Daniel Ortega: de revolucionario de Nicaragua a tirano de un régimen opresor

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. / foreingpolicynews.org
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. / foreingpolicynews.org

El presidente nicaragüense intenta demostrar que todo está bien en su país, pero luego de tres meses de protestas, más de mil heridos y la muerte de 300 personas, es difícil creerle. La comunidad internacional lo condena, pero él sigue reprimiendo a los manifestantes quienes piden su renuncia y elecciones adelantadas.

Daniel Ortega: de revolucionario de Nicaragua a tirano de un régimen opresor

Miles de manifestantes en Nicaragua están hartos de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. Así lo han dejado con más de tres meses de protestas que han ocasionado un saldo de miles de heridos y unos 300 muertos a causa de la represión de parte del Ejecutivo. Con esto, Ortega ha pasado de ser un héroe de la revolución nicaragüense en su lucha contra los Somoza, ha ser un tirano con un régimen que se niega a dejar el poder.

Ortega llevaba la lucha revolucionaria en la sangre, ya que su padre fue un combatiente que luchó al lado de César Augusto Sandino contra los Marines estadounidenses que se involucraron en los asuntos internos de Nicaragua antes de la Segunda Guerra Mundial. En los años 50, el joven Ortega fue parte de las manifestaciones contra la dinastía de los Somoza, que llevaba cuatro décadas gobernando Nicaragua bajo la influencia de EE UU.

En aquellos tiempos era más parecido a las jóvenes que hoy en día se manifiestan contra su Gobierno. Sus actividades como rebelde lo terminaron llevando a la cárcel, donde fue acusado por terrorismo y donde pasó siete años de si vida.

Cuando fue liberado, se unió a la revolución con el Frente Sandinista de Liberación Nacional y en 1979, lograron su objetivo al derrocar al último de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle.

Tras esto, pasó a ser el coordinador de la Junta de Reconstrucción Nacional de Nicaragua bajo las órdenes de un Gobierno sandinista que contaba con la aprobación del presidente estadounidense James Carter y que tenía como metas la alfabetización, redistribución de tierras y reforma social.

Sin embargo, el equilibrio del país centroamericano empezó a balancearse al acercarse a la Cuba gobernada por Fidel Castro y luego fue un gran escándalo la vinculación del Frente Sandinista de Liberación Nacional con su aporte armado a las guerrillas de izquierda de El Salvador.

Para el año 1984, Ortega consiguió la presidencia por segunda vez, pero la desilusión política y los pocos avances económicos ocasionaron que perdiera la reelección en 1990. En los años venideros buscaría la presidencia perdiendo hasta tres elecciones sucesivas, pero fue ganando terreno buscando contactar con el sector privado o acercándose a la Iglesia. Finalmente en 2006 logró ganar la presidencia, estando desde ese entonces 12 años en el poder y con pocas posibilidades de querer abandonarlo a pesar de la crisis y crítica que enfrenta su Gobierno. @mundiario

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