Un fallo de Messi con Argentina provoca que el Real Madrid consiga su ansiado triplete

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El madridismo celebrando en Cibeles. / RRSS

El madridismo lo mismo celebra éxitos propios como fracasos ajenos, consciente de que esa es la única forma de conseguir lo más parecido a un 'triplete'.

Un fallo de Messi con Argentina provoca que el Real Madrid consiga su ansiado triplete

Por fin por primera vez en su gloriosa historia,  el Real Madrid – el tan pomposamente denominado “mejor club del siglo XX y me quedo corto” – ha conseguido su ansiado triplete, logro que solo había alcanzado el FC Barcelona en el fútbol español, aunque fuese a base de villaratos, uefaratos, unicefatos y calendariatos.

Además el club merengue lo ha logrado sumando única y exclusivamente éxitos internacionales, dejando las migajas de las competiciones domésticas – Liga y Copa – para sus rivales independentistas catalanes, a los que seguro que les habrá salido un sarpullido celebrando solamente títulos “españoles”. Sí, es el triste doblete, bautizado así por Pedrerol, uno de los encargados de suministrar alfalfa al rebaño pastoreado por Florentino Pérez.

El primer paso fue una brillante Champions ganada tras derrotar a los buques-insignia del fútbol europeo, como el Malmöe, la Roma, el Getafelfsburgo y el Espanyolter City, todos ellos apuntillados en la corrala del Bernabéu, para plantarse en la final y robársela al Atlético de Madrid, quien cumplió a la perfección su papel como tonto útil del madridismo, en el ya conocido como el atraco de Milán.

Y cuando parecía que iban a cerrar la temporada solo con este título – equiparable a los botijos levantados en la prehistoria del fútbol ante el Stade de Reims o al Eintrach, o a los sumados gracias a la complicidad arbitral, como la sétima con el gol en fuera de juego de Mijatovic o la décima con falta de Bale en el gol de Ramos – el madridismo se encontró con otros dos galardones, que llegaron a través de la Eurocopa y la Copa América.

Primero fue la espectacular fase de grupos que firmó la selección portuguesa en Francia. Cristiano Ronaldo – madridista de cuna, un jugador que por error nació en Madeira cuando su madre tenía que haberlo parido en la famosa esquina del Bernabéu – se echó al equipo sobre sus hombros y arrasó a las poderosas Islandia, Austria y Hungría para  llevar a Portugal a la gloria de los octavos de final. Por el camino también tuvo tiempo para colocar a la prensa en su sitio (a la prensa indeseable y crítica, por supuesto, no a la caverna), actuando como justiciero lanzando a un lago el micrófono de un periodista ante el aplauso de su coro de palmeros.

Y con el triplete ya a tiro, llegó el momento para el éxtasis del madridismo. Ni Champions ni Cristiano Ronaldo ni Cibeles… Para un auténtico vikingo no hay nada más grande ni más celebrado que un fallo de Messi sobre el terreno de juego o una fotografía en un juzgado del enano-hormonado-defraudador. Y así, una Copa América que no había existido para los medios de comunicación apesebrados que ignoraron una tras otra las exhibiciones de Leo, se convirtió en la quintaesencia del planeta fútbol para esos mismos botarates por el simple hecho de que Messi erró un lanzamiento de penalti y Argentina se quedó sin título.

Con todo ello, el triplete ya estaba en la buchaca, y el madridismo lo lograba tras sumar los títulos más importantes de la temporada, a excepción de la Super Bowl, la Milán-San Remo y el descenso del río Sella. Ahora se rumorea que han visto al Visir de Chamartín en Bricoking encargando nuevas estanterías donde colocar los galardones que le entregarán en las próximas fechas a la institución merengue Tebas, Villar, Infantino y hasta el mismísimo Ban Ki-moon. No puedo más que acabar este post escribiendo con dedos temblorosos por la emoción… ¡Hala Madrid, coño! @Bajarlaalpasto

>Este artículo también está publicado en el blog www.bajarlaalpasto.com

 

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