Fillon está al borde del abismo pero se niega a dar un paso al costado

Francois Fillon, político francés. / Facebook.
Francois Fillon, político francés. / Facebook.

El candidato conservador se contradice en sus declaraciones e incluso su propio partido empieza a presionar para que renuncie. Los Republicanos pierden unas elecciones que tenían ganadas hace 10 días.

Fillon está al borde del abismo pero se niega a dar un paso al costado

Con el partido oficial partido en dos y con Marine Le Pen sin terminar de ganarse la confianza del electorado, François Fillon parecía tener el camino despejado para hacerse con la presidencia de Francia. No obstante, sus últimos, y propios, escándalos le han metido zancadilla y su camino hacia la jefatura de Estado se ha complicado y el panorama ya no es tan claro como hasta hace apenas un par de semanas.

El candidato de Les Républicans (Los Republicanos) ha sido acusado de dar un contrato falso a su esposa, Penelope Clarke, para que fuera su asesora mientras ocupaba un escaño en el Parlamento, así como a sus dos hijos para que trabajaran como abogados pese a que todavía no tenían el título para ejercer como tales. Los dos casos se han cebado con sus índices de popularidad y aceptación entre los franceses, pero él se niega a ceder. El aspirante asegura estar de pie pese a todo y denuncia ser víctima de "acusaciones infundadas", así como de un "ataque de una violencia sin precedentes", pues su proceder desde siempre ha sido inmaculado, asevera. 

Su derrumbe en los sondeos y el estado de pánico generalizado en su partido lo han obligado a salir a dar la cara para asegurar que sigue en la carrera. "He sufrido un intento de asesinato político. Esta tarde comienza una nueva campaña. Nada me desviará de la elección presidencial", confesó ante los medios este día lunes. Para Fillon todos estos ataques de los que ha sido víctima no hacen sino reforzar su "determinación". "Nada me hará cambiar de opinión. Soy candidato para ganar", proclamó.

El conservador aseguró que el contrato de su esposa es totalmente legal, pues Clarke es "diplomada en Derecho y Letras", por lo que su contratación y la de sus hijos cumple con todos los requisitos que demanda la ley de su país. De hecho, prosiguió, su contratación fue "totalmente justificada" y "fundamental", pues aquélla colaboró a su proceder como legislador. "Empleé a mi esposa como colaboradora", dijo orgulloso.

No obstante, reconoció que en Francia no es bien visto que los parlamentarios den jugosos contratos a sus propios familiares, por lo que lo suyo, considera, es un delito ético. Fillon se disculpó para luego arremeter contra los medios, pues no es a ellos "a los que corresponde juzgarme".

El aspirante al Palacio del Elíseo advirtió de paso que no es ni la policía ni la fiscalía quienes pueden juzgar su proceder o el de su esposa en su calidad de colaboradora, sino tan sólo los mismos parlamentarios. "Es la razón de la división de poderes", defendió. Fillon ha prometido que abandonará la carrera si al final es imputado por el escándalo, aunque los plazos de la investigación impedirían que su imputación se diera antes de abril, mes en que serán las elecciones. Prácticamente superado por completo por Emanuel Macron, el líder republicano ha recibido presiones incluso de los dirigentes de su partido para que de un paso al costado, enmedio de esa persecución política que él mismo ha acusado.

Los franceses acudirán a las urnas el 23 de abril y en el partido republicano cada día que pasa sin saber exactamente qué pasará con su aspirante amarra un poco más el nudo del cuello. Pasaron de la victoria segura a la desesperante incertidumbre. Los investigadores responsables del expediente siguen sin encontrar ninguna evidencia de que Clarke efectivamente ejerció como colaboradora, pese a que mensualmente cobraba una alta suma de dinero. En total, durante todos sus años en el "puesto", ganó 831.000 euros.

Pero la esposa del angustiado candidato tampoco ha colaborado a la causa. "Nunca oficialicé mi función de asistente parlamentaria", reveló recientemente el rotativo francés Le Monde. El medio obtuvo las declaraciones que el matrimonio hizo la semana pasada ante los fiscales respectivo. La excusa que dio el candidato fue que su cónyuge era su colaboradora, no su "subordinada". Hasta el momento, lo único que han encontrado los investigadores fue una carpeta en la que estaban escritos los nombres Penelope y Sylvie. El segundo nombre se refiere a Sylvie Fourmont, quien fue asistente personal de Fillon en el Organismo Legislativo. Como fuera, la carpeta estaba vacía.

Las declaraciones del matrimonio fueron hechas por separado y fue el exlegislador el que despertó los recelos de las autoridades. Según Fillon, su esposa se encargaba de manejar su agenda, hacer monitoreos y resúmenes de prensa e incluso se encargaba de las solicitudes de empleo que llegaban a su despacho. De momento no hay ni tan sólo un pequeño rastro de que Clarke ejecutara ninguna de esas tareas.

Al momento de abandonar su escaño en la asamblea, Fillon quiso asegurarle a su esposa la continuidad en su posición, por lo que le solicitó a Marc Joulad, su sustituto, que le garantizara el contrato a Clarke y que de paso le aumentara el sueldo en más de 7.000 euros. Aquello fue en 2002 y el líder conservador convenció a Joulad de aceptar sus condiciones. Frente a los medios, el otrora primer ministro delató que su esposa había seguido trabajando pero en Sarthe, el principal epicentro de su campaña electoral.

Por si las incoherencias respecto a la contratación de su esposa no fueran suficientes, las de sus hijos hacen todavía menos sentido. Por ejemplo, en el caso de su hija Marie, quien al igual que su hermano Charles trabajó como asistente en el Senado entre 2005 y 2007, la contrató para ayudarla a escribir un libro, que evidentemente no tiene nada que ver con las labores de cualquiera que tenga un puesto en la Cámara Alta. A su hijo varón lo empleó en 2007 como estratega electoral. De entrada esa labor sería ilegal pues aquella campaña se fondeó ilegalmente y con dinero de dudosa procedencia en la campaña del expresidente Nicolas Sarkozy.

Todo esto ha empezado a hervir el agua en Francia, al punto que sus propios colegas del partido le han dado la espalda, instándole a que renuncie. "Ahora hay que hacer bloque. Es lo que una mayoría de cargos electos de mi familia política ha comprendido", se quejan. Pero Fillon sigue a lo suyo, "ninguna instancia tiene legitimidad para poner en entredicho el resultado de las primarias".

Pese al motín entre senadores y diputados principalmente, la cúpula del partido mantiene su fe en él. Sin embargo, ya hay varias carpetas sobre la mesa para nombrar a un sustituto de emergencia. Y la emergencia se siente inminente. "Debe renunciar. No hay otra salida", amenazó François Bayrou, uno de sus potenciales aliados.

Así, el principal favorito para tomar el relevo de Fillon sería Alain Juppé, quien quedó en segundo lugar en las elecciones primarias del partido. Juppé, hoy en día alcalde de Burdeos y en su momento también primer ministro, ha cerrado esa opción, asegurando que "no es no", en referencia a su derrota en las urnas. @hmorales_gt

 

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