Clarkston, el pueblo de EE UU que recibe a miles de refugiados al año

Ted Kerry, alcalde de Clarkston con un grupo de jóvenes refugiados. The Guardian.
Ted Kerry, alcalde de Clarkston con un grupo de jóvenes refugiados. / The Guardian.

Un pequeño poblado estadounidense se las arregla cada año para ofrecer un hogar, comida y convertir a los refugiados en parte de su comunidad.

Clarkston, el pueblo de EE UU que recibe a miles de refugiados al año

Clarkston es un pequeño pueblo del estado de Georgia en EE UU, que en las últimos 45 años ha recibido a 40.000 refugiados que vienen de Siria, Bután, Eritrea, Etiopía, Somalia, Sudán, Liberia y Vietnam. El pueblo sureño tiene un poco más de 13.000 habitantes en donde se entrelazan personas de todo el mundo. El alcalde del pueblo, Ted Terry aseguró a The Guardian que las personas llegan "buscando la riqueza de la diversidad".

En total, Clarkston recibe unos 1.500 refugiados por año y logra convertirlos en habitantes que son aceptados por toda la comunidad, convirtiéndose en una de las sociedades más abiertas y compasivas. “Yo no hice de esta, una comunidad compasiva… Sí la consagramos oficialmente, pero era una comunidad compasiva y hospitalaria mucho antes de que yo llegara", aseguró el alcalde de 34 años.

La increíble hazaña que ha logrado el pueblo, se debe a sus propios habitantes. En él, conviven tanto inmigrantes como gente blanca, que llega a Clarkston con la voluntad de trabajar y formar un futuro en conjunto con los refugiados generando lazos sólidos que superan la barrera del idioma, el color, la cultura y la religión.

El equilibrio que mantiene la sociedad de Clarkston se ve reforzada con la ayuda que reciben de los refugiados. Es decir, la mayoría que llega al pueblo, son personas jóvenes que están dispuestas a estudiar, formarse y ayudar en lo que puedan. Además, el pueblo posee buenas viviendas con bajos precios que son los lugares predilectos para que muchos estadounidenses lleguen a vivir y comenzar una nueva vida. Por cuestiones económicas, la mayoría se queda a vivir, pero al fin de cuentas, todos se terminan enamorando de la comunidad y del lugar.

Por su parte, los refugiados deciden adoptar al pueblo porque es la mejor oportunidad que tienen para poder labrarse un futuro y echar raíces sin que sean menospreciados. Heval Mohamed Kelli es un refugiado sirio que llegó de Alemania hace unos seis años, y no dudó en comparar la vida que llevó en el primer país que lo adoptó con la vida que ha logrado formar ahora: "Dos días después de llegar a Clarkston, estábamos aterrados, y un montón de gente se presentó en nuestra puerta con comida y queriendo ayudarnos a aprender inglés", y continuó relatando para The Guardian que, "Pensábamos que todos esos estadounidenses blancos golpeando a nuestra puerta eran de la CIA o algo así, pero eran miembros de la Iglesia y no se parecían en nada a nosotros, pero cambiaron nuestras vidas "

Ciertamente, lo de Clarkston es un ejemplo para muchos pueblos y grandes ciudades. La ayuda que ha brindado la sociedad a todos los refugiados les ha servido para potenciar su propia economía y les ha convertido en un pueblo en crecimiento con grandes valores sociales, buena educación y un gran sentido de la pertenencia y el respeto.

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