¿Confiamos o nos distanciamos de los líderes?

Una imagen relativa al liderazgo. / Pixabay
Una imagen relativa al liderazgo. / Pixabay
En la medida que el índice de confianza en los líderes no está situado precisamente en los niveles más altos, sería menester llamar la atención sobre la necesidad de reforzar la colaboración.
¿Confiamos o nos distanciamos de los líderes?

Los líderes aparecen en épocas y en contextos de crisis. De ellos esperamos que aporten soluciones o que nos sugieran respuestas convincentes y definitivas. Pero, para ser líder hay que ser capaz de conciliar las acciones colectivas que permitan recoger tanto los intereses individuales como las necesidades de una gran mayoría. Por tanto, en los líderes depositamos una gran confianza y le atribuimos, en algunos casos, un puesto de guía.

Con los líderes ejercemos los que se pudiera denominar un romance; en la medida que creemos, a pies juntillas y a ciegas, casi todo lo que nos dicen,  transmiten o plantean. Los problemas surgen cuando descubrimos que ni tienen ese carisma necesario, ni sus decisiones nos protegen. Es, entonces, cuando se produce un descontento respecto de ellos. Aunque la peor de las situaciones es cuando nos damos cuenta que el propio carisma del líder nos lleva a negar la realidad o a dejar de estar preparados ante los nuevos escenarios o planes de futuro.

Existen numerosos estudios en torno al rol y al papel que desempeñan los líderes. De forma sucinta y esquemática, podemos plantear varios elementos de análisis de cara a construir nuestra matriz de distanciamiento con los líderes. A saber: la falta de consistencia del discurso ante la realidad; cuando no nos garantizan la seguridad o las propias expectativas; cuando los propios líderes no están ni motivados para lo que pueda venir o cuando no nos previenen de situaciones críticas; cuando los líderes eluden e ignoran las advertencias y señales que les enviamos; cuando ante situaciones de gran complejidad no reclaman ni requieren nuestra colaboración; o cuando los líderes miran hacia otro lugar y no buscan nuestra confianza.

En medio de la actual coyuntura, en la que predomina la incertidumbre y son muy elevadas las dosis de preocupación, los líderes deberían incitarnos a afrontar cambios radicales y a plantear medidas colaborativas, ya sean directas o transversales, a fin de evitar el empeoramiento. Es decir, los líderes deberían estar muy abiertos a los feedback constructivos y a las propias críticas a sus actuaciones. Sería lógico, pues, que plantearan una visión a medio y largo plazo y que generaran un clima de confianza en el que se pudiera compartir ideas, con  modestia y con amplitud de miras.

En la medida que el índice de confianza en los líderes políticos, empresariales, sindicales, universitarios, culturales y deportivos no está situado precisamente en los niveles más altos, sería menester llamar la atención sobre la necesidad de reforzar la colaboración y confianza para poder caminar conjuntamente en eliminar y reducir las brechas tanto económicas, sociales, territoriales y digitales existentes, a la vez que evitar que se rompan la confianza en los líderes. 

Corolario. Haga un simple ejercicio pensando mentalmente como asignar a sus líderes municipales, autonómicos, nacionales, comunitarios o de la comunidad de propietarios donde habita, las siguientes acepciones: lejanía, maldad, falta de convicción y preparación, aislamiento ante problemas comunes, ignorancia de lo próximo, capacidad de gestión,… Quizás haya encontrado el porqué de su apoyo o distanciamiento de su líder. @mundiario

   

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