¿Es tan relevante para la vida esto de la felicidad?

Niño riendo con un libro sobre las rodillas. / Ben White. / Unsplash
Niño riendo con un libro sobre las rodillas. / Ben White. / Unsplash
¿Es posible conseguir un mundo más feliz a través de la educación? La respuesta, obvia para muchos, esconde otra pregunta más importante aún: ¿cómo conseguir un mundo más feliz a través de la educación? 
¿Es tan relevante para la vida esto de la felicidad?

¿Es posible conseguir un mundo más feliz a través de la educación? La respuesta, obvia para muchos, esconde otra pregunta más importante aún: ¿cómo conseguir un mundo más feliz a través de la educación? Esta es la verdadera y más importante pregunta a la que muchos psicólogos y educadores actuales tratan de responder con mecanismos reales que permitan ser aplicados en las escuelas.

No debe ser tarea fácil teniendo en cuenta que Aristóteles ya se cuestionó sobre la sabiduría práctica, es decir, sobre la capacidad de deliberar bien, de distinguir qué actuaciones llevan a un mayor crecimiento personal y cuáles podrían obstaculizar la felicidad, tanto propia como ajena.

Promover aquellos factores que permiten prosperar tanto a los individuos como a la sociedad es una de las ideas que serán tratadas, entre otras muchas, en el próximo World Happiness Fest que tendremos la suerte de disfrutar en España en 2020.

Estos factores de prosperidad pueden ser aprendidos o, mejor dicho, absorbidos de manera natural por las nuevas generaciones que se forman en las escuelas, pero para ello se hace preciso contar con educadores que no funcionen solo bajo el “yugo” de las normas y los beneficios. Es importante contar con profesores que sientan pasión por su desempeño y sepan transmitir estos factores. Por tanto, es una tarea también de las instituciones y organizaciones el ser más sabias y virtuosas. Pilar Aguilera, una de las intervinientes en el mencionado foro, supo ver hace tiempo esta necesidad y la desarrolla en España a través del programa Escuelas Despiertas.

Un programa que bebe de las enseñanzas del maestro zen Thich Nhat Hanh, comúnmente llamado el padre del Mindfulness (la capacidad básica y humana de conexión con el presente) y que pone en valor la importancia de la creación de programas sostenibles y duraderos en las escuelas que promuevan la felicidad y el bienestar emocional de maestros, educadores, estudiantes, padres y otros agentes del sistema escolar.

Pero volvamos al principio porque todo está relacionado o todo sigue un flujo coherente hasta nuestros días. De la sabiduría de Aristóteles podemos hacer un salto temporal inmenso para colarnos en la llamada psicología positiva. Un concepto que surgió a finales de los 90 de la mano de Martin Seligman, su mayor divulgador, centrado en cómo hacer plena la vida de las personas normales y cómo estimular los grandes talentos de nuestros genios – sean niños o adultos -. De pronto, la psicología paso de ser únicamente la ciencia que trataba aquello que no funcionaba en la mente humana, a fijarse también en la construcción de fortalezas, es decir, no solo reparar daños sino también alimentar la felicidad.

Desde entonces, muchos profesionales han querido indagar más en este concepto y crear fórmulas coherentes para aplicarlas en el día a día, tanto de una escuela, como en un ambiente laboral o en las relaciones personales. 

Algunos se preguntarán si esto de la felicidad, la psicología positiva, el mindfulness… en definitiva, todo tiene algo de inteligencia emocional (¿quién no leyó a Daniel Goleman?) es tan relevante. La ciencia ya ha demostrado que las personas con mayor satisfacción de vida gozan de mejor salud física, mayor logro profesional, mejores relaciones sociales y mayores contribuciones económicas para su sociedad. Quizá sí sea los suficientemente trascendente. @opinionadas

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