El Muro de Berlín que separó a aquellos provenientes del mismo origen

Muro de Berlín visto desde Berlín oeste (1986). / Noir de de.wikipedia.org
Muro de Berlín visto desde Berlín oeste (1986). / Noir de de.wikipedia.org

Alemania celebró el pasado sábado el 25 aniversario de la unificación de las dos Alemania de entonces. "Deben crecer unidos los que provienen del mismo origen", palabras de Willy Brandt.

El Muro de Berlín que separó a aquellos provenientes del mismo origen

Alemania celebró el pasado sábado 3 de octubre el 25 aniversario de la unificación de las dos Alemania de entonces. "Deben crecer unidos los que provienen del mismo origen", palabras de Willy Brandt.

Todo empezó al acabar la II Guerra Mundial, y aún quedaría un largo camino por recorrer. Aunque mucho tuvo que ver Mijail Gorbachov con sus muchas reformas, que se propagaron  por todo el Bloque del este. Y aun así, todavía tendrían que pasar muchos años para que cristalizara el trabajo de tantos hombres que trabajaron en pro de conseguir la deseada unificación. Ya que ni que decir tiene que Alemania Occidental siempre mantuvo la política “de una sola Alemania”, lo que nos lleva a aquellas palabras de Willy Brandt cuando dijo: “Deben crecer unidos los que provienen del mismo origen”. (Es cierto. Algunos deberían conocer esta bella frase, que parece haberle salido directamente del corazón. De cualquier modo, muchas, muchísimas personas estarán bien de acuerdo con lo dicho en su día por Wily Brandt).

Pero pasada la celebración de tan importante evento, en efecto, el acuerdo definitivo de dicha unificación se llevó a cabo el 3 de octubre de 1990,  y en el que estuvieron presentes el Canciller Helmunt Kohh, el Presidente Richard von Weizäcker y el ex Canciller Willy Brand, así como otras personalidades.

Pero dado fin a tan importante hecho histórico, y vista fríamente la situación presente, no podemos olvidar que la República Democrática Alemana contaba entonces con 12,5 millones de almas, lo que supuso un no pequeño problema que tendrían que resolver sus hermanos.

(Es posible que en recuerdo de aquel gran esfuerzo hecho por todos los alemanes, haya nacido ese gran espíritu de acogimientos a las avalanchas  de hombres, mujeres y niños, a los que no se les cae de la boca la palabra “Alemania”, pese al larguísimo recorrido desde su país de origen, convertido hoy en un verdadero cementerio, hasta llegar a este otro país nuevo donde, con seguridad, se salvarán de morir. Y, aunque en verdad Europa está encantada con esta bella acción, llena de verdadero humanismo solidario, tampoco se olvida del escándalo, de extraordinaria envergadura, que ha salpicado estos días con intensa fuerza a la Volkswagen).

Pero volviendo a la efeméride que celebraban el pasado 3 de octubre los alemanes, no podemos olvidar lo que supuso en su día “la caída del muro”. “El Muro de Berlín”. "El Muro de la vergüenza”. O, como lo llamaban los socialistas, para proteger a su población de elementos fascistas y evitar la construcción de un estado socialista. Cuando lo cierto y verdad era que se había construido para impedir la emigración masiva, procedentes del este, tras la II Guerra mundial. Dicho muro tenía una longitud de 41,91 km y una anchura de 3,60 m.

Pero se estima que 136 personas perdieron la vida en el intento de cruzar el Muro en los primeros dos años. Y los guardias también estaban entre los desertores. Es claro que, como todo, siempre hay de todo en la viña del señor. Pero también han caído muchas lágrimas en los ya invisibles restos del famoso Muro.

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