La Unión Europea en bicicleta “pincha” en España

Persona manejando una bicicleta. / Pixabay
Persona manejando bicicleta. / Pixabay

Mientras Europa apuesta claramente por la UE en bicicleta para el 2030, en España nos lo tomamos con demasiada calma a pesar de que como potencia turística atraeríamos más ciclistas.

La Unión Europea en bicicleta “pincha” en España

“Regresar a lo básico”, dicen los anglosajones. En efecto volver al medio de locomoción por antonomasia y que ha evidenciado ser el de mayor futuro como es la bici. La bicicleta es sana, ecológica, barata y aparcas donde casi quieras. En medio de la crisis energética, la clase política debería dar ejemplo y circular con bicis y dejar tanto coche oficial para aparentar lo que nunca serán, con/sin chófer. 

Por supuesto, también debería regular para hacer aún más apto el carril bici, el paseo peatonal para  impedir que los vehículos sigan tomando las calles, sin apenas aceras, con un riesgo para el peatón, además del ambiental y de salud pública. La reconversión urbanística de las ciudades pasa por las bicicletas y no por la masificación de los coches.

Una apuesta decidida por los carriles bicis como medio de transporte y sin necesidad de renunciar al transporte público, descongestionaría radicalmente el tráfico en las ciudades y rebajaría considerablemente los niveles de contaminación (polución, contaminación acústica, lumínica), causantes de provocar la muerte de unas 500.000 personas al año en Europa, de las cuales unas 25.000 corresponden a España. Para la entrega de paquetes en la última milla algunas capitales hace tiempo que emplean también los “microhubs”, bicicletas con portón grande para amontonar los bultos. 

Desde la llegada del primer Seat 600, el sueño de cualquier españolito era hacerse con un utilitario para desplazarse cómodamente por la ciudad. Más de 60 años después, hemos constatado que el planeta no está para tanto coche, ni siquiera los eléctricos aunque el lobby nos intente convencer de lo contrario. En no pocas ocasiones, acudimos al vehículo particular  para realizar un recorrido que bien podría hacerse a pie, en el transporte público o incluso en bici si nos despojáramos de ciertos complejos sociales.

El año pasado, la UE aprobó su Plan Director Paneuropeo para el Fomento de la Bicicleta con el objetivo de que para el 2030 lleguemos a una huella cero de carbono. Entre las medidas más llamativas recogidas en el plan, destaca entre otras la de integrar el uso de la bici dentro de las políticas sanitarias de cada país miembro. Además sobresale la idea de que “se pueda viajar en bicicleta por Europa más fácilmente, mejor y de manera segura.”

LOS NOTABLES BENEFICIOS ECONÓMICOS

De acuerdo a fuentes comunitarias, los beneficios económicos del empleo de la bici arrojaría una cifra de más de 150.000 millones de euros al año (muy por encima del negocio de los cruceros con 100.000 millones),  además de crear  400.000 puestos adicionales  que se sumarían a los  700.000 empleos actuales (frente a los 600.000 de la industria minera y 300.000 en la siderurgia). En esto, Asia nos lleva nuevamente una gran ventaja al liderar el ranking mundial del uso de las bicicletas.

En el concepto de cambio de paradigma de la ecomovilidad abordado desde MUNDIARIO, bien harían los fabricantes de turismos de apostar por la fabricación de bicicletas  para diversificar el negocio como medio de transporte ecológico. Hay que poner en serias dudas que el negocio vigente hasta la fecha, un coche una propiedad, se mantenga inalterable en el futuro, incluso con el coche eléctrico, en especial con el repunte de  la crisis energética, de los  combustibles y sobre todo de la emergencia climática y tan alta dependencia externa de suministros. 

El Plan Director de la Bicicleta de la UE quiere aprovechar el potencial de la bicicleta con algunas recomendaciones sin perder el tiempo que apuntan a:

– Mejorar el marco normativo para la promoción del uso de la bicicleta.

– Crear una infraestructura ciclista de fácil uso.

– Incluir la bicicleta en los procesos de planificación y facilitar la multimodalidad.

– Promover su uso mediante incentivos y gestión de la movilidad.

– Mejorar la salud y la seguridad.

– Mejorar las estadísticas para utilizarlas en un control y una evaluación comparativa eficientes.

– Promover el cicloturismo.

– Utilizar las nuevas tecnologías y la innovación.

– Promover la bicicleta  para un sistema de transporte más resistente.

600 MILLLONES PARA ESPAÑA

La UE ha puesto adicionalmente para España sobre la mesa unos 600 millones de euros de los fondos europeos (Next Generation) para promover el uso de la bicicleta, construir carriles bici y lograr la intermodalidad. Según anunció en marzo pasado la titular del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, a cargo de esos fondos se construirán hasta 500 kilómetros de nuevos carriles bicis, y se invertirán 49 millones de euros para nuevos sistemas públicos de alquiler de bicicletas así como 7 millones de euros para mejorar la intermodalidad con el transporte público. 

Todo hace indicar que la falta de ambición en movilidad ecológica con la “Estrategia Estatal por la Bici” no nos posicionará  entre los países más decididos en la apuesta por este sistema de transporte alternativo.

El ejecutivo español se ha visto obligado además a sumarse igualmente a la iniciativa europea recogida en el Plan Director 2030 para fomentar la campaña “En bici al trabajo” y que “obligaría  a las empresas a desarrollar un plan de movilidad sostenible”, que se supone redundará en beneficio del trabajador. En medio de la alza masiva de la energía y los combustibles, aún resuena el lema del gobierno que decía: “Ir en bici al trabajo no cuesta trabajo”. 

Habrá que ver qué medidas se adoptan por consenso para la clase asalariada, no ya en las grandes empresas del Ibex más “fáciles” de implementar, sino sobre todo en las pymes y micropymes que conforman el gran tejido empresarial de este país.

Que se sepa los sindicatos tan animados en otros frentes reivindicativos, aún no han empezado a abrir la mesa de diálogo por la movilidad en bici de los trabajadores. Primero son las vacaciones y luego ya se verá, aunque la crisis energética se acrecienta cada día que pasa y la factura de la luz y de los combustibles pese a la excepcionalidad ibérica se torna insufrible para los consumidores y usuarios..

El día que reaccionemos y corramos detrás de nuestros vecinos europeos en el uso de la bici, tal vez lleguemos a la conclusión que buena parte de los materiales y componentes no pueden seguir dependiendo del suministro de  Asia, cuyos puertos están atascados desde hace meses por el cierre de los puertos marítimos.  

De momento España debería tomar nota de ciudades como Milán que ya ha anunciado la inversión de 225 millones de euros en la construcción de la mayor red ciclista de Europa con 750 km de carriles bici. Tanta ambición no se le conoce a España en vista a los planes gubernamentales antes citados como si las “bicis fueran algo pasajero sólo para el verano”. 

Mientras Europa apuesta por la unión europea de los carriles bicis, España como potencia turística parece que no se decide tampoco por liderar esta propuesta para seguir atrayendo a los ciclistas turistas que entran por las fronteras. Lo estamos viendo ya con las electrolineras así como ahora con el despliegue de la red de carriles bicis por toda la península ibérica. Eso sí, decretamos rebajar la edad a los 16 años para circular con vehículos eléctricos. A  lo mejor deberíamos incluir en el plan de estudios el carnet ciclista para escolares e infantiles como otros países para familiarizar a la población más joven posible con el código de tráfico y el buen uso de la bicicleta desde edad muy temprana. @mundiario

 

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