El refugiado y la difícil situación de no tener un hogar

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Refugiados. / Flickr.

Hasta 24 personas por minuto son obligadas a huir de sus respectivos hogares por no contar con la protección de los gobiernos de sus países.

El refugiado y la difícil situación de no tener un hogar

Un refugiado es un inmigrante forzado, una persona que fue obligada a irse de su país por una u otra razón, que se encuentra tan desesperado por sentirse seguro que decide dejar la vida que conoció atrás para encontrar algún tipo de ayuda en otro lado. La mayor razón es porque temen por su vida y lo que les pueda pasar si se quedan en donde están.

Según el Alto Comisionando de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hay más 65,3 millones de personas desplazadas en todo el mundo, que huyen por motivos de guerras, religión, razas, opiniones políticas o nacionalidad hacía otros países que puedan asegurarles algún tipo de protección.

Es el miedo lo que mueve a estas personas. Temen por no ver un nuevo mañana, por no poder cuidar de sus hijos, porque su futuro se vio ensombrecido por culpa de aquellos que los gobiernan y eligen colocar otros intereses sobre ellos.

El mejor ejemplo y el más reciente éxodo es el ocasionado por la Guerra Civil de Siria, la cual comenzó en 2011 y desde entonces más del 25% de la población de ese país ha sido desplazada. Se estima que cada día 6000 sirios dejan sus hogares, llegando a la cuantiosa cantidad de hasta 4,9 millones de desplazados desde que empezó la guerra.

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Refugiados. / Flickr.

Sus huidas han horrorizado y puesto en vilo al mundo, desde que todo comenzó fotos de las personas que escapan han salido en todo medio de comunicación existente, en las que se han observado las caras de las víctimas de la ambición y el odio. Así mismo, durante los escapes son los más pequeños quienes se llevan la peor parte y terminan en su mayoría muriendo por no poder resistir las horribles condiciones a los que son expuestos. La cantidad de personas que huyen es tan astronómica que se ha convertido en un tema recurrente, en una emergencia mundial y en un problema para muchos países que ven a los refugiados como una amenaza para su civilización.

Según la Convención sobre Refugiados de 1951, los países están en la obligación de conceder asilo a todas estas personas que buscan ayuda, no pueden expulsarlos, ni obligarlos a ir a ningún país en donde sus vidas puedan estar amenazadas, mucho menos pueden emprender algún tipo de discriminación y su labor como país de refugio es el de velar por esa persona, asegurándole el acceso a los alimentos, a las medicinas y en especial debe de certificar sus derechos económicos y sociales para poder sobrevivir. Ellos deberían de ser libres de pensamiento y contar con los mismos derechos con los que cuenta un extranjero cuando está de visita.

Pero la realidad se distancia de lo propuesto por los organismos internacionales, muchos países hacen de la vista gorda hacia los tratados, o aceptan a los inmigrantes bajo sus propias reglas, que a veces suelen ser bastantes estrictas.

Si llegan reunirse todos los refugiados  en un país, ocuparían el lugar número 24 como uno de los más poblados e igualarían a la población que tiene actualmente Italia. Se estima que el 86% de los refugiados son acogidos por los países que se encuentran en vías de desarrollo, entre los que se encuentran Turquía (1.600.000), Pakistán (1.500.000), Líbano (1.150.000), Irán (982.000), Etiopía (659.000), Jordania (654.100), Kenia (551.400), Chad (452.900), Uganda (385.500) y China (301.000).

La otra cara de la moneda corresponde a los países cuyos conflictos internos han obligado que las personas huyan de sus hogares, Siria es el que mayores números ha arrojado rozando los casi 5 millones, seguida de Afganistán (2.600.000), Somalia (1.100.000), Sudán (666.666), Sudán del Sur (616.000), la República Democrática del Congo (516.800), Birmania (479.000), República Centroafricana (412.000), Irak (369.900) y Eritrea (363.100).

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Refugiados. / Flickr.

Todos estos datos están sujetos a modificaciones constantes, por lo que no son precisos debido a las constantes movilizaciones que sufren estas personas. Por otro lado, se estima que aproximadamente más de la mitad del total de los refugiados actuales son menores de edad, la mayoría no cuenta con las condiciones de vidas adecuadas, son maltratados y sufren pérdidas inimaginables.

De igual forma, los lugares por los que suelen desplazarse son el Mar Mediterráneo, el cual ha sido cruzado por más de 200.000 personas y en el que han muerto más de 3.500 intentándolo. Luego se ubica África con más de 11,4 millones de desplazados y finalmente se encuentra el Oriente Próximo con 7,6 millones.

Cifras que colocan los pelos de punta y hace cuestionarse el papel que las grandes naciones están tomando para poder resolver este problema, en donde ninguna potencia, a excepción de China, es nombrada. Constantemente sabemos de esos actores políticos que vigilan la situación, pero ¿hasta cuándo van a vigilar y empezarán a tomar las acciones reales y necesarias?

Pero lo cierto, es que los gobiernos primero deben de mirar por sus intereses, por su gente; aceptar refugiados es un problema que cada país afronta come mejor lo vea conveniente, no siempre es sencillo tomar la decisión correcta y si hay que sumarle la presión social que incluye le miedo y la desconfianza, es realmente una cuestión mastodóntica. La crisis de refugiados seguirá agudizándose, no parece que vaya a mermar, en especial viendo los grandes problemas que el mundo está enfrentado, con gobiernos opresivos, grupos armados, miedo, racismo, xenofobia e intolerancia; aún le quedan muchas cosas que aprender a la humanidad, que no sabe ni entiende conceptos como respeto, comprensión, ayuda o igualdad.

Vídeo de ACNUR

 

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