolana, y mientras no articule una fuerza interna con respaldo militar, no podrá generar divisiones en la cohesión del régimen, dado que el monopolio del sistema electoral es controlado por el chavismo y está diseñado a su medida política exacta. @mundiario

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