Argentina: la obstrucción de vínculos, una forma de maltrato que amputa la esencia del niño

Borrando a Papá es el documental que ha sido censurado en Argentina, y que muestra los avasallamientos que sufren el padre, y sus familiares, luego del divorcio.
Borrando a Papá es el documental que ha sido censurado en Argentina, y que muestra los avasallamientos que sufren el padre, y sus familiares, luego del divorcio.

El impedimento de contacto no solo es sinónimo de corrupción, sino que es un hecho más, con el agravante de que es avalado por un sistema judicial poco virtuoso.

Argentina: la obstrucción de vínculos, una forma de maltrato que amputa la esencia del niño

El impedimento de contacto no solo es sinónimo de corrupción, sino que es un hecho más, con el agravante de que es avalado por un sistema judicial poco virtuoso.

Damos hoy continuidad al artículo titulado En Argentina se favorece la obstruccion de vinculos familiares bajo un modelo arbitrario en el que expuse los avasallamientos que padecen el padre, y sus familiares, luego de un divorcio. Estos hechos han sido documentados en la película Borrando a Papá  que paradójicamente no ha sido emitida por una orden judicial que la ha censurado (Juzgado en lo civil 18 a cargo del Dr. Guillermo Blanch). A su vez, me preguntaba: ¿Por qué censurar?, ¿tan peligroso puede ser mostrar una realidad, cuando un simple razonamiento indica que ante una necesidad, cualquiera que sea, y que esté debidamente demostrada, debe ser subsanada?

Es visible que en Argentina el impedimento de contacto no solo es sinónimo de corrupción, sino que es un hecho más, con el agravante de que es avalado por un sistema judicial poco virtuoso. Con esto quiero expresar, que si analizamos más profundamente este procedimiento, viciado de abusos, nos podremos dar cuenta que atenta contra la dignidad de una persona, o grupo, que exigen ser respetados (los niños). Quienes han tenido un allegado que padece esta problemática no dudan en expresar que muchas mujeres, avaladas por un sistema precario y arbitrario, ningunean al padre con el objeto de obtener los mayores beneficios económicos, sin importarles el bienestar emocional y espiritual de sus hijos. Es corriente observar que, con argumentos pobres, los utilizan como moneda de cambio y siempre bajo el asesoramiento inescrupuloso de un abogado, dejando entrever que su amor inicial por el padre no era tal, sino que terminan mostrando su verdadera intención: las de ser unas eternas sanguijuelas que olvidan, en esas circunstancias, su lucha por la igualdad de género. A estos beneficios legales, en favor de la progenitora, se les suma que no existe un juzgado que atienda primordialmente a los niños, cuyos derechos son la prioridad. En cambio, si se pone como eje central las exigencias arbitrarias de sus madres.

Este nefasto modelo que considera al padre como un ser peligroso, un accesorio prescindible en la crianza de los hijos y lo ubica en el escalón de un simple aportante de dinero, está sustentado en la doctrina traída a nuestro país por el psicólogo Jorge Corsi quien proponía que el hombre es siempre el violento y la mujer la víctima. Lo lamentable y repugnante es que Corsi fue condenado por pedófilo confeso siendo el mentor de un método que aplican innumerables profesionales. Es palpable que esta triste teoría tiene que ser revisada por la sencilla razón que ha gestado un modelo que hiere a los niños en su esencia e identidad, además de poner en consideración que en un verdadero sistema democrático el poder no radica en una sola persona sino que debe reinar la igualdad de derechos y obligaciones, donde prevalezcan reglas de convivencia sustentadas en el respeto a la dignidad humana, libertad y derechos de cada uno de los miembros.

En mi opinión, el inicio de la solución al conflicto debe girar en estas preguntas ¿Dónde están los derechos, y los mayores beneficios, del niño?. Es evidente que estamos en presencia de un sistema precario en favor de un género y que no da la prioridad a los menores, sino que soluciona los caprichos de la progenitora (desde el vamos discriminatorio), existiendo la posibilidad real de ser generador de actos violentos en perjuicio de una de las partes, además de determinar hijos rehenes de la justicia. Con este accionar indefectiblemente se está amputando la esencia del niño contra la que no existe ninguna terapia que la subsane.

A su vez, y observando la intención de algunas madres de alejarlos de sus padres, llevándolos a rechazarlos sin una justificación real cabe preguntarse ¿no es una forma de maltrato? y como todo acto violento, entiéndase abuso físico o sexual, que se padece a temprana edad  puede conducir a los hijos en edad adolescente a la drogadicción, alcoholismo y/o suicidio.

Es conocido por todos que la violencia termina generando violencia, y lo lamentable o penoso es que el origen pasa por el gran negocio existente detrás de la obstrucción de vínculos familiares que hace que estos casos se encuadren en una violencia institucional. Como expresé en otros artículos relacionados al tema, violencia no es solo una agresión física sino que también lo son las mentiras (por el alto índice de falsas denuncias de algunas madres en contra del padre), el ocultamiento, la traición, el adulterio, el utilizar a los niños como rehenes, etcétera. En un tema tan sensible como es el vínculo con un hijo es de esperar que estas formas terminarán generando una agresión física que en muchas ocasiones son buscadas, o aconsejadas, con el objeto de aumentar la tajada económica hacia la progenitora. Tengamos presente que toda reacción tiene un origen, una causa o historia entendiéndose que no justifico la misma, así como considero que ningún hombre que este en sus justos cabales agrede a una mujer por el solo hecho de ser mujer; por lo que la generalización es otro modo de justificar lo injustificable.

Para finalizar, al hablar del derecho de un hijo entiéndase que considero esencial que deben crecer y ser formados por su madre y padre, en igualdad de condiciones, en donde este ser en formación pueda tener acceso a los modelos y afectos necesarios para su adecuado desarrollo emocional. Este derecho del hijo se mantiene aún si sus padres se separan, por lo que la ley no debe ser arbitraria sino que lo debe reconocer en su beneficio, y castigar a todo aquel que intente sesgarlo.

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Fuente: Documental Borrando a Papá.

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