Ucrania tiene la misma orientación expansionista para Rusia que Taiwan para China

Alexander Dugin. / BBC
Alexander Dugin. / BBC
"No se trata de restaurar formalmente la URSS, sino de constituir Rusia como centro político, cultural y militar de los países desgajados", opina el historiador Antonio Elorza.
Ucrania tiene la misma orientación expansionista para Rusia que Taiwan para China

El presidente ruso, Vladímir Putin, suele inspirarse en el pensador Alexander Dugin (Moscú, 1962), un filósofo nacionalista obsesionado con el hundimiento del “liberalismo global" y de la "hegemonía occidental”, de ahí que su entorno festejase tanto el reciente encuentro entre Xi Jinping, presidente de China, y Vladímir Putin, como coprotagonistas del nuevo mundo multipolar que conformarían, en un primer nivel, China y Rusia con EE UU, pero dejando atrás el llamado unipolarismo de la hegemonía estadounidense.

Para el polo ruso subyace ahí la idea de abrazar el soberanismo ruso imperial y, en un escenario multipolar, combatir el liberalismo y a los globalistas; por eso Putin se entiende mejor con el endogámico americano Trump que con el demócrata liberal Biden. Al no ser globalista, Trump no es enemigo de Rusia. Tampoco es casual la atracción de Putin sobre el italiano Salvini y la francesa Le Pen, soberanistas europeos, ni que el español Vox beba de algunos postulados del desaliñado Dugin en su lucha contra las “élites globalistas”.

Tendríamos así el “gran espacio chino" y el "proyecto euroasiático” ruso en una especie de guerra de guerra de civilizaciones donde también podrían emerger otros polos, como el islámico, el africano, el indio e incluso el latinoamericano. Un nuevo mapa geopolítico en el que EE UU sería un polo más, pero no el polo.

China y Rusia comparten, además, orientaciones expansionistas: Taiwán en el caso de Xi Jinping y Ucrania en el de Vladímir Putin, que ahora se pone por delante del líder chino. De hecho, como observa la CNN, China podría estar observando la situación en Ucrania con un ojo puesto en Taiwán. En este caso, el Partido Comunista de China busca una eventual reunificación con la isla que reclama como parte su territorio, a pesar de no haberla gobernado nunca. Las estrategias económicas de ambos polos también tienen nombre: la Nueva Ruta de la Seda, proyectada a escala global por  Xi Jinping, y la Unión Económica Euroasiática, que abandera Vladímir Putin.

El concepto central para Dugin es el de mundo multipolar, encargado de enfrentarse con 'la hegemonía espiritual de Occidente', desechando la democracia, el liberalismo, el parlamentarismo, los derechos humanos y el individualismo

"El concepto central para Dugin –autor de más de 30 libros, entre ellos Fundamentos de Geopolítica (1997) y Cuarta teoría política (2009)– es hoy el de mundo multipolar, encargado de enfrentarse con 'la hegemonía espiritual de Occidente', desechando la democracia, el liberalismo, el parlamentarismo, los derechos humanos y el individualismo", resume el historiador, ensayista y columnista Antonio Elorza.

Para Putin es clave asentarse sobre su identidad y sus tradiciones religiosas –necesarias para justificar su superioridad moral sobre Occidente–, de modo que Rusia sea portadora de una civilización, capaz de ejercer su soberanía y de proyectarse sobre Eurasia, partiendo de la Rusia de Kiev.

Vladímir Putin lleva luchando desde el año 2000 por devolverle a Rusia al menos una parte de lo que perdió la URSS, y si es todo, mejor. Así lo prueban la reconquista de Chechenia, la recuperación territorial de Georgia, el regreso a Crimea y, ahora, la toma de Ucrania, otro paso más de la Rusia de Kiev. "No se trata de restaurar formalmente la URSS, sino de constituir Rusia como centro político, cultural y militar de los países desgajados", concluye el ensayista Antonio Elorza. @mundiario

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