Alternativas atlánticas en lo político: ¿fue ya Galicia pionera? (II de II)

Muchas veces los medios desde Madrid no reflejan lo que ocurre en el laboratorio gallego, que ya fue pionero en las autonómicas de 2012, recuerda el autor en este segundo capítulo de su análisis.

Alternativas atlánticas en lo político: ¿fue ya Galicia pionera? (II de II)

Galicia vive momentos de efervescencia y tiene argumentos de sobra para no quedar al margen de los tiempos a los que nos empuja la historia. Muchas veces los medios desde Madrid no reflejan lo que ocurre en el laboratorio gallego, que ya fue pionero en las autonómicas de 2012.

 

En el apartado político, encuadradas en la rebelión municipalista que se abre paso[1] (http://blogs.publico.es/no-hay-derecho/2015/03/18/la-rebelion-muncipalista-se-abre-paso/) en todo el estado, avanzan las Mareas[2] (http://blogs.publico.es/el-cuarto-poder-en-red/2014/10/01/la-marea-atlantica-llega-a-la-costa/) como reproducción endógena no-mimética de los demás procesos y ensayos de Unidad Popular, como son Barcelona en Comú de la activista Ada Colau o Ahora Madrid.

A riesgo de ser percibidos ininteligibles y algo caóticos entre parte del electorado han generado altas expectativas de cara al 24 de Mayo. Los une el deseo de recuperar unas instituciones secuestradas por clanes mafiosos, encorsetadas en el ciclo endiablado de la deuda y un techo de gasto que no permite desarrollar políticas activas de rescate ciudadano desde lo local. También la necesidad de articular un espacio político de ruptura con el sistema cleptocrático y desocializador.

Llegan para aglutinar distintas sensibilidades políticas en torno a un proyecto democratizador que habrá que reactivar con los ojos puestos en criterios de gobernanza para el siglo XXI: desarrollo sostenible, urbanismo racional, descentralización, bien común, transparencia y participación, etc. Especialmente dos: Marea Atlántica en A Coruña y Compostela Aberta en Santiago. Aunque emergen en hasta 60 municipios. Fórmulas de participación desde abajo, apoyadas por Podemos, Anova, Esquerda Unida, Equo y organizaciones más pequeñas, aspiran a unir a la izquierda gallega dotándola de un nuevo impulso que sepa ir más allá de Alternativa Galega de Esquerda y de los rescoldos de carácter implosivo de un BNG que apostó por permanecer al margen, aún siendo una fuerza importante en la comunidad. Parece que no ha sabido leer el momentum, marcado por la emergencia social y por ende nacional, actuando como un transatlántico al que le cuesta virar para acompasar y mantener la ilusión que otrora generó. Su fuerte y disciplinada organización, extendida por todo el territorio durante más de 30 años, le permitirá resistir aunque previsiblemente con dificultades en las capitales, a excepción de Pontevedra.

Es paradójico que algunos de sus cuadros más formados tengan ahora un papel destacado en el experimento, empezando por Martiño Noriega, co-portavoz de Anova junto al histórico Xosé Manuel Beiras, alcalde de Teo y firme candidato a liderar el consistorio compostelano tras una situación esperpéntica con tres alcaldes en una legislatura y diez de trece concejales del PP imputados. Como regidor del pequeño municipio de Teo, limítrofe al de Santiago, atesora experiencia de gestión ya que implementó políticas participativas, des-privatizadoras y se mantuvo explícita y activamente ajeno a la corrupción (https://www.youtube.com/watch?v=agO2lzWyKNg) que inundó los gobiernos locales, concellos y diputaciones.

La aldea gala sirvió de reserva cultural durante estos años en donde el sector fue dejado de lado por parte de unas autoridades más ocupadas en tapar sus vergüenzas que en servir al pueblo. El escenario santiagués resulta propicio para exponer y aplicar su alternativa de cambio al haber vivido la ciudad estos últimos años bajo excepcionalidad institucional, mordaza cultural y agotamiento del proyecto estratégico de la neo-derecha post-fraguiana, alternancia tardía después de décadas de dominio socialista. Hoy el proyecto del PSdeG en la capital no cuenta tampoco con un liderazgo capaz de generar grandes adhesiones y simpatías como las que gozó en otros tiempos, especialmente de la mano del histórico Xerardo Estévez.

La candidatura de Martiño Noriega, más allá de la experiencia, la juventud y la transversalidad de este médico de familia, goza de un cierto halo epopéyico, pues fue en Cacheiras (Teo) en donde los falangistas asesinaron al último alcalde galleguista y republicano compostelano, Ánxel Casal, en el infausto agosto del 36[3]. Y es hoy, en 2015, como en 1931, en donde otras elecciones municipales podrían tener marcado carácter epocal si triunfan en suficientes municipios de todo el estado las alternativas de unidad popular y anti-troika, anticipando unas elecciones generales que bien podrían ser de aire pre-constituyente si el bipartidismo fracasa.

La candidatura coruñesa, con distinta formulación desde su génesis, será liderada por un profesor de Derecho, Xulio Ferreiro, que ha renunciado a su puesto de magistrado suplente en la Audiencia Provincial de Lugo para ayudar a dar portazo a varias décadas de dominio local por una misma oligarquía representada en el pacovazquismo[4] y el Partido Popular en la última legislatura. Código ético estricto, lucha contra la corrupción, política social y descentralización del poder local como ejes principales de un discurso compartido que resitúe a las instituciones en parámetros de servicio y base popular.

Así, pues, Galicia, vive también momentos de efervescencia y tiene argumentos de sobra para no quedar al margen de los tiempos a los que nos empuja la historia. Muchas veces los medios desde Madrid no reflejan lo que ocurre en el laboratorio gallego, que ya fue pionero en las autonómicas de 2012 al poner sobre la mesa la necesidad de acuerdos amplios entre diferentes para combatir desde las instituciones la trampa austeritarista, dando voz a los movimientos sociales y a una sociedad civil deshauciada y despojada de sus naturales atribuciones como contrapeso a los excesos de un poder hoy sordo, ciego y más envalentonado que nunca.

 


[1]La rebelión municipalista se abre paso”, Gerardo Pisarello.

[2]La Marea Atlántica llega a la costa”, Virginia Uzal

[3] Agosto do 36, Xosé Fernández Ferreiro. Novela que recrea, con especial crudeza, la tormenta de sangre de la Guerra civil española en Galicia en una aldea de Ourense.

[4] Hace referencia a la larga singladura como regidor del político del PSOE Francisco Vázquez, ex embajador ante la Santa sede (http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_V%C3%A1zquez_V%C3%A1zquez

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