Cayetana Álvarez de Toledo: "El mayor obstáculo para un gobierno de concentración es la podemización de Sánchez"

Cayetana Álvarez de Toledo. / Cope
Cayetana Álvarez de Toledo. / Cope
Con 45 años y en tan solo un año, Cayetana Álvarez de Toledo ha demostrado que es posible tener políticas valientes que plantan cara a los desmanes de una izquierda radical liderada por Pablo Iglesias.
Cayetana Álvarez de Toledo: "El mayor obstáculo para un gobierno de concentración es la podemización de Sánchez"

Con 45 años y en tan solo un año, Cayetana Álvarez de Toledo ha demostrado que es posible tener políticas valientes que plantan cara a los desmanes de una izquierda radical que ha ocupado (democráticamente) el poder sin disponer de los votos suficientes para ello con el fin de emponzoñar el sistema.

Una mujer que ha recibido insultos de lo más variopintos (aún recuerdo esa soberana estupidez de parvulario que se convirtió en noticia sobre un desconocido concejal de un pequeño pueblo español que escribió en una red social que creía ver un pene en la garganta de Cayetana) y críticas del ala progresista más extremista acusándola de ser agobiante en su acoso. Por supuesto que no hay nada mejor que que te dejen hacer y deshacer a tu antojo, sin oposición ninguna, pero gracias a Dios, Cayetana no ha tenido ese perfil político (probablemente tampoco personal) y es, digámolos llanamente, una mosca cojonera para la izquierda de este país. Qué alegría se habrán llevado con su destitución.

Lo expresaba muy bien Mario Vargas Llosa en su Tribuna del pasado domingo en El País: "¿Quiénes son los que se han desgañitado pidiendo a Cayetana en este año moderación y centrismo? Algunos distraídos militantes del Partido Popular, sin duda, pero sobre todo los socialistas y comunistas, sorprendidos de ver a alguien de la derecha que se atrevía a recordarles los horrores cometidos en nombre del sacrosanto marxismo. A mí me recordaba los años de Margaret Thatcher en Inglaterra, cuando socialistas y comunistas le exigían desesperados que se centrara y moderara, porque con sus inconveniencias políticas iba a llevar a los tories a la extinción. La verdad es que los llevó al poder por tres veces consecutivas —por primera vez en la historia— y que Gran Bretaña jamás estuvo tan bien, desde la Segunda Guerra Mundial, como con la señora Thatcher".

Aunque lo peor para ella no ha sido eso, lo daba por hecho. “Daba por hecho el ataque de la izquierda y el nacionalismo, pero no me esperaba que desde dentro de la propia estructura del partido sucediera”, ha declarado en una entrevista a la cadena Cope. “Los últimos meses no fueron fáciles. Hubo quien intentó arrinconarme y limitar mi acción política. Eso es muy pesado de gestionar. Quitarme eso me libera pero también tengo un sentimiento de fracaso”, afirma.

Según la propia Cayetana, cuando el líder del PP, Pablo Casado, la fichó “me pidió que actuara con la máxima libertad y que diera la batalla ideológica a la izquierda y al nacionalismo. Ese fue su encargo. Me pareció una señal de grandeza y de confianza en sí mismo”, indica en la mencionada entrevista radiofónica.

Si bien, un año después ha habido un cambio de criterio, como ella reconoce. “Una decisión perfectamente legítima pero que no comparto”, confiesa.

Preguntada sobre cómo dar esa mencionada batalla ideológica, Cayetana confiesa que no es tan difícil: “Hay que decir qué es la izquierda española; hay que desafiar la superioridad moral de la izquierda. La izquierda decide quién es centrista o no. Hay que disputar la visión del feminismo victimista que da la izquierda y que nos confronta con los hombres; hay que acabar con la Guerra Civil como argumento político que solo suscita rencor”, afirma tajante Cayetana.

Ha puesto también como ejemplo de esta superioridad moral izquierdista, los escraches: "Los escraches son un ejemplo de la superioridad moral de la izquierda: normalmente los hacen unos y los condenan otros", recordando que ella llevó al Parlamento la pregunta sobre los escraches sufridos a políticos socialistas para condenar esos actos, aspecto que a la inversa nunca se ha producido.

La respuesta que todos esperan es si Cayetana seguirá en la política o no (actualmente es diputada): “Es una decisión difícil. Estoy meditando sobre todo ello. Tengo un sentimiento de compromiso personal con los catalanes que votaron por la candidatura del PP. Por ellos volví a la política y siguen ahí, mereciendo representación”.

Reconoce no haber hablado con Pablo Casado desde su cese aunque “esto no va de relaciones de amistad. Esto es política y esto es una discrepancia política profunda. Hay que distinguir lo personal de lo político. Aunque siempre le he tenido un gran afecto y hemos tenido una relación muy cálida, estas cosas enfrían las relaciones”, explica en Cope.

La política apuesta por un gobierno de concentración con una izquierda democrática ilustrada. Es decir, que el PSOE rompa con Podemos pues para ella “el mayor obstáculo para ese gobierno de concentración es esa podemización de Sánchez”. “España está al borde de la depresión profunda y tenemos una obligación política y moral. Hay que aparcar cualquier miedo y emprender una operación política de unión entre lo que está a los lados del centro (la izquierda y la derecha)”.

Si eso se consigue o no (las circunstancias actuales no son positivas a este respecto) quizá sea sin ella, una mujer sobre preparada intelectualmente para dar brillo a un PP que también cuenta con un preparado líder pero que se arrebuja en un mar de cautelas ante todo lo que puede llegar a ser. @opinionadas en @mundiario

Comentarios