Los debates serán probablemente los últimos salvavidas del PP y Ciudadanos

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, y Pablo Casado, presidente del Partido Popular. / RR SS.
Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, y Pablo Casado, presidente del Partido Popular. / RR SS.

El empuje de la potencial alianza entre el PSOE y Unidas Podemos obliga a los socios del antiguo Gobierno a poner sus fichas en los enfrentamientos televisados.

Los debates serán probablemente los últimos salvavidas del PP y Ciudadanos

Para este lunes y martes se tienen programados dos sendos debates entre los líderes de los principales partidos españoles. Mientras Pedro Sánchez deshoja la margarita y elije a cuál le pone más énfasis, en los despachos de Pablo Casado y Albert Rivera se ven ambos como uno de sus últimas balas para intentar dar vuelta a la derrota que les apuntan los recientes sondeos a ambos.

El día domingo, El País publicó una encuesta en la que aparece que el PSOE y Unidas Podemos sumarían un total de 162 escaños, contra los 156 que sumarían el Partido Popular, Ciudadanos y Vox, dando por hecho que celestes y anaranjados metan al baile a la extrema derecha como ya pasó en Andalucía. La situación es evidentemente crítica puesto que son nada menos que 16 diputados de diferencia, un reflejo de la forma en que ambos partidos perdieron el control del electorado desde la caída de Mariano Rajoy en pleno verano de 2018. La decepción que representó aquella caída, pero en especial los trapos al aire que dejaron los casos de corrupción que pesan sobre el PP, han movilizado a los votantes al sector izquierdo, donde Sánchez y Pablo Iglesias esperaban como hienas el momento para su banquete.

Especialmente presionado estará Pablo Casado, líder del PP, puesto que llegó a su actual posición para liderar el renacimiento de los suyos y ha terminado al borde de tener el peor resultado de la historia de su partido. Pese a su optimismo (llegó a decir que los populares están iniciando una remontada, que realmente solo él ve), lo cierto es que ha tenido que reunirse a la precipitada con jefes de campaña, gabinete y su directora de comunicación, consciente de que no puede dar un solo paso en falso. Su estrategia será clara: apuntar al enemigo en común que tiene con C's (entiéndase el PSOE) con las balas de la unidad y la economía del reino.

Tomando en cuenta que el PP le saca unos 30 escaños aproximadamente de distancia a C's, Casado hubiera preferido un mano a mano con Sánchez, porque al final de cuentas el dominio de la derecha seguiría siendo suyo. Así, el problema con un enfrentamiento a cuatro bandos es que así será más difícil definir a un ganador o perdedor del choque y en Génova urge un golpe de autoridad a quien les arrebató el poder el año pasado. @mundiario

La estrategia de C's

Por su parte, Rivera ve en los debates la oportunidad de disputarle a Casado los votos del sector derecho. No obstante, tampoco puede darse el lujo de darle la espalda a Sánchez, por lo que aprovechará a presentar su concepto de una "nación de libres e iguales de Ciudadanos", una réplica a la "nación de naciones" de Sánchez, como parte de su modelo territorial, informa Natalia Junquera, de El País. Precisamente Cataluña, que sirvió de impulso en su momento para los naranjas, será el tema principal para Rivera, que también interrogará al presidente sobre si planea indultar a los principales cabecillas del procés.

Ciudadanos saltó en los sondeos gracias a la fiereza con la que defendió la aplicación del artículo 155 de la Constitución en pleno conflicto en Cataluña. El tema es algo que todavía estará muy caliente en la cabeza de los españoles y Rivera debe sacarle el máximo provecho posible. Eso y que hay que recordar que a Sánchez siempre se le ha criticado la candidez con la que trata a los separatistas.

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Sánchez apunta al PP

Al jefe de Gobierno le ha caído como agua de mayo el hecho de que Santiago Abascal, principal líder de Vox, no vaya a participar en el debate televisado, ya que con ello el discurso de Casado sonará todavía más duro para los españoles. Así las cosas, Sánchez irá directo a por el líder del PP, aunque sin olvidarse de Rivera.

El miedo a la extrema derecha es probablemente la mejor arma con la que contará el líder socialista, que ya no cuenta con el apoyo de Ciudadanos como sí lo hizo en 2015. De más está decir que Sánchez pasará de puntillas en las intervenciones de Pablo Iglesias, consciente de que un golpe a éstos podría desembocar en una caída de votos que no puede permitirse si quiere repetir Gobierno.

Para la derecha, los debates de esta semana son cuestión de honor, de vida o muerte. Mientras Sánchez, reacio, los prepara con la única intención prácticamente de evitar que sus contrincantes derechistas suban, en los cuarteles de Casado y Rivera se ven como las grandes balas que tienen en sus polvorines para lanzarse nuevamente en la intención de voto. Mucho tendrán que esforzarse porque pese a que quien lidera las encuestas es el PSOE, son C's y PP quienes más tienen que perder. @mundiario

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