El cumplimiento de la ley en España

Congreso de los Diputados. / RR SS
Congreso de los Diputados. / RR SS
En España hay algunos núcleos de poder que se permiten incumplir la ley, pisotearla, conculcarla,... y no pasa nada.
El cumplimiento de la ley en España

En plena discusión sobre el decreto de medidas energéticas, algunas comunidades autónomas manifestaron con dureza su desacuerdo y amenazaron con incumplirlo.

El señor Sánchez apareció en una rueda de prensa, que más parecía un mitin que la comparecencia del Presidente del Gobierno de España, e hizo una afirmación singular: “En España se cumple la ley”.

Y lo dijo con ese aire de falso convencimiento que suele utilizar, que a mí me sonó hipócrita. Sí, hipócrita, porque él sabe mejor que nadie que en España hay algunos núcleos de poder que se permiten incumplir la ley, pisotearla, conculcarla,... y no pasa nada.

Empecemos por el abuso de los decretos ley, estirando como un chicle las “circunstancias de extraordinaria y urgente necesidad”  que los justifican, para incluir cuestiones que nada tienen que ver con el tema principal ... y, al grito de ¡trágala!, someten el revoltijo a la aprobación de sus señorías., en un todo o nada.

Ahí están, desde el años 1983, las normas del Estado reguladoras del uso del catalán en las escuelas y las sentencias dictadas en relación con su incumplimiento, cuando el Tribunal Constitucional admitió que el catalán debería constituir el núcleo del sistema educativo “siempre que ello no determine la exclusión del castellano como lengua docente, de forma que quede garantizado su conocimiento y su uso.”

Unos se lavan las manos diciendo que es la justicia quien tiene que ejecutar sentencia, otros que corresponde a la Administración del Estado. Y no se hace nada.

La renovación del Consejo General del Poder Judicial está bloqueada y sigue acumulando bajas por jubilación; la UE se limita a regañar tímidamente y sin convencimiento, como lo hacen los padres que no concitan el respeto de un hijo. Se sigue incumpliendo la Ley y no pasa nada.

Con la renovación de los miembros del Tribunal Constitucional sucede algo parecido. Y no pasa nada.

Se retrasa el traslado a la legislación española de numerosas directivas de la UE. Tímidos amagos de multas por incumplimiento, pero... no pasa nada. 

Recordemos la declaración de inconstitucionalidad del segundo estado de alarma aprobado durante la pandemia. No sirvió ni siquiera de espejo para que pudieran verse la cara quienes votaron a favor; tal vez sí se la vieron, pero en un espejo deformante de feria, y por eso siguen viéndose estupendos. No pasa nada.

Lo grave es que en estos casos, quien incumple la Ley son instituciones del Estado, cuyos miembros se llenan la boca con expresiones como “imperio de la ley” y “Estado de Derecho”, mientras exigen su cumplimiento a Juan Español en tono conminatorio y frases amenazantes.

Verdaderamente inejemplar, hipócrita, incongruente, ominoso y ..., porque quienes debían ser ejemplares conculcan la LEY.

Grande es la espalda de Juan Español, Juan Don Nadie para ellos, que carga con estas y otras ignominias, cabreado pero sufrido, crítico pero incondicional en su voto y en muchas ocasiones pasota porque “yo no sé de política”.

Todos, los unos, los otros y los de más allá, llegan como regeneradores de la sociedad, de la democracia y de la política, y se tienen por Joaquín Costa redivivo, aunque muchos no sabrán quién fue: un hombre humilde, sencillo, sabio, honrado, que quiso regenerar la España pelelé de finales del siglo XIX, obra de los partidos turnantes, liberales y conservadores. Hoy como ayer. @mundiario

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