Interrogantes desde Ucrania y desde China

Xi Jinping. / Gobierno de China.
Xi Jinping./ Gobierno de China.
China espera y desea un orden mundial que englobe a todas las naciones y todos los pueblos, sin bloques militares, que supere la pretensión occidental de monopolizar ese liderazgo.
Interrogantes desde Ucrania y desde China

Considerábamos el siglo XX como el de los grandes enfrentamientos bélicos y nos encontramos, en el siglo XXI, con un enfrentamiento potencialmente planetario sin haber superado aún las guerras de Irak, Siria, Palestina, Afganistán, Yemen... y el rosario de guerras en África que siguen devastando más de una docena de países, trágica herencia del siglo XX y a las que veíamos desde Occidente como algo lejano, a pesar de ser corresponsables y protagonistas de ellas.           

La agresión rusa a Ucrania nos hiere en el corazón mismo de Occidente y en el corazón de Europa. Distorsiona nuestro bienestar, nuestra economía, nuestro liderazgo global, nuestros “valores”, rompe nuestra ilusión de una paz kantiana en Europa, tras la II Guerra Mundial.

¿Por qué nos ocurre esto de repente?  Más allá de las crónicas de guerra, tan sangrantes, y de las reacciones de nuestras instituciones y nuestros medios, ¿no tenemos todos la responsabilidad ética y política de hacernos preguntas y buscar respuestas? Lo vamos a intentar.

Una agresión ilegal, injustificada

Todas las condenas del país invasor son insuficientes, mientras no seamos capaces de parar esta agresión brutal y despiadada, que viene de un gigante con pies de barro y brazos nucleares, con un PIB ligeramente superior al de España y la 10ª parte que el de China, y que es tan temible por ser la 1ª potencia nuclear del mundo; que cuenta con  una reserva para esta guerra de 575.000 millones de euros y recibe cada día, sólo del gas y el petróleo, 570 millones; que es  una autocracia dictatorial, regida por un soñador imperial, apoyado por un grupo de oligarcas poderosos; que pretende recuperar el Imperio zarista o el soviético, del que procede, y que nos retrotrae al final de la guerra fría y de la liquidación de la URSS como gran potencia. 

Ese final ¿no fue injustificadamente brusco y traumático? Desde Occidente lo celebramos como un triunfo de nuestro anticomunismo,  distintivo de la revolución conservadora de Reagan y Thacher, que alumbraron el neoliberalismo y un mundo unipolar liderado durante decenios  por Estados Unidos y secundado por Europa y su brazo armado, la OTAN. 

Rusia quedó relegada, por los gigantescos errores y crímenes de la URSS, a potencia media, herida por sus debilidades y por la política de sus gobiernos y marginada de la comunidad internacional, ¿quizá también por una excesiva autocomplacencia de Occidente y nuestro complejo de superioridad? ¿Cómo hemos gestionado nuestro liderazgo global frente a los pueblos liberados de la URSS? ¿Hemos dejado irresponsablemente que crezca un monstruo que ahora agrede a la humanidad?  ¿Nos hemos parado, durante estos decenios, a analizar las causas y consecuencias que esa caída traería? ¿Nos complacimos demasiado en nuestra “victoria”, sin atisbo de solidaridad con nuestros paisanos europeos y vecinos asiáticos, dejándoles a su suerte y al arbitrio de sus depredadores, oligarcas y dictadores? ¿No fuimos ingenuos, en 1994, al exigir a Ucrania, entonces tercera potencia nuclear, su desnuclearización militar sin contrapartidas? ¿Permitimos irresponsablemente que la OTAN se expandiese al este, una vez concluida la guerra fría?

¿Ausencia de liderazgo global?

¿No se ha centrado el liderazgo, ejercido monopolísticamente por Occidente, en el domino del mundo más que en su gobernanza? ¿No nos hemos volcado, desde Europa, más en nuestra Unión y nuestro estado de bienestar que en los problemas globales irresueltos y desde Estados Unidos en su dominio indiscutido, sin visión global de futuro, más allá de los intereses comerciales y la seguridad de nuestras inversiones? ¿No hemos pretendido solucionar los conflictos con guerras y con sanciones más que con diálogo y negociación? ¿No estamos sufriendo ahora las consecuencias de nuestras irresponsabilidades?

Frente a esta invasión brutal, ilegal, sin respeto ni a los más mínimos principios éticos y humanitarios, que agrede a la humanidad y a un planeta tan debilitado por el cambio climático; frente a la agresión que arrasará el país mientras no venza y masacrará a los resistentes si vence, que pone en riesgo de explosión a instalaciones nucleares, que utiliza las criminales bombas racimo ¿quién ejerce un liderazgo global para parar esta barbarie? ¿Naciones Unidas, maniatada por su Consejo de Seguridad? ¡Y menos mal que ha convocado una extraordinaria y urgente Asamblea General, para condenar la agresión y escuchar la opinión de la verdadera comunidad internacional!

