TOKIO 2020

¿Quiénes son los enemigos invisibles de los atletas olímpicos en Tokio 2020?

Los atletas se enfrentan a enemigos invisibles en Tokio 2020. / Composición Mundiario
Los atletas se enfrentan a enemigos invisibles en Tokio 2020. / Composición Mundiario
Los deportistas presentes en tierras niponas han tenido que sortear obstáculos como la temperatura, la covid-19 e incluso la presión o el estrés.
¿Quiénes son los enemigos invisibles de los atletas olímpicos en Tokio 2020?

Rivales invisibles. Es común escuchar a personas reunidas en algún bar, plaza o tal vez en un espacio laboral y que el tema de conversación sea el deporte, ya sea el fútbol, el tenis, el baloncesto o en este caso de los Juegos Olímpicos, el evento deportivo más importante que se está disputando este año. También es común la decepción si tal o cual no gana una medalla, o quizás seguro si ese deportista no llega a la final, es decir,  nunca falta la crítica hacia algún atleta. 

Pero ¿alguien se ha detenido a evaluar el contexto en el que se han desarrollado estas Olimpiadas? Muchos atletas han tenido que sortear o están sorteando a rivales invisibles como las altas temperaturas, el coronavirus y no menos importante, también sufren de estrés y presión, lo que deriva en deterioro de la salud mental de un deportista. Todos estos factores pueden influir e influyen en el resultado de la competición. 

Analicemos por parte a los enemigos invisibles que están enfrentando los atletas durante su participación en estos Juegos de Tokio 2020 y como los han afectado directa o indirectamente. 

El coronavirus

Es más que conocido que días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el gobierno japonés emitió un cuarto estado de alarma por el alto número de personas contagiadas por coronavirus. El aplazamiento de la justa olímpica y hasta su posible suspensión definitiva fue contemplada por el Comité Olímpico Internacional así como el ejecutivo nipón y el Comité Organizador del evento, sin embargo la idea era seguir adelante con el certamen y se logró. 

Para minimizar los riesgos de contagio, se impusieron unas restricciones un tanto radicales: principalmente se decidió no permitir el acceso al público en los recintos deportivos, se limitó la cantidad de integrantes en cada delegación, así como también se dispuso de horarios especiales para los entrenamientos, para el traslado y la alimentación de cada delegación, amén de cada protocolo dentro y fuera de las instalaciones deportivas y la Villa Olímpica. 

La gran pregunta: ¿Sirvieron estas restricciones? ¿Se evitaron los contagios? La respuesta inmediata es no, porque antes de la jornada inaugural ya se habían registrado más de 70 contagios entre atletas y miembros de algunas delegaciones. Por otro lado, algunos deportistas resultaron positivo a escasos días u horas de sus competiciones y quedaron fuera de competencia. En el caso de España, el contagio más emblemático hasta el momento ha sido el de Jon Rahm, quien no pudo participar en la prueba de golf, cuando estaba llamado a ser el principal candidato al oro olímpico en esa disciplina. 

Este martes me llamó poderosamente la atención las declaraciones de la atleta Candy Jacobs, oriunda de Países Bajos y quien iba a participar en los Juegos Olímpicos en el debut del skate en esta cita olímpica. La skater, quien resultó positivo por covid-19 y no pudo realizar su prueba, fue trasladada a un hotel para cumplir con la respectiva cuarentena, lleva ocho días en aislamiento y aseguró que el confinamiento es "inhumano", ya que está en una habitación con una ventana completamente cerrada y no hay entrada de aire fresco. 

"No tener aire exterior es tan inhumano. Es mentalmente muy agotador... definitivamente más de lo que muchos pueden manejar", expresó la neerlandesa de 31 años. Después de su insistencia ante los funcionarios que se encuentran en el hotel, se le permitió tomar aire, pero bajo vigilancia y con el tiempo cronometrado de solo 15 minutos. "Tener esa primera bocanada de aire exterior fue el mejor y el más triste momento de mi vida", recalcó Jacobs. 

Candy Jacobs, sakater neerlandesa quedó fuera de los JJ.OO. por covid. / Twitter

Candy Jacobs, sakater neerlandesa, quedó fuera de los JJ. OO. por covid. / Twitter

¿Es justo para un atleta pasar por esta situación? Particularmente creo que no, es cierto, es una situación nueva, la pandemia alteró todo, muchos protocolos y restricciones se implementaron sin ningún tipo de antecedente previo, pero no hay que olvidar que los deportistas que están allí compitiendo son seres humanos y muchos de ellos pasaron años, meses, días y horas entrenando; también tuvieron que parar sus actividades por el coronavirus y no poder competir, sin duda, debe ser frustrante. Lamentablemente este rival no ha sido fácil de vencer.

La temperatura 

Ciertamente estos Juegos Olímpicos se les denomina Juegos de verano, porque evidentemente se disputan durante esta estación del año, ya que en los países ubicados en el hemisferio norte o por encima de la línea ecuatorial las temperaturas oscilan entre los 23 grados a 40 y más durante esta época, amén de la sensación térmica y humedad dependiendo de la zona geográfica. 

En Japón, al tratarse de un archipiélago y por su ubicación, las temperaturas durante esta época rondan los 40 grados y hasta un poco más, especialmente en horas del mediodía y parte de la tarde. Justamente se han fijado competiciones en estos horarios y muchos atletas han manifestado que la humedad y las altas temperaturas han afectado su rendimiento, si bien algunos se prepararon para estas condiciones, no siempre el organismo responde a estas temperaturas extremas. 

