Polonia alza la voz contra el proyecto de una Europa a varias velocidades

El proyecto propuesto por Alemania, Francia, España e Italia para que los integrantes de la Unión Europea avancen cada quien a su ritmo no ha hecho la más mínima gracia en Polonia. Varsovia lidera un séquito de países de Europa del Este que se ha manifestado explícitamente en contra del proyecto para la era postbrexit. "No lo aceptaremos jamás. La diferencia de velocidades abriría la puerta a construir clubes de élites y a dividir la Unión Europea", dijo Beata Szydlo, primera ministra polaca, al abandonar la reunión informa que sostuvieron 27 integrantes del club -a la que obviamente no acudió el Reino Unido- este viernes en Bruselas. Szydlo entiende esta propuesta como una imposición de soluciones impulsadas por la misma UE contra los más nuevos del club.

"El espíritu de esta UE a varias velocidades es abierto e inclusivo; cada miembro de la familia puede participar en los proyectos, pero no todos necesitan hacerlo", defendió por su parte Angela Merkel.

Los altos mandos de la unión quieren evitar a toda costa un quiebre Este/Oeste. La tensión deja poco espacio de maniobra para los líderes comunitarios, quienes atestiguaron cómo Polonia se oponía en solitario a la reelección de Donald Tusk como jefe del Consejo Europeo el día de ayer. "Veo con sorpresa que esto parece una nueva línea divisoria, un nuevo telón de acero entre el Este y el Oeste. El punto de partida debe ser avanzar juntos como unión. Después, si algunos quieren hacer más, pueden hacerlo", expresó Jean-Claude Juncker, presidente de la comisión, para restarle peso al entorno. Juncker apoya a Tusk en la idea de que la idea de las "varias velocidades" de hecho ya existe, por lo que a largo plazo no debería traer ninguna consecuencia para los socios. "Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres ir más lejos, vamos juntos", defendió el político polaco.

Lo de las distintas velocidades, considera El País, ya existe, a distintos niveles, pero existe. No obstante, llevar a la realidad esta iniciativa como el nuevo estandarte de la Unión Europea a 27 socios es una amenaza contra quienes se rebelen contra los mandatos de Bruselas, como la crisis de refugiados de 2015. El frente abierto debe concluir para el 25 de marzo, día en que se celebrará la declaración de Roma por los grandes jefes de la comunidad. La fecha, ya de por sí cargada de simbolismo por ser el 60 aniversario del Tratado de Roma, será el día en que se defina cómo será la vida sin la isla británica.

Heridas abiertas

Los líderes están al tanto de que el recelo de los integrantes del club en la región Este puede ser contraproducente en el futuro. A fin de sanar las heridas cada vez más evidentes, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, tres de los padres fundadores de la Unión Europea, ya han llamado a una cumbre apurada con los integrantes del bloque del Este. La misma está programada para los próximos meses en La Haya, según cita El País a sus fuentes.

En los últimos años, los países han optado por atrincherarse en pequeños grupos según sus intereses. Pese a que el eje francoalemán sigue siendo el macho alfa en temas urgentes, la comisión está más dividida que nunca en pequeños séquitos. Uno de esos es el de Visegrado, del que forman parte Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, y es probablemente el más protagonista de los últimos tiempos, particularmente por sus críticas a las políticas del reparto de refugiados entre los miembros del club.

“Como Benelux, queremos trabajar duro para desempeñar un papel positivo en el debate sobre el futuro de la UE”, comentó Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos, escudado por Charles Michel y Xavier Bettel, sus homólogos de Bélgica y Luxemburgo, respectivamente, como parte de su explicación sobre esta cumbre. Posteriormente, se repetirá el evento con Estonia, Letonia y Lituania para finales de año.