¿Aplicará Rajoy herramientas constitucionales frente a la independencia de Cataluña?

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Artur Mas y Mariano Rajoy.

El Gobierno, su partido y el principal de la oposición claudican ante la jugada de Mas de convertir las elecciones autonómicas en un plebiscito sobre la independencia de Cataluña.

 

 

¿Aplicará Rajoy herramientas constitucionales frente a la independencia de Cataluña?

El Gobierno, su partido y el principal de la oposición claudican ante la jugada de Mas de convertir las elecciones autonómicas en un plebiscito sobre la independencia de Cataluña.

Sun Tzu lo advierte: "Si tú aceptas librar la batalla en el terreno que plantea el enemigo y no en el que te interesa, tienes muchas posibilidades de ser vencido." De entrada, el propio Gobierno, su partido y el principal de la oposición han acabado claudicando ante la jugada de Mas de convertir las elecciones autonómicas en un plebiscito sobre la independencia de Cataluña. No tiene remedio. Ese es el lenguaje que se maneja, el planteamiento de que se parte. Rajoy no ha leído Sun Tzu y ha aceptado presentarse en el terreno que quiere Mas. El PSOE lo había hecho mucho antes.

Si el asunto sale, como todo parece indicar, como pretenden Mas y los suyos, ¿qué hará el Gobierno, con qué se opondrá a la declaración unilateral de independencia? Que no nos hagan reír con un recurso ante el Constitucional, como si eso importara a Mas o parara la secesión.

Así que no quedan más que dos vías: o aplicar el artículo 155 de la Constitución y suspender la autonomía, o declarar el Estado de sitio para defender al Estado en el territorio rebelde, según vayan las cosas. Pero el número 2 de todo gobierno, que suele ser el ministro de Exteriores, el primero en chaquetear lo dijo claro: “Aplicar el 155 sería una bomba atómica." ¿Aplicar la Constitución es una bomba? Eso dice Margallo.

Es evidente que este Gobierno no muestra valor, decisión ejemplar en la que puedan confiar los ciudadanos. El verbo melifluo y sin pulso de Rajoy suena cada vez menos convincente, sin determinación, sin presencia de ánimo.

O caben las componendas ante esta nueva “Marcha verde”. Bajo la presión y la amenaza, se cede, se otorga lo imposible, se parchea la situación hasta la próxima embestida. El problema catalán no tiene solución mientras el Estado siga sin ejercer sus propias capacidades dentro de la Ley. Pero es un viejo axioma de que a un Gobierno débil se le puede arrancar lo que sería impensable ante otro fuerte.

¿Tendrán valor Rajoy y su Gobierno para usar sin complejos los instrumentos legales en vigor? Sinceramente lo dudo.

Rajoy no es Lerroux. O eso parece.

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