El mejor gobernante, los votantes, cuya mayoría gana siempre
Si los votos se los repartieron cinco o más partidos y plataformas, la balanza osciló, como de costumbre, a derecha e izquierda, inclinándose hacia este lado. Sin bipartidismo.
Si los votos se los repartieron cinco o más partidos y plataformas, la balanza osciló, como de costumbre, a derecha e izquierda, inclinándose hacia este lado. Sin bipartidismo.
Como comentábamos al día siguiente del 24 de mayo, los electores no votaron por el vuelco. Si los votos se los repartieron cinco o más partidos y plataformas, la balanza osciló, como de costumbre, a derecha e izquierda, inclinándose hacia este lado. No hay, repetimos, bipartidismo, pues el sistema electoral proporcional corregido no lo propicia.
Quienes votan aplastantemente por el PP y el PSOE son los electores. También esta vez.
En todos los lugares donde los socialistas ganaron sin mayoría absoluta, los “comuneros” los auparon a la alcaldía. Donde el PP, asimismo sin mayoría absoluta, se hizo con los ayuntamientos, Ciudadanos apoyó la candidatura de aquél.
Sin excepciones, incluidas Barcelona y Madrid.
En Galiza el cambio en las 7 ciudades fue casi total, salvo Ourense, donde el PSOE pagó los "presuntos" bastonazos de los dos alcaldes de los años recientes.
Un dato de galeguidade: Lugo tiene alcaldesa, una joven nacida en la emigración a Centroeuropa.
Los celos “populares” ante los pactos de los socialistas, “apoyando a los radicales,” parecen inspirados en la Verbena de la Paloma. Emperrarse en imponer que gobierne la lista más votada, tiene fácil y no hipócrita solución: sistema mayoritario puro. A la española, solución nefasta.