20 años del Prestige: la catástrofe ambiental por la que España aún reclama

La asociación ecologista ADEGA señala que “a día de hoy aún siguen apareciendo periódicamente manchas de chapapote identificadas como procedentes del vertido del Prestige”.
El Prestige fue un barco cargado con 77.000 toneladas de fuel en su interior que nunca llegaron a su destino, pues el miércoles 13 de noviembre de 2002, el petrolero sufrió una brecha en el casco que seis después acabó en un gran tragedia ambiental, la cual afectó 3.000 kilómetros de costa española, francesa y portuguesa debido a una sucesión de decisiones totalmente equivocadas y a la falta de preparación ante una emergencia como esta.
El barco monocasco emitió una llamada de socorro por radio a las 15:15 horas cuando se hallaba a 50 kilómetros de Finisterre. Esta petición de auxilio generó una discusión, pues no se sabía que era mejor, si remolcarlo a puerto para repararlo e intentar vaciarlo o alejarlo lo más posible de la costa gallega.
Sin embargo, no hubo tiempo para pensar, ya que menos de dos horas después inició el vertido de fuel oil residual pesado a las aguas del Atlántico. Y para el final del día, el buque ya había perdido 6.000 toneladas de esta pasta negra.
El jueves 14, el Prestige llegó a estar a cinco millas de la costa, pero fue llevado nuevamente a mar adentro, una decisión que terminó con “rumbo suicida”.
El Prestige se parte en dos
La mañana del martes 19 de noviembre, tras varios intentos de remolque infructuosos, el petrolero se partió en dos tras recorrer 450 kilómetros a la deriva durante casi una semana. Posteriormente, se hundió a casi 4.000 metros de profundidad vertiendo 63.000 toneladas de fuel al mar que llegaron a la costa, especialmente a la gallega, pero también a la cantábrica y francesa.
El dictamen judicial señala que el buque sobrepasó en más de 2.000 toneladas los límites recomendados para una navegación segura. Además, los investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), realizaron un estudio en el que señalan que se vieron afectados 2.980 kilómetros de litoral costero y 1.137 playas quedaron contaminadas. Sin embargo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) rebaja la cifra de arenales afectados hasta 786.
Como era de esperar, este desastroso incidente afectó enormemente la flora y fauna de la zona. De hecho, la ONG medioambiental Greenpeace califica al Prestige como “uno de los peores vertidos a nivel mundial en relación a la mortalidad de aves, similar al del Exxon Valdez o el Erika”. Según la organización, se recogieron cerca de 23.000 especies de aves muertas, aunque el total estuvo en torno de las 200.000.
Por su parte, la asociación ecologista ADEGA señala que “a día de hoy aún siguen apareciendo periódicamente manchas de chapapote identificadas como procedentes del vertido del Prestige”.
Pleito judicial
En enero de 2003 se presentó una querella judicial en los juzgados de Corcubión (A Coruña) contra los propietarios del buque, su capitán y las autoridades españolas que decidieron alejar el petrolero de la costa. Sin embargo, tras ocho años de espera, en noviembre de 2011 la Audiencia Provincial de A Coruña se hizo cargo de la causa y en 2013 la sentencia se saldó sin culpables.
Cinco años más tarde, en diciembre de 2018 y tras los recursos de la Fiscalía, la Abogacía del Estado y del Estado francés, el Tribunal Supremo fijó en más de 1.500 millones de euros las indemnizaciones definitivas, una cantidad que debía repartirse entre los damnificados.
Desde entonces, el Estado español lucha por cobrar la indemnización de la aseguradora The London Steamship Owners Mutual Insurance Association, ahora ante los tribunales británicos. @mundiario