Roberto Clemente: el adiós al ídolo de gran corazón

Roberto Clemente
Roberto Clemente. / RRSS

El inmenso Mar Caribe será la tumba de la gloría más grande que ha dado la “Isla del Encanto”, nadie podrá olvidar las hazañas de este mítico número 21. 

Roberto Clemente: el adiós al ídolo de gran corazón

Cuando toda Borinquen esperaba con ansias la llegada del año nuevo de 1973, Roberto Clemente Walker “El Momen”, con tan sólo 38 años de edad planificaba un viaje con destino a Managua, capital de Nicaragua, para socorrer a las víctimas del terremoto que sacudió al país centroamericano y que el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal denominó “Oráculo sobre Managua”.

Eran exactamente las 9:00 de la noche cuando la aeronave DC-7 tomaría vuelo sobre el Mar Caribe para llegar a Nicaragua, con un cargamento de siete toneladas de alimentos para los damnificados de la tragedia nicaragüense.

La embarcación perteneciente a la de la empresa Propela, no era la indicada para realizar la travesía, pues su propietario Arturo Rivera tenía una amonestación por realizar 66 vuelos ilícitos y el ingeniero aeronáutico, Francisco Matías, no reunía los requisitos para volar la unidad aérea.

El vuelo ya se había suspendido el 30 de diciembre por fallas mecánicas del automóvil de Clemente y no llegar a la cita, la nueva hora pautada para el viaje fue las 5 pm del 31 de diciembre.

Manny Sanguillén receptor de los Piratas y amigo de Clemente acompañaría al toletero en su empresa de socorrer a las víctimas de Managua, pero desperfectos mecánicos en su automóvil evitaron que partiera junto al “Momen” hasta Centroamérica.

Hasta el último momento previno al mítico número 21 para que no tomara rumbo hacia la capital nica, sin saber jamás el desenlace del viaje en donde perdería la vida Roberto Clemente y cuatro viajeros más.

Al despegar la aeronave cayó al mar exactamente a las 9 y 20 minutos sin dejar rastros de supervivencia, sólo una media del astro puertorriqueño y piezas de la aeronave fueron encontradas por las autoridades de la isla.

Por amor a los nicas

Clemente sentía algo especial por Nicaragua era el calor de su gente el trato recibido en sus años de jugador que hicieron tomar cariño por este pueblo latinoamericano, desde que defendió los colores del Senadores de San Juan en la Serie Interamericana realizada en tierras nicas en 1964.

Al enterarse de lo sucedido y pensar en el sufrimiento de los nicaragüenses no dudó nunca en retribuirle ese amor. A sus oídos llegaron rumores que el ejercito somocista tomaba los recursos enviado a las víctimas, es por eso que decidió llevar los insumos en persona para constatar los chismes que habían llegado a la isla.

Bob como era conocido Roberto Clemente en los Estados Unidos era un luchador incansable por los derechos humanos la igualdad y la justicia social, siendo un activista por la lucha anti racista en Norteamérica para defender a los peloteros latinos y de color.

Sin importarle gastar la elevada suma de 4 mil dólares para cancelar el vuelo, ni la fecha elegida un 30 de diciembre de 1972, aunque el vuelo saldría al día siguiente en horas de la noche.

Todo estaba escrito

Ni el mejor escritor del mundo le hubiera dado un final tan trágico para el mejor pelotero que ha dado Puerto Rico en los últimos 50 años, sinónimo de constancia, todo un héroe para las generaciones futuras.

Todos presagiaban el funesto desenlace del viaje de Clemente, su hijo mayor Robertico le advirtió: “No viajes Papi, ese avión no llegará”, y el jovencito no falló en su profecía y horas más tarde su padre fallecería tragado por las aguas del Caribe que lo vio nacer en su natal Carolina un 18 de agosto de 1934.

Hasta su esposa Vera veía en las pupilas de Roberto la sombra de la muerte y desolada despedía al DC-7 que sería la tumba de su marido.

Ningún pelotero que vista el uniforme bucanero podrá lucir el dígito 21, pues pertenece al inmortal Clemente, recibir la medalla póstuma al ciudadano de manos del expresidente Richard Nixon en el año 73.

La Isla del Encanto honra la memoria del mítico jugador al bautizar el coliseo de la ciudad de San Juan capital de Puerto Rico con su nombre “Coliseo Roberto Clemente”.

Tres meses antes besó la gloria

El día 30 de septiembre Clemente escribía con tinta de oro su carrera peloteril, al conectar un doble ante los lanzamientos de John Matlack para coleccionar el inatrapable 3 mil y ser el segundo latino con más hits detrás del panameño Rod Carew en la lista de todos los tiempos.

El “Momen” no pudo tener mejor carrera en la Gran Carpa dejando números que cualquier mortal envidiaría 18 años mágicos con los Piratas, dos veces elegido más valioso de las Series Mundiales del 60 y el 71 con astronómicos averages de 310 y 360 respectivamente.

Cuatro veces campeón de bateo en La Nacional (61-64-65-67); en una temporada retiró a 22 corredores para implantar una marca de asistencias en el año 58, demostrando ser el mejor jardinero central de mediados del siglo XX.

Doce veces “Guante de Oro” testifican su genialidad en la defensiva cubriendo el jardín central del “Three Rivers Stadium” haciendo delirar a la fanaticada de la ciudad de Pittsburg.

Luchó con la discriminación racial por ser latino y tener la piel color ébano; pero nunca se rindió antes las falencias del pensamiento humano y con bate en mano demostró que fue el pelotero más completo de las décadas del 50 y 60 siempre defendiendo los colores bucaneros.

De por vida en 18 campañas coleccionó 1.305 carreras impulsadas, 3 mil hits y 240 cuadrangulares para estar entre los mejores latinos del béisbol rentado estadounidense.

Enero negro

Fue un amanecer raro, los cohetes no sonaron, la pólvora estuvo mojada por las miles de lagrimas derramadas por los entristecido boricuas incrédulos con la noticias del fallecimiento de su ídolo, nadie esperaba amanecer de luto pues la muerte de Clemente prácticamente enlutaba a todo Puerto Rico.

El fatal accidente ocurrido a las 9 y 20 minutos del 31 de diciembre del año 1972, no dejo rastro alguno, se lo trago el mar para que siempre fuera venerado por los amantes del deporte de las bolas y strikes.

Hasta la ciudad de Pittsburg le guardó luto a su héroe, la ciudad de los tres ríos lloró por partida doble gracias a la muerte de Clemente y la derrota de los Steelers que cayeron ante los Dolphins por el título del Super Tazón.

La negligencia fue la principal protagonista de este macabro suceso, aunque muchos piensan que Dios se lo llevó al paraíso para enseñar la buena pelota a todos los ángeles, junto a otras luminarias como Sandy Koufax, Joe Di Maggio, Babe Ruth, Ted Williams, Mickey Mantle, Lou Gehrig, Bob Feller, Roy Campanella, Alejandro “Patón” Carrasquel y el mexicano Beto Ávila para completar una novena de lujo en un line up celestial donde el todopoderoso es el manager del equipo.

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