España se ha convertido en un país asimétrico que es necesario reconstruir

Cataluña y España. / fotolog.com
Cataluña y España. / fotolog.com

España se ha construido a dos velocidades, con comunidades históricas y forales, por el artículo 151 o el 143, pero ha llegado la hora de reformarla para darle acabado final.

España se ha convertido en un país asimétrico que es necesario reconstruir

España se ha convertido en un país tan asimétrico que hay quien duda entre reformarlo o construirlo de nuevo, e incluso han aparecido partes del país que han decido iniciar las obras por su cuenta. Encontramos Comunidades cuyos derechos forales fueron respetados y se asemejan mucho a estados confederados donde recaudan sus impuestos y pagan una cuota a la confederación por gastos militares, de policía federal, de política exterior, o de infraestructuras nacionales. En este caso se encuentran el Pais Vasco y Navarra, que además tiene el derecho de decidir si quiere integrarse en el País Vasco o no, privilegio que nadie más tiene. Luego está Cataluña que tuvo derechos históricos desde el bajo medievo, los derechos concedidos a las Cortes Catalanas, pero cuyos derechos forales no han sido reconocidos, Cataluña castigada en su día por ser austricista y haber sido derrotada por la dinastía borbónica, y Navarra premiada por salvaguardar la frontera francesa. El resto ahí sigue con sus dos velocidades y varias transferencias aún sin realizar.

Poca duda cabe que este esquema realizado para salir del paso con el término "café para todos" se ha quedado obsoleto y ya no satisface a muchas Comunidades donde hemos visto crecer el nacionalismo y hasta el independentismo. Hemos ido descentralizando la nación a base de transferencias que estaban muchas veces en función de los apoyos necesarios para la gobernanza central, y tenemos un resultado costoso, poco solidario, y políticamente insatisfactorio.

España se ha convertido en un país tan asimétrico que hay quien duda entre reformarlo o construirlo de nuevo, e incluso han aparecido partes del país que han decido iniciar las obras por su cuenta.

Gane quien gane las elecciones y gobierne quien gobierne, el primer problema planteado sobre la mesa será parar el proceso catalán, algo nada sencillo habida cuenta de lo lejos que ha llegado y que son muchos los catalanes que lo apoyan aunque sean minoría. Será necesario crear un modelo que ilusione lo suficiente para que ese deseo de autodeterminación pase a ser un sentimiento claramente minoritario. Como no es fácil, habrá que suplementarlo con una configuración de todo el estado español que resulte atractiva, justa, y legal, lo que implicará probablemente cambios en la Constitución, y si hemos de ser sinceros, requeriró una mayoría cualificada del Parlamento inalcanzable si los escaños del PP y quizás de Ciudadanos o el PSOE. Se pueden hacer muchas promesas, pero sumar 2/3 o incluso 3/5 de los escaños parlamentarios donde el pueblo se representa y tiene la potestad legislativa, nunca se podrá hacer solo desde la izquierda, o mejor dicho, se podrá hacer como se hicieron otras cosas pero el Tribunal Constitucional las pararía. 

Los partidos no han sido claros en la configuración del estado que defienden y mucho menos en precisar el modelo de encaje catalán. Parece evidente que lo primero será definir qué es intransferible, luego que transferencias son ambicionadas o no por las diferentes Comunidades Autónomas, y a continuación definir una forma de estado autonómico, federal o confederal, aunque no es lo decisivo (muchos estados federales tiene menos transferencias realizadas que las que disfrutan muchas autonomías). La clave volverá a ser el pacto fiscal, la financiación, y esas cosas de las que tan poco se habla. 

Pocos son los que quieren romper España, pero todos quieren una financiación justa, una solidaridad generosa pero no eterna (como tampoco lo fue la de la UE con España una vez realizadas todas las infraestructuras necesarias), y una capacidad de legislar en ciertos temas que afectan a la sociedad pero respetando unos derechos generales de todos los españoles. Esperemos que los partidos que se sienten a negociar incluyan este tema entre los básicos del programa porque ya estamos un poco hartos de incertidumbres e inseguridades. Necesitamos estabilidad para alzar la cabeza y mirar al futuro con ilusión y consenso.

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