El lenguaje vulgar de la Secretaria de Estado de Igualdad

Ángela Rodríguez, secretaria de Estado. / RR SS.
Ángela Rodríguez, secretaria de Estado. / RR SS.

Genera un extendido agrado en nuestra sociedad. Recordemos sus opiniones, expresadas públicamente y como miembro del Gobierno de España.

El lenguaje vulgar de la Secretaria de Estado de Igualdad

Pensaba escribir esta semana sobre otra tribu lingüística, los periodistas deportivos, cuyo lenguaje da mucho juego; pero lo dejo para otro día, porque no me resisto a expresar mi repulsa al lenguaje sórdido y chabacano utilizado públicamente en su condición de parte del Gobierno de España, por Ángela Rodríguez, conocida como Pam, Secretaria de Estado del Gustirrinín (auto definición).

Decían que los de mi generación y aledañas, estábamos obsesionados con el sexo, siempre oculto en el cuarto oscuro. Hoy sigue existiendo la misma obsesión, pese a las facilidades existentes, con la única diferencia de que hoy se trata en cualquier ámbito de forma cruda y desvergonzada, cuando es algo consustancial al ser humano, parte de su intimidad y ajeno al exhibicionismo.

La desvergüenza de la señora Rodríguez es impropia de de una persona educada y madura.

Las mujeres que la rodean en el Gobierno, miran para otro lado, se escudan en la libertad expresión, o se regodean y comparten su feminismo soez y grosero. Debería avergonzarlas a ellas y, obviamente, a los varones, incluido el Presidente del Gobierno.

Veamos algunas de sus procacidades.

Llegó al Gobierno precedida de fama de lenguaraz, que debió constituir un mérito para que Irene Montero la señalara con el dedo: definió en un whatsApp como “puta coja” a su rival vencedora en las elecciones de 2015 para la Secretaría General de Podemos Galicia

Colgó un tweet en el que sonreía complacidamente ante una de las pancartas de la manifestación de Podemos el Día Internacional de la Mujer, que decía, mientras lo cantaban:  “Qué pena me da, qué pena me da, que la madre de Abascal no pudiera abortar.”

La jalean en las redes sociales por su osadía ocurrente; este era el texto de un tweet colgado por ella: “Aquí estamos las transfeministas. Bolleras con pene, bolleras con vagina, hay muchas más bolleras de las que te imaginas. Feliz Orgullo, amigues”.

El tiempo pasa y nos olvidamos pronto de lo que dice, pero ahí queda su despreciable y estúpida sonrisa mientras banalizaba durante su perorata en una tertulia con colegas, la excarcelación de violadores y pederastas.

 En el Ministerio de Igualdad, recordemos que es Secretaria de Estado de la cosa, gastan todos los años muchos millones de euros en publicidad sobre cuestiones que no se resuelven con eslóganes, sino con EDUCACIÓN. Como ejemplo, el reciente video instructivo, explícito, sobre sobre las relaciones sexuales durante la regla, o el “gustirinin” de la autocomplacencia de las personas de la tercera edad, el placer de las personas con discapacidad y otras escenas sexuales manifiestas.

A mí no me interesan sus gustos sobre el vestir, una vez más, proclamados en twitter: Quiero ponerme vestidos transparentes de purpurina, sentirme deseada y que esto sea un acto radical de feminismo..

Tampoco me interesan las conversaciones con sus amigas en las que, según dice, habla de “tipos de bragas, píldoras, dietas fallidas, sexo, guarradas y amor”; ni su declaración de bisexualidad -ahora, tiene novia.

Considera “escandaloso ese 75 % de niñas y chicas jóvenes de nuestro país que prefieren la penetración a la autoestimulación”. Pueden oírlo de su boca en YouTube.

Y una última afirmación, ofensiva para la clase médica: “La obstetricia es también masculina, machista y violenta” y la regla es, “efectivamente patriarcado.”

Cito, una vez más, a Karl Kraus:

“Donde quiera que veas que la corrupción del lenguaje produce agrado, ten la seguridad de que allí también las costumbres se han apartado de la rectitud”.

Es un hecho que este lenguaje basto de Pam  produce un extendido agrado en la sociedad española actual.@Mundiario

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