Estampas peruanas

Distrito de San Isidro en Lima, la capital del Perú.
Distrito de San Isidro en Lima, la capital del Perú.

Con motivo del III Foro Perú-Unión Europea, se reunieron en Lima representantes políticos y empresariales de ambas partes para incentivar una colaboración más estrecha en los campos de la política, la innovación, las inversiones y el comercio.

Al visitante que estudió primaria y secundaria en un colegio limeño y que la última vez que estuvo en la capital peruana fue hace 18 años, lo primero que le llama la atención es cómo ha crecido la ciudad. De los 32 millones de peruanos, se calcula que unos 10 millones viven en Lima. La consecuencia es un tráfico infernal. En horas punta, lo normal son hora y media para un recorrido de 10 kilómetros. Los limeños lo soportan con un estoicismo admirable.

La segunda observación es que las diferencias entre los barrios van creciendo: San Isidro, Miraflores y Barranco pueden ser zonas en cualquier ciudad del primer mundo, mientras que Chorrillos o los “pueblos jóvenes”, como le llaman a las barriadas que se fueron levantando sin planificación alrededor del núcleo de la ciudad, son típicos ejemplos del desarrollo urbano en grandes partes del tercer mundo, con mucha actividad de la llamada “economía sumergida” en sus calles, que crea cientos de miles de empleos, pero de pocos ingresos y escaso valor añadido. Esta economía informal, también llamada irregular, es definida como “actividad económica legal, aunque oculta a efectos registrales por razones de elusión fiscal o de control administrativo”. Agua potable y desagües son un problema, electricidad parece que no, por el número de antenas de televisión que se vislumbran en el cielo plomizo del invierno limeño. Centros sanitarios y escuelas públicas son escasas, lo mismo que calles asfaltadas.

Y la tercera sorpresa es que, se vaya donde se vaya, hay banderas peruanas hondeando; hay hombres, mujeres y niños con la camiseta de la selección de futbol puesta; hay un solo tema de conversación: el deseo y la esperanza que el equipo capitaneado por Paolo Guerrero gane muchos partidos en Rusia; y hay un sentimiento que se palpa en todos los rincones: el orgullo de que el Perú se haya clasificado para el Mundial de Futbol, por primera vez después de 36 años. Desde España ´82 no habían pasado el corte.

En realidad, Perú son tres países en uno: la costa es la zona más desarrollada y la que más riqueza crea; la sierra tiene enormes problemas infraestructurales, por los Andes, que, aunque de una enorme riqueza minera, se caracterizan por sus picos y valles con grandes diferencias de altura; y la selva, una enorme reserva biosfera, casi virgen en su desarrollo. A pesar de todos los problemas geográficos, en los últimos años el crecimiento del Perú ha sido espectacular, llegando en muchos años a superar el 5% del PIB. Sus gobernantes del siglo XXI – desde Alejandro Toledo hasta el presidente actual Martín Vizcarra, pasando por Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski – han apostado por una política económica de libre mercado y acuerdos y asociaciones internacionales, controlando al mismo tiempo la inflación y el déficit fiscal. Con una deuda pública neta del 25%, Perú tiene margen de maniobra para proyectos infraestructurales de calado importante. Además, su apuesta por la Alianza del Pacífico es una clara señal del deseo de cooperar siempre más con sus otros tres miembros, México, Colombia y Chile. Desafortunadamente, la corrupción sigue siendo una lacra de difícil erradicación, como demuestran los casos de varios ex presidentes perseguidos por la justicia.

En este contexto, la Fundación Euroamérica acaba de celebrar su III Foro Perú-Unión Europea en Lima, centrándose en la innovación y la inversión como claves para un crecimiento económico inclusivo. Con participantes de alto nivel por parte del gobierno peruano, con su Primer Ministro César Villanueva, su ministro de Asuntos Exteriores Néstor Popolizio Bardales y su ministro de Energía Francisco Ismodes Mezzano al frente, y por parte de Europa, con el consejero ejecutivo del BBVA José Manuel González Páramo, el eurodiputado José Ignacio Salafranca y dos representantes de la Comisión Europea, Véronique Hyeulle y Piero Venturi, entre los ponentes. Las dos jornadas versaron sobre temas relacionados con inversiones, comercio, energía, transportes, telecomunicaciones, seguridad jurídica, así como aspectos más concretos, como la innovación como mecanismo de inclusión financiera, las posibilidades de una cooperación más estrecha en materia de I+D+i o la negociación del convenio de doble imposición tributaria.

La conferencia la cerró con una intervención de Astrid Gutsche, brillante por la espontaneidad, la frescura y la ilusión que transmitieron sus palabras. Ella y su su marido Gastón Acurio son responsables del enorme auge gastronómico que está viviendo el Perú. En el magnífico libro de Andrés Oppenheimer “¡Crear o morir! Cómo reinventarnos y progresar en el era de la innovación”, hay 22 páginas dedicadas a explicar cómo el chef peruano ha logrado llegar a la cima de su profesión y ha sabido motivar a millones de turistas extranjeros que visiten el Perú, no solo por Machu Picchu, sino también por su gastronomía.

Astrid Gutsche, cofundadora de “Astrid y Gastón”, aparte de haber estado siempre involucrada en la gestión del gran número  de restaurantes que tiene la cadena en muchos países, también se ha ganado su propio prestigio como especialista en el campo de la repostería. Investigadora e innovadora de postres que explotan y rescatan productos locales peruanos como frutas del Amazonas o el cacao, ha sido reconocida como la mejor chef de repostería de América Latina. Su presencia como invitada especial en el cierre del III Foro tenía pues toda la razón de ser, porque ella y su marido son los mejores ejemplos de haber puesto en práctica en el Perú que sin innovación ni inversiones no puede haber un crecimiento económico inclusivo. @mundiario

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