Menos mal que la Unión Europea ha recuperado, al menos en parte, su liderazgo ético contra el totalitarismo ruso y sus oligarcas y a favor de la solidaridad con los refugiados que huyen de la agresión. Pero ¿hemos apoyado a tiempo a los resistentes ucranianos? La solidaridad -una palabra silenciada por el neoliberalismo- resurge y ojalá se extienda con millones de óbolos para Médicos sin Fronteras u otros, y acallando las voces que piden bajar impuestos. Pero ¿hay categorías diversas de refugiados? ¿Valdrá también para con los refugiados sirios, palestinos, africanos...? 

Somos conscientes de que el liderazgo global ni está, ni, de momento, se le espera ¿Aprenderemos la lección para el futuro inmediato? Porque hay otro monstruo vivo y poderoso que amenaza a la humanidad y a su planeta: el yihadismo teocrático y totalitario. ¿Aprenderemos la lección?

¿Dónde está la comunidad internacional?

      Nuestra apelación recurrente a la comunidad internacional desde los medios y ámbitos políticos ¿no es un recurso cómodo e inoperante? ¿En esa comunidad internacional a la que reclamamos respuesta, está África, Latinoamérica, India, China, Rusia, el Sudeste Asiático..? Si entendemos por comunidad internacional sólo a Estados Unidos y Unión Europea estamos apelando a una “comunidad internacional” en la que sólo participa el 15% de la población mundial. 

¿No es una ocasión propicia para que la “comunidad internacional global” trabaje eficazmente contra esta agresión y por el desarme nuclear total? ¿Dónde está, o puede estar, el liderazgo global?

Y ¿dónde está China?

China no es un aliado de Rusia, como se repite, sino un socio comercial, con una frontera común de 4.000 km, su mayor socio comercial, igual que lo es de otros 152 países, incluida Ucrania. China depende de las exportaciones rusas en un 15%; la Unión Europea en un 33%; China representa un 15% de la inversión extranjera directa en Rusia; EE.UU. + UE + RU un 40%. Y, sobre todo, los sistemas político y económico de China y Rusia son diferentes, incluso contrapuestos.

Se acusa a China de “ponerse de perfil” frente a la invasión rusa de Ucrania. Pero China mantiene gestiones diplomáticas continuas para el alto el fuego, no a través de ruedas de prensa, sino en la discreción; y también en declaraciones públicas: por ejemplo, el 25 de febrero, en un comunicado del Ministro chino de Exteriores a la Unión Europea, al Reino Unido y al gobierno francés; el presidente Xi ha mantenido varias conferencias con el presidente Putin y con el presidente Zelenski;  el 8 de marzo, una Cumbre virtual  con el presidente Macron y el canciller Scholtz,  en la que solicitaron la mediación de China, como lo había hecho anteriormente el presidente ucraniano, o, reiteradamente, el Alto Representante de la UE.

¿Por qué estas gestiones discretas o públicas apenas se mencionan en los medios españoles? ¿Por qué no se explican las posiciones de China? Como por ejemplo: 

 - China aboga firmemente por respetar y salvaguardar la soberanía y la integridad territorial de todos los países, según la Carta de la ONU, aplicable a la agresión de Ucrania y a la secesión de Crimea y Donbás.

-China defiende el concepto de seguridad común, sin comprometer la seguridad de otros, sin expansión de los grupos militares... La expansión de la OTAN hacia el este cuestiona las legítimas demandas de seguridad de Rusia.

-China se opone a toda hegemonía y poder y a los bloques militares y no apoya las sanciones unilaterales al margen de la ONU.

- China apoya los esfuerzos diplomáticos para una resolución pacífica; y participa, junto a la UE en las conversaciones entre Rusia y Ucrania; la UE pide el papel constructivo de  China junto a la comunidad internacional.

-China suministra ayuda humanitaria a través de la Cruz Roja.

¿Será capaz China, desde su geoestrategia propia, propiciar in diálogo eficaz para frenar esta barbarie? ¿apoyará Occidente este diálogo desde la geoestrategia china?

¿China es imprescindible para parar esta agresión?

Estados Unidos y la Unión Europea vienen reprochando a China que pretenda cambiar el “orden mundial”, y ahora le reclaman posición frente a este “desorden” mundial. ¿Occidente incluye ya a China en su “comunidad internacional”? ¿También como pieza clave de la gobernanza global?

Es evidente que China espera y desea un orden mundial que englobe a todas las naciones y todos los pueblos, sin bloques militares, que supere la pretensión occidental de monopolizar ese liderazgo. Y acepta que ese cambio se haga de forma ordenada, paulatina y consensuada. ¿No es esta agresión brutal una ocasión para trabajar ya en esta dirección? @mundiario

Comentarios