Pruebas como las de triatlón, piragüismo, ciclismo de ruta, fútbol, hockey y el tenis, se han disputado en horarios entre las 10:00 y las 14:00 horas de Japón, con temperaturas que han llegado a los 40 grados. Precisamente este miércoles, los tenistas elevaron sus quejas ya que muchos sufrieron el impacto del calor. Paula Badosa, tenista española, sufrió un golpe de calor durante su partido, se retiró en el primer set y España no pudo disputar el partido de dobles mixtos. 

Paula Badosa, tenista española, sufrió un golpe de calor. / Twitter @Paulabadosa

Paula Badosa, tenista española, sufrió un golpe de calor. / Twitter @Paulabadosa

Otro ejemplo fue el duelo entre el argentino Diego Schwartzman y el ruso Daniil Medvédev, donde ambos tenistas fueron víctimas del calor. El ruso y número dos del mundo fue contundente ante el juez: "Puedo terminar el partido, pero puedo morir. Si muero, serás el responsable".

El argentino tampoco se calló y expresó: "No sé cuántos grados hará, pero la sensación es de 40. Es una locura que nos manden a jugar a las 12 del mediodía con más de 40 grados de calor. Que tres personas que están bajo aire acondicionado decidan que tenemos que jugar así es una locura. Están sentados en los sillones y después vienen cuando terminan los partidos con lentes de sol. Fue un partido para ver quién aguantaba más y él con sus saques sacó la ventaja. Parecía The Walking Dead". 

La Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés) se pronunció ante esta situación a través de un comunicado: "En interés de la salud y el bienestar de los jugadores, y después de extensas consultas, la ITF ha anunciado un cambio de horario debido al calor y la humedad crecientes en Tokio. Los partidos del torneo olímpico empezarán a las 15.00 desde el jueves 29 de julio".

Sin duda, una decisión que se aplaude y se agradece, pero que obliga a reprogramar algunas otras competiciones pautadas en estos mismos horarios y que puedan afectar el rendimiento de los atletas. Lo evidente: no es necesario (ni justo) someter a los deportistas ante estas temperaturas extremas. 

La presión y el estrés

No es fácil para ningún deportista llevar la etiqueta de número 1 del mundo, o el cartel de favorito para ganar la medalla de oro. Es una gran presión para los atletas cargar sobre sus hombros las esperanzas y el deseo de un país, de los fanáticos y de los medios por verlos levantar un trofeo o llegar al podio y colgarse una medalla.

Mucha gente quizás desconoce que los atletas también tienen que luchar con sus propios demonios, con el miedo, el pensamiento, esas voces internas que pueden sabotear ese momento único y especial, ese rival invisible llamado presión, estrés, temor, ansiedad, pánico, entre otros. 

Desde 1996, muchas delegaciones han incluido psicólogos dentro de sus filas, con el propósito de ayudar a los deportistas a combatir esos problemas, a luchar contra esa presión de saltar a la cancha, de subirse al cuadrilátero, a un tatami, de estar en el trampolín al borde del salto, de estar en la línea de salida previa a una carrera y pare de contar. 

Estas líneas dedicadas a este último enemigo silencioso, me llegaron después de leer el testimonio de Simone Biles, gimnasta estadounidense quien llegó a esta cita con el cartel de favorita para conquistar la medalla de oro en las distintas modalidades de la gimnasia en las que ella participa, además de ser la figura y líder del equipo de gimnastas de Estados Unidos. 

Simone Biles, gimnasta estadounidense, se retiro en la final de la prueba. / Twitter

Simone Biles, gimnasta estadounidense, se retiro en la final de la prueba. / Twitter

Su palmarés de 4 medallas de oro y una de bronce en Río de Janeiro 2016, la convirtieron inmediatamente en la firme candidata para arrasar con las preseas doradas en las pruebas de gimnasia en la actual justa olímpica, pero sorpresivamente y ante la incredulidad de muchos, Biles se retiro de la final por equipos y de la final individual. 

Biles declaró que: "Después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo", esto en alusión a una de sus ejecuciones en las que se le vio algo errática. 

Asimismo recalcó que: "Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos.Ya no confío tanto en mí misma. Tal vez sea por hacerme mayor. Hubo un par de días en los que todo el mundo te tuiteaba y sentías el peso del mundo. No somos sólo atletas. Somos personas al fin y al cabo y a veces hay que dar un paso atrás".

Justamente estas palabras de Biles deben llevarnos a la reflexión: ellos no solo son atletas, también son seres humanos, también sienten miedo, pueden equivocarse, pueden dudar y decidir no competir si es necesario y eso también hay que valorarlo, respetarlo y apelar a la empatía. 

Simone Biles ha recibido apoyo de diversos atletas y de personalidades que han pasado por situaciones similares, además del apoyo familiar a través de las redes sociales, incluso ella le dedicó unas palabras antes de abandonar la competencia del martes: "No fue un día fácil ni mi mejor día, pero lo superé. Realmente siento que tengo el peso del mundo sobre mis hombros a veces. Sé que me lo quito de encima y hago que parezca que la presión no me afecta, pero ¡maldita sea, a veces es difícil, jajaja! ¡Los Juegos Olímpicos no son una broma! Pero estoy feliz de que mi familia haya podido estar conmigo virtualmente ¡Ellos significan el mundo para mí!".

Antes de juzgar, criticar, cuestionar y hasta destrozar a un deportista o selección deportiva con opiniones tras un mal resultado o una derrota, es mejor detenernos y evaluar el contexto general, las condiciones, los procesos y situaciones previas que vivió un atleta antes de llegar a esa competición y seguramente habrá más lugar para la empatía, el entendimiento, la comprensión y hasta compasión. Los deportistas también son seres humanos y luchan contra enemigos invisibles. @mundiario

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