La derecha mexicana se parte luego de las elecciones del domingo pasado

Ricardo Anaya (centro), líder de la derecha mexicana. / Twitter
Ricardo Anaya (centro), líder de la derecha mexicana. / Twitter

El PAN busca cómo cicatrizar las heridas que le dejó el bochorno vivido en el Estado de México mientras sus posibles candidatos a la presidencia se atacan entre ellos.

La derecha mexicana se parte luego de las elecciones del domingo pasado

El descalabro sufrido por el PAN en ls elecciones dominicales en el Estado de México no solo le dejaron en ridículo en la localidad, sino que encima podría condicionar la candidatura de Ricardo Anaya a la presidencia del país, que se elige el próximo año. El joven líder de la derecha mexicana -apenas 38 años- logró el año pasado que los suyos ganaran nada menos que siete de las 12 gobernaturas que disputaron. Fue hace apenas unos meses, pero a mediados de 2017 ya parecen muy lejanas. Dos comicios han tirado a tierra su trabajo. Ganó Nayarit gracias a su sociedad con el PRD, un partido tradicionalmente izquierdista. Pero en el Estado de México, sus números arrojaron a su candidata, Josefina Vázquez Mota, a un bochornoso cuarto lugar. Y en Coahuila, entretanto, se sigue a la espera de que los tribunales anuncien quién fue el ganador ante la incertidumbre que se quedó tras el paso por las urnas.

Los dos resbalones han dejado en mal lugar a Anaya, quien está parado en el desierto con los sentidos atentos a la llegada de cualquier depredador. "Es el gran responsable directo -del duro revés en Edomex-, él sacrificó las posibilidades de éxito del PAN pensando solo en sí mismo y en sus ambiciones", le culpó Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón. Su ataque no es solo cuestión de sentirse identificada con el partido o no, sino que es ella junto a Anaya y Rafael Moreno Valle, exgobernador de Puebla, la aspirante a hacerse con la candidatura presidencial de blanquiazul.

"El PAN se está debilitando como la opción real de cambio para el 2018", agrega la exprimera dama. También demandó a la agrupación que definiera quien le representará en los comicios del próximo año de aquí a un mes como máximo. Ello con la idea de empezar a preparar el repelente contra el inagotable Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena, quien va camino de su tercera carrera por la jefatura federal. Zavala emprenderá desde el jueves una gira para convencer a los seguidores del partido.

Eso sí, la esposa del exmandatario dejó claro que no acompañará al partido si éste renuncia "a sus principios", y lanzó otra amenaza al exigir una contienda justa y equitativa entre los aspirantes. Esta no es la primera vez que Zavala da indicios de abandonar la agrupación que la llevó al Congreso del Distrito Federal en 1994 y luego al Congreso Federal en 2003. En el entorno de Anaya, sus declaraciones no hicieron ninguna gracia. "No estamos de acuerdo: no son ni las formas, ni el tiempo, ni los modos", explicó Damián Zepeda, secretario general de la agrupación.

Pero la exprimera dama también tiene con qué presumir de músculo. En su campamento se han apiñado nombres fuertes del partido, quienes han llegado a ella por medio de su célebre marido. Dentro de los soldados de Zavala se encuentra Ernesto Cordero, quien ya en su momento quiso ser candidato presidencial pero perdió la carrera a manos precisamente de Vázquez Mota. "Perder de esa manera no es menor, es una gran derrota… Ricardo Anaya tiene que asumir la responsabilidad de esta derrota histórica", dijo Cordero.

Según recuerda El País, Vázquez Mota se quedó con apenas 654.000 votos en las elecciones del Estado de México, que son un endeble 11% del gran total. El resultado fue prácticamente el mismo que obtuvo en 2011, cuando su aspirante fue Luis Bravo Mena, quien juntó un 12% de los votos gracias a 598.000 boletas.

Ahora, Anaya apuesta todas sus fichas al Estado de Coahuila, que también celebró sus elecciones el domingo. El PAN aspiraba a quitarle el poder al omnipotente PRI en uno de sus reductos tradicionales, pero los resultados le dejaron una mueca en el rostro. El partido institucional le ganó por un 1.6% a Guillermo Anaya, aspirante panista y quien corría por la gobernatura por segunda vez consecutiva.

En el seno del partido derechista estiman que hay motivos de sobra para que el tribunal electoral anule esa victoria. El árbitro de la elección llegó a decir que un total de 1.016 casillas no fueron consideradas en los resultados preliminares puesto que habían indicios de irregularidades. El miércoles, dichos paquetes serán abiertos para examinarse uno por uno. La expectativa es tal, que el propio Anaya se ha desplazado al lugar para monitorear en persona este vital proceso.

Y a todas estas, el partido sí que sumo una victoria, la de Rafael Moreno Valle. El exgobernador, quien en Puebla es ampliamente cuestionado por su pobre trabajo, fue el único que le dio algo por qué sonreír a Anaya. Moreno Valle fue el delegado especial en Nayarit, Estado que le dio su única victoria al Partido Acción Nacional, gracias a la sociedad con el PRD. Antonio Echavarría, el candidato de la coalición, se llevó por delante a su competidor del Partido Revolucionario Institucional. "Nayarit es el ejemplo de lo que debemos construir en 2018: hacer un proyecto de coincidencias que atienda las necesidades de los mexicanos", presumió Moreno.

Fracturas en todas partes

Como sea, la política mexicana vive probablemente uno de sus momentos más ardientes en la historia. El todopoderoso PRI también se encuentra en una crisis interna, aunque de menor calado que la de sus rivales tradicionales. Vale recordar el caso de Javier Duarte, quien renunció a su puesto como gobernador de Veracruz ante sendas acusaciones de todo tipo contra él y su gestión, para luego darse a la fuga cobardemente, como priísta que se respeta.. Duarte, quien luego fue capturado en Guatemala, se vislumbraba como uno de los posibles herederos de Enrique Peña Nieto, pero su situación ha dejado en entredicho aquella sucesión.

Con los dos partidos de tradición en plena guerra civil, López Obrador asoma en el horizonte. Será la tercera vez que corra por la presidencia, ahora bajo su propio movimiento: Movimiento Regeneración Nacional (MORENA). López Obrador ha sabido hacer leña del árbol caído e incluso se ha aprovechado de la pobre gestión de Peña Nieto ante los constantes y sonantes ataques que han llegado desde el despacho de Donald Trump. MORENA se erige como una de las principales fuerzas de cara a las próximas elecciones, aunque de momento también hay que recordar que ningún otro partido  ha empezado su campaña presidencial, por lo que no tiene un rival directo todavía.